Francisco no pudo concluir lectura de discurso por un resfriado: «la guerra siempre es un fracaso», decía

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Francisco pronunció hoy su discurso sobre el «Estado del mundo» en la audiencia anual para los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.

A menos de dos minutos de su discurso, dejó de leer, diciendo que no podía terminar el texto a causa de un resfriado. Francisco pidió a monseñor Campanelli que leyera el resto.

El párrafo más problemático no parece muy favorable a las misiones, al condenar «los intentos de borrar las tradiciones, la historia y los vínculos religiosos) de los pueblos»

Un mundo marcado por conflictos y desigualdades

El Papa destacó con preocupación el incremento de las tensiones internacionales, mencionando conflictos como la guerra en Ucrania, las hostilidades en Gaza y los enfrentamientos en diversas regiones de África y Asia. Subrayó que, aunque hay signos alentadores de diálogo en algunas zonas, aún queda mucho trabajo por hacer para construir una paz duradera. «La guerra es siempre un fracaso», afirmó, haciendo un llamamiento a los líderes mundiales para que prioricen el bienestar de los civiles y el respeto al derecho humanitario.

La necesidad de una justicia global y una solidaridad efectiva

Francisco también señaló las desigualdades que afectan al mundo, mencionando la pobreza, las migraciones forzadas y las consecuencias del cambio climático. Instó a las naciones ricas a cancelar las deudas de los países más vulnerables y a invertir en el desarrollo sostenible para abordar las causas profundas del desplazamiento. Asimismo, denunció las formas modernas de esclavitud, como la trata de personas y las condiciones laborales inhumanas, calificándolas de «heridas que desfiguran nuestra humanidad común».

En cuanto a la crisis climática, el Papa hizo un llamado urgente a intensificar los esfuerzos globales para proteger la «casa común», destacando las recientes decisiones adoptadas en la COP 29 en Bakú para garantizar recursos financieros en favor de los países más afectados por esta emergencia.

El valor de la libertad religiosa y los derechos fundamentales

En su mensaje, el Pontífice dedicó una especial atención a la libertad religiosa, calificándola como «una conquista fundamental para la dignidad humana». Condenó con firmeza las persecuciones contra comunidades cristianas en África y Asia, el aumento del antisemitismo en varias partes del mundo y las restricciones crecientes a la libertad religiosa incluso en Europa.

«Los cristianos tienen el derecho y el deber de contribuir activamente a las sociedades en las que viven, especialmente en aquellas tierras donde su presencia ha sido histórica», afirmó Francisco, mencionando países como Siria y Líbano, donde abogó por el respeto a los derechos de todas las comunidades.

Diplomacia de la esperanza y el perdón

El Santo Padre subrayó que una verdadera diplomacia debe basarse en el diálogo, el perdón y el compromiso por la verdad. En este contexto, lamentó la proliferación de armas y propuso que los recursos destinados a gastos militares sean redirigidos para combatir el hambre y promover el desarrollo de los países más pobres.

También exhortó a la comunidad internacional a buscar soluciones multilaterales que fomenten la cooperación y el entendimiento. Destacó el papel crucial de las instituciones internacionales y la necesidad de reformarlas para que puedan responder mejor a los desafíos contemporáneos, evitando «colonizaciones ideológicas» que ignoren las tradiciones y los valores de los pueblos.

Un llamado a la acción en el Jubileo

En el marco del Año Jubilar, el Papa Francisco invitó a todas las personas, independientemente de su fe, a reflexionar sobre las relaciones que nos unen como humanidad y a trabajar por un futuro en el que prevalezcan la justicia y la paz.

«Mi deseo es que este Año Jubilar sea un tiempo de gracia para redescubrir nuestra responsabilidad hacia Dios, hacia los demás y hacia nuestra casa común», concluyó.

Con este discurso, Francisco reafirmó el compromiso de la Santa Sede de actuar como puente en la búsqueda de soluciones justas y solidarias para los problemas globales, recordando que la paz y la esperanza son posibles si se trabaja con valentía y unidad.

El texto preparado también arremete contra la pena de muerte: «Reitero mi llamamiento a la abolición de la pena de muerte en todas las naciones. No tiene hoy ninguna justificación entre los instrumentos capaces de restablecer la justicia».

El Papaafirmó hoy que no existe el derecho al aborto: «Toda vida debe ser protegida en todo momento, desde la concepci ón hasta la muerte natural, porque ningún niño es un error o es culpable por existir, del mismo modo que ningún anciano o enfermo puede ser descartado».

En cuanto a la guerra en Tierra Santa, Francisco espera que Israel y Palestina «reconstruyan los puentes del diálogo y de la confianza recíproca, empezando por los más pequeños, para que las generaciones futuras puedan vivir juntas en los dos Estados, en paz y seguridad, y Jerusalén sea una ciudad de encuentro».

Por último, Francisco mencionó «las numerosas persecuciones de diversas comunidades cristianas perpetradas por grupos terroristas, especialmente en África y Asia, así como las formas más ‘sutiles’ de restricciones a la libertad religiosa que se dan en Europa».

CIUDAD DEL VATICANO,

JUEVES 9 DE ENERO DE 2025.

INFOCATOLICA/ACN/ESNEWS,

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