La industria del llamado «fracking» estaba tirada en la lona.
- Los productores de crudo de EU se enfrentaban a una situación como mínimo peliaguda.
- La caída del precio del petróleo orquestada por los países de Oriente Medio a través de la OPEP había sido intensa y se estaba prolongando más de lo que le gustaría a los productores americanos, que ya estaban empezando a ahogarse en el petróleo barato.
Algunos de ellos incluso se habían manifestado en contra de su ‘ídolo’ Donald Trump por permitir y fomentar esta situación de un mercado inundado de petróleo que había llevado al barril de West Texas a la zona de 50 dólares.
Sin embargo, en cuestión de horas, el mismo villano ha vuelto a convertirse en ‘ídolo’ y la región que estaba hundiendo el petróleo lo está reanimando ahora.
La guerra entre Israel (apoyado por EU) e Irán se ha convertido en un inesperado salvavidas para el fracking de EU y el petróleo americano, que podrían volver a respirar, si la situación se prolonga.
Algunos incluso llegarán a pensar que este conflicto en una suerte de estrategia de Trump para que el petróleo de EU gane terreno y relevancia, mientras que el crudo de Oriente Medio sufre los golpes de la guerra y el riesgo de un posible cierre del Estrecho de Ormuz.
Este giro repentino de los acontecimientos ha generado ciertos rumores que acusan directamente a EU de apoyar este conflicto para ‘sacar partido’ con el petróleo.
Si las interrupciones en el suministro de Oriente Medio se agudizan, el petróleo de EU será vital para mantener a la economía mundial en marcha.
El crudo estadounidense, obviamente no pasa por el Estrecho de Ormuz y está a miles de kilómetros de la zona de conflicto.
Frente a épocas pasadas en las que la economía de EU sufría con intensidad cuando el crudo subía de precio, hoy la posición es mucho más neutra.
EU es el mayor productor de petróleo del mundo, por lo que la subida de precios tiene también un impacto positivo en términos de empleo y beneficios en su industria.
Los últimos estudios revelan que el impacto neto de un alza de 10 dólares del barril de crudo es nulo para EU, es decir, ni ayuda a expandir ni a contraer la economía. Pero sí está claro que ayuda a una de las industrias que más apoyo ha otorgado al presidente Donald Trump.
Desde Capital Economics explican en una nota recién publicada que «si las tensiones crecientes en Oriente Medio provocan un periodo prolongado de precios elevados del petróleo, esto podría brindar suficiente incentivo a los productores estadounidenses para mantener los niveles actuales de producción, al menos por el momento».
En un caso aún más extremo, incluso podría ayudar a incrementar de nuevo la producción.
Irán produce más de 3 millones de barriles, si los ataques israelíes ponen en riesgo esa producción e Irán responde cerrando el Estrecho de Ormuz (por donde pasa el 20% del crudo mundial), el precio del ‘oro negro’ podría marcharse a los 120 dólares, unos niveles multiplican por dos el precio que necesita el fracking para crecer.
Este salvavidas que ha llegado de la noche a la mañana es aún muy inestable.
Todo dependerá de la evolución de la guerra y de cómo fluctúe el precio del petróleo:
El factor decisivo para la producción estadounidense será la evolución del precio del crudo. Si las tensiones en Oriente Medio provocan una subida prolongada de precios, eso podría incentivar a los productores estadounidenses a mantener la extracción en niveles altos», asegura el informe de Capital Economics.
Por ahora, el mercado de crudo está muy agitado.
Las opciones sobre petróleo se disparan
Prueba de que se están viendo cambios importantes son las opciones para los contratos de futuros de agosto del West Texas Intermediate (WTI), que llegaron el pasado viernes a superar los 80 dólares al calor de los eventos de Oriente Medio.
Para entender la importancia de esto, estos contratos no se veían por encima de estos niveles desde el 10 de enero. Al conocerse los ataques, el volumen de contratos negociados, según los datos de CME Group se disparó a 681.000 en un solo día, la mayor cantidad de todo el año.
Todo esto en un momento donde el sector petrolero de EU, en particular el shale oil, vivía una pequeña crisis debido a la gran inyección de barriles de la OPEP.
Si bien hasta el año pasado parecía que sus márgenes estaban completamente protegidos, la realidad es que estos se han estrechado por ambos frentes. Aunque el más evidente es el hecho de que el barril llegó a coquetear con perder los 60 dólares, los costes también han sido un problema. Los aranceles y en particular un mercado laboral estrecho, agravado por las deportaciones de Trump, han golpeado duramente sus márgenes.
Esto se ha notado especialmente en los productores independientes.
El mes de abril, durante el Día de la Liberación (cuando Trump anunció sus enormes aranceles recíprocos) Kirk Edwards, presidente de Latigo Petroleum, una firma situada en Odessa (Texas) comparó su situación con lo vivido durante el covid, cuando los precios del crudo se hundieron.
Son acontecimientos devastadores para la Cuenca Pérmica». expresaba el empresario en una entrevista con Financial Times.
Desde S&P Global hablaban en mayo, poco antes de la crisis en Oriente Medio, de una situación complicada con sensibles reducciones de producción de las empresas de EU ante el golpe que se venía.
«Esperamos que las compañías reduzcan el gasto de capital agregado entre un 5% y 10% ante la incertidumbre económica, la volatilidad de los precios y los problemas de eficiencia».
Aunque advertían de que si el crudo seguía cayendo, las decisiones podían ser mucho mayores. «Ahora las empresas se centran en el flujo de caja y no en crecer».
A pesar de todo, la agencia esperaba una producción no muy afectada, ya que el impacto va con ‘delay’. No invertir ahora en exploración provocará que la producción caiga en los años posteriores.
En cualquier caso, ya hay empresas concretas que se han mojado al respecto. Matador Resources, con sede en Texas, ha anunciado directamente un recorte en su actividad de perforación con la idea de retirar uno de sus nueve equipos para mediados de 2025, con lo que esperan ahorrar 100 millones de dólares. Todo ello antes de que estallase el conflicto en Oriente Medio y de que el petróleo volviese a subir con intensidad.
Diamondback Energy, el mayor productor independiente de la Cuenca Pérmica, también alertó de los problemas que estaba generando el descenso de los precios.
En su última carta a los inversores, la firma de fracking no escondía los problemas que asomaban al sector. «En la última década, el coste de producción por barril producido en Estados Unidos ha aumentado», destacan. «Los obstáculos geológicos superan los beneficios que se consiguen por las mejoras de la tecnología y de eficiencia operacional». Y avisan de cómo «la industria de producción de petróleo en Estados Unidos está en un punto de inflexión en los precios actuales de la materia prima».
En cualquier caso, este fenómeno no afectará de manera uniforme.
}Las firmas más grandes sí que son rentables incluso con el barril hundido. Prueba de ello es la última presentación de resultados de ExxonMobil donde la empresa presentó unas proyecciones con el precio del barril en los 65 dólares. Según la empresa, incluso en ese escenario obtendrían un excedente de liquidez de 165.000 millones de dólares para 2030 y ya han anunciado que dedicarán todo ese dinero en recompras de acciones y subidas en los dividendos.
Según el Banco Mundial, la media mundial está en 55,5 dólares por barril para que un pozo sea rentable (esto con precios medios, pues depende de cada pozo). Sin embargo, ya no es solo que esta cifra se haya quedado desactualizada dados los mayores costes de la era Trump, sino que las firmas más humildes tienen menores rentabilidades. Según la Reserva Federal de Dallas las empresas que producen más de 10.000 barriles diarios en la región obtendrían rentabilidad con el barril a 26 dólares.
Esto se debe con que, según Deloitte, estas grandes firmas se han centrado en inversiones de alta -rentabilidad, permitiendo «lograr una gran eficiencia y un sólido rendimiento financiero». Esto provocó que en 2024 el sector «lograse sus mejores beneficios en más de 24 años al disparar los mismos un 16%».
Calma por ahora
Pese al giro de los acontecimientos, la producción de crudo en EU se enfrenta todavía a fuertes vientos en contra:
- Los beneficios de productividad derivados de la tecnología comienzan a agotarse,
- Y el entorno político, incluyendo políticas arancelarias y migratorias, resulta cada vez más complejo.
Esto podría dar margen para que la OPEP+ recupere parte del mercado al incrementar su oferta, recuerdan desde Capital Economics.
Hay dos desafíos principales para el crudo estadounidense, según los analistas de Capital Economis.
- En primer lugar, los incrementos de productividad impulsados por la tecnología que sostuvieron el crecimiento de la producción durante 2023 y 2024 ya se han agotado.
Estos avances permitían compensar el declive de pozos maduros y mantener la producción neta en niveles crecientes. Sin ellos, los productores deben perforar más pozos nuevos para sostener los niveles actuales de extracción.
- En segundo lugar, a pesar del discurso favorable a los combustibles fósiles del presidente Trump, sus políticas arancelarias y de inmigración han elevado los costos de insumos y limitado la disponibilidad de mano de obra para la industria; además, ha presionado por precios del petróleo más bajos.
Este ambiente ha enfriado el ánimo de los productores de petróleo en EU, que han reducido su actividad de perforación: el número de plataformas activas ha caído casi un 10% en las semanas recientes, situándose en su nivel más bajo desde finales de 2021.
Ahora, queda ver si el fracking es capaz de agarrarse a ese salvavidas y volver a sacar la cabeza por encima del agua para empezar a crecer. El tiempo y, sobre todo, el precio del petróleo darán la respuesta.

Por VICENTE NIEVES
y

MIÉRCOLES 18 DE JUNIO DE 2025.
ELECONOMISTA.ES.