Arzobispo de Mosul: sabemos que en la ola de inmigrantes de Siria aún hay varios miles de yihadistas infiltrados.

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Entre los cinco nominados al premio Sakharov, otorgado por el Parlamento Europeo en 2020, se encontraba una figura prominente de los cristianos orientales: el arzobispo Najeeb Michaeel, que ha servido como arzobispo de Mosul, Irak, desde 2018, es una de las caras más famosas asociadas con la tragedia del éxodo de los cristianos iraquíes en agosto de 2014, cuando el Estado islámico se hizo con el control de Las Llanuras de Nínive.

En la noche del 6 al 7 de agosto, mientras los yihadistas proseguían su marcha hacia este bastión de la cristiandad, destruyendo todo a su paso, el clérigo dominico se aseguró de salvar a última hora innumerables y preciosos manuscritos cristianos del Convento Dominico de Mosul – todos ellos datan del siglo XIII al XIX – así como de los archivos del convento y de un valioso equipo fotográfico, colocándolos en la parte trasera de un gran camión. Después de ser almacenados con seguridad en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, los documentos fueron digitalizados y posteriormente exhibidos en Francia e Italia.

A través de sus acciones, el arzobispo Michaeel logró él mismo salvaguardar decenas de miles de elementos importantes de la memoria de los cristianos orientales, en particular a través del Centro Digital de Manuscritos Orientales que él había fundado previamente en la década de 1990.

De vuelta en su ciudad natal de Mosul en 2017 después de cuatro años de guerra sangrienta entre las fuerzas iraquíes y el ISIS, ahora está esforzándose por levantar su región de las cenizas. Pero, aunque cuenta con el apoyo de sus hermanos occidentales para llevar a cabo su proyecto, el arzobispo iraquí no esconde su preocupación por el avance del islamismo radical en Europa y la simultánea supresión de todos los elementos que forjaron la civilización occidental de ese continente.

Tras los recientes ataques terroristas que han golpeado Francia y Austria, mientras hablaba con el National Catholic Register sobre su misión crucial para la supervivencia de los cristianos orientales, el arzobispo Michaeel hizo un llamamiento a las autoridades europeas para que evalúen la creciente amenaza que están afrontando sus países y para que defiendan su identidad espiritual histórica antes de que desaparezca para siempre.

Usted visitó el Parlamento Europeo a comienzos de octubre, en el marco de su nominación para el premio Sakharov 2020. ¿Cree que podría concienciar a los miembros del Parlamento sobre la causa de los cristianos orientales?

La experiencia que he tenido en el Parlamento Europeo fue única. Es la primera vez que me he encontrado con tantos políticos. Había tenido este tipo de encuentros oficiales antes a través de la UNESCO, pero esta vez, con el premio Sakharov, fue diferente. Encontré un nivel de escucha realmente excepcional porque compartíamos los mismos principios. El Parlamento Europeo también tiene la función de promover la paz en Europa, la justicia y los derechos humanos.

Como hombre religioso y arzobispo de Mosul, tuve una experiencia muy dura con el ISIS, que todos los cristianos y los yazidíes también vivieron. Pude compartir mi experiencia con el Parlamento Europeo. Esta oportunidad también me permitió hablar sobre lo que vivimos. Pude así mismo celebrar misa allí, lo que fue muy emotivo.

Sin embargo, percibí una cierta religiosidad entre los parlamentarios de países secularizados. Independientemente de que uno crea en Dios o no, lo importante es que el hombre es la meta. Sabemos que el hombre es el escogido por Dios. Conseguí compartir todos estos principios y sentí que había un extraordinario nivel de escucha y participación.

En una entrevista con el periódico francés Valeurs actuelles con ocasión de su visita al Parlamento Europeo, expresó su preocupación por Francia y Europa. Esto fue la víspera de la ola de ataques terroristas que golpearon primero Francia y después Austria ¿Que motivó tal aviso de su parte?

Perdimos todo en Irak y en Oriente Medio. Y no quiero que Francia y Europa pierdan todo también. Lo que quiero decir es que hay una fuerza oscura personificada en gente que está alejada de Dios, alejada de la humanidad y de todo lo que constituye la esencia de la religión. He estado diciendo esto durante una década, pero lo repetí con fuerza en el Parlamento Europeo, y una semana después de la ola de ataques ocurridos en Europa. Lo sentí. Y también lo he oído en Irak, donde sabemos que en la ola de inmigrantes de Siria, hay aún varios miles de yihadistas infiltrados en el corazón de las familias, que buscan llegar a Europa a través de Turquía. He estado allí varias veces, he visto con mis propios ojos cientos de campamentos de sirios, pero también de africanos, iraquíes incluso, y libaneses. Ellos han pedido ir a Europa, pero se han quedado atrapados en Turquía, que está conteniendo a todas estas personas sabiendo que abrirá las puertas cuando quiera. El problema de las migraciones no es sólo humanitario, es también político. Está siendo usado con fines políticos.

Lo que está ocurriendo en estos momentos en Francia o en cualquier otro lugar, la violencia y el terrorismo, no es sólo una cuestión del Islam. Proviene del hecho de que los países quieren invadir y desestabilizar el sistema político y de derechos humanos en Europa en general. Y la religión está siendo usada para este propósito porque es la forma más fácil de envolver las acciones políticas.

La motivación religiosa existe, pero es parte del problema. También hay un interés político, geopolítico y comercial. Una vez que desestabilicemos estos países occidentales en el nivel de seguridad, el Islam se extenderá más fácilmente.

¿Cómo explica el hecho de que la coexistencia sea tan difícil entre las comunidades musulmanas y la población europea, especialmente en Francia?

El islamismo radical no se adapta a países como Francia, cuyos tres principios fundamentales son «Libertad, Igualdad, Fraternidad». Si tomamos los textos del Corán conocidos como las suras de Medina, no puede funcionar. Estos textos llaman a la creación de una sola humanidad unida por una sola religión.

Por otra parte, los textos relativos a la vida del profeta Mahoma en la Meca, las suras de La Meca, son mucho más pacíficos porque en ellos se escribe por ejemplo que «cualquiera que mate a un ser humano ha matado a toda la humanidad» (Corán,5/32), o que uno debe respetar la religión de otros. El problema es que estos textos, que son anteriores a los de Medina, están desfasados y han sido anulados por las suras de Medina, que son más violentas.

La mayoría de los musulmanes en Europa se basan en estos textos anteriores a los de Medina como base para la integración, pero en sí mismos, ya no son válidos, ya que no pueden vivir de acuerdo con estos preceptos en la mayoría de sus países de origen, desde Arabia Saudí a Egipto. La Hermandad Musulmana, por ejemplo, rechaza completamente estos preceptos.

Organizaciones tales como ISIS usan estos textos de Medina como base para el terror y para fomentar las conversiones en masa. En mi juventud, en Mosul, la sharia (la ley islámica) no se aplicaba realmente y el 90% de las mujeres no llevaban velo.

Sin embargo, estas nocivas ideologías están volviendo y extendiéndose en muchas escuelas, incluso en Europa. Y lo permitimos. Estas redes fanáticas no podrían florecer si los diferentes países europeos reforzaran las leyes. Ellos están, por lo tanto, terriblemente equivocados. Deploro esta laxitud europea, y así lo he dicho ante el Parlamento Europeo.

¿Que debe occidente, Europa más concretamente, hacer para protegerse de este peligro?

La acogida es un asunto de caridad, que es fundamentalmente cristiana. Pero no debemos dejarnos impresionar por la violencia. Los terroristas deben ser atemorizados por la ley y la justicia. Debemos mantener nuestros ojos abiertos y ser realistas. Tenemos que luchar contra esas ideologías por medio de la educación y de la justicia, para ayudar a los musulmanes a liberarse a ellos mismos de ese peligro porque desfigura el nombre de Dios. Los terroristas tienen su propio Dios que no es el nuestro.

En mi opinión, ciertas leyes en Europa deben cambiarse para que aquellos que no logren adaptarse a las costumbres del país anfitrión deban ser devueltos a sus países de origen. Si esos países no los quieren de vuelta, eso prueba que son terroristas. En este caso se les debe separar de sus familias o de todo lo que ha fomentado su radicalización y revertir el lavado de cerebro que han sufrido con programas de rehabilitación. Esta es la única solución para proteger a la población europea.

No es Europa la que ha pedido a estos radicales que vengan, Ellos han podido ir a vivir a cualquier país con unas convicciones religiosas e ideológicas más afines a las suyas. ¿Por qué habrían venido a Europa a buscar otros valores? Si esos valores les molestan, no tienen por qué asentarse aquí.

Pero estas personas vienen a desestabilizar y dañar a los musulmanes que han venido a Europa para liberarse de cierta cultura islámica que priva a los seres humanos de su libertad. Incluso aquí en Irak, mucha gente me dice que ya no tienen el poder de estos fanáticos que imponen su visión a todo el país. Tengo muchos amigos musulmanes que no comparten esta visión extremista en absoluto y tienen un espíritu libre, pero, de acuerdo a la realidad actual de su país, ellos no son verdaderos musulmanes. Según estos fanáticos, un musulmán no debería tener ni siquiera el derecho de saludar a un cristiano, y si un cristiano saluda a un musulmán, éste no debería responderle.

Si un musulmán abandona el Islam, se arriesga a ser asesinado en cualquier momento por apostasía. Y la igualdad entre hombres y mujeres no puede existir ipso facto ya que los versos coránicos estipulan que, en términos de propiedad, una mujer sólo tiene derecho a la mitad de lo que un hombre tiene derecho a recibir. En un juzgado, el testimonio de una mujer nunca tendrá el mismo valor que el de un hombre.

Las personas que se reconocen a sí mismas en este modelo nunca serán capaces de integrarse en las sociedades occidentales. Afortunadamente, no todos los musulmanes e inmigrantes son radicales.

En su opinión ¿acentúa este problema el hecho de que la mayoría de las sociedades europeas rechacen sus raíces cristianas, y la consiguiente falta de un hito espiritual sólido?

Creo que sí, Europa ha cometido un error apartándose de sus raíces culturales y espirituales porque la ha debilitado. Un árbol sin raíces que lo alimenten, necesariamente se secará. Europa no sólo es cristiana sino también greco-latina, una época en la que conceptos tales como justicia, leyes, ciudadanía ya existían…

En los últimos decenios han emigrado a Europa personas de muy diversos orígenes culturales y religiosos. Y sólo los defensores del Islam político están tratando de imponer su estilo de vida a la población nativa. Europa debe aprovechar la oportunidad de tener tantos musulmanes en su territorio para ayudarlos a liberarse y respetar la religión de los países que los acogen.

¿Qué piensa de la decisión de la revista francesa Charlie Hebdo de volver a publicar sus caricaturas del profeta del Islam?

No estoy particularmente a favor de las caricaturas que devalúan y se mofan de otros. La libertad de expresión es un derecho fundamental, pero la práctica de intentar ofender la sensibilidad de otras personas no debe ser moralmente alentada. Razón de más cuando gente inocente paga las consecuencias, como los tres cristianos de Niza que fueron cruelmente asesinados mientras estaban rezando. Y nosotros los cristianos estamos ya empezando a pagar la factura aquí en oriente. El odio antifrancés, y también antioccidental de rebote, está empezando a aumentar.

Mosul fue liberada de la presencia del Estado Islámico en 2017. ¿Qué puede decirnos sobre la situación actual de los cristianos en su región?

Hay dos situaciones distintas de los cristianos en nuestra región. En la Llanura de Nínive, que pertenece a mi arzobispado, el 50% de los cristianos que se refugiaron en Kurdistán o en otros lugares han vuelto a casa. En Mosul, por otra parte, el retorno está siendo muy lento. Alrededor de unas 60 familias han vuelto, pero esto no es nada comparado con las 55.000 que vivían aquí en tiempos de Saddam Hussein. Hay todavía mucho miedo, hay familias cristianas que aún no se atreven a volver a Mosul porque sufren un fuerte trauma mental

A día de hoy, yo no tengo todavía un lugar para vivir en la ciudad, todo ha sido destruido, vivo en la sede episcopal en Karemlash, a unos kilómetros de Mosul. Es una tierra desolada. Las organizaciones internacionales han donados miles de millones a través del gobierno de Mosul, pero sobre el terreno, yo no veo sus frutos. Los alcaldes, como la mayoría de los políticos, son corruptos. Esta corrupción es un obstáculo real para la reconstrucción. Es por esta razón por la que he reiterado en el Parlamento Europeo que cualquier ayuda dirigida a los cristianos de Irak, cualquier proyecto debe ser realizado por las ONGs que están directamente en el lugar sin pasar por el gobierno.

Para que los cristianos regresen ahora, es imperativo que el contexto geopolítico sea más pacífico. Hoy, estamos divididos entre Irán y Turquía que codician nuestros territorios, especialmente la Llanura de Nínive porque es un lugar estratégico que une Irán a Siria y al Líbano que limita con el Mediterráneo. Y al mismo tiempo, el presidente turco Erdogan, con su sueño utópico de recrear el Imperio Otomano, aspira a tomar Mosul, Kirkuk, el norte de Siria, lo que es una locura. Esto devolvería nuestra región a la peor de las guerras de conquista de hace 500 años, y eso asusta mucho a los cristianos.

En mi diócesis caldea de Mosul, 14 iglesias han sido completamente destruidas. Y cuatro monasterios, algunos de los cuales datan de los siglos IV y V, han sido totalmente arrasados. Ya no tenemos un lugar para vivir y practicar nuestra fe. Sin la ayuda de nuestros hermanos de occidente, no podremos hacer nada. Estamos recibiendo ya ayuda de organizaciones cristianas, especialmente L’Œuvre d’Orient, gracias a la cual estamos reconstruyendo la diócesis de Mosul, con la iglesia de San Pablo, donde ya celebramos la primera misa. Otras asociaciones están trabajando en la reconstrucción de la ciudad, y se están haciendo bonitos proyectos para garantizar un futuro mejor a los cristianos y para sanar las heridas del pasado, que incluyen la colaboración de varios musulmanes. Recientemente un grupo de jóvenes musulmanes se ofrecieron voluntarios para ayudarnos a limpiar nuestras iglesias y reconstruirlas. Debemos, por tanto, mantener la esperanza y permanecer unidos en oración.

Traducido por Ana María Rodríguez y Manuel Pérez Peña

Publicado originalmente en el National Catholic Register

Con Información de InfoCatólica

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