«¡Yo soy ‘bi’! ¡Quiero un personaje bisexual, maldita sea!»: lo logró en una serie animada de Disney

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Cuando se estrenó a principios de año, Casa Búho [The Owl House], una serie de animación de Disney, suscitó una polémica habitual en las producciones infantiles de temática preternatural.

Nos presenta a Luz Noceda, una niña de 14 años que se topa accidentalmente con un portal por el que accede al Reino de los Demonios. Allí se hace amiga de un pequeño guerrero, King, El Rey de los Demonios, y de una bruja rebelde, Eda, de quien se hace aprendiz en Owl Hose para iniciarse en los secretos de la brujería.

Estas aproximaciones de ficción al mundo de los fantasmas o los hechiceros, ¿son similares a las que pueblan la mitología y las historias para contar ante el fuego de prácticamente todas las culturas en todos los tiempos? ¿O son intentos deliberados de familiarizar a los más pequeños con el mundo de lo maléfico y hacérselo simpático?

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¿Quién combate al mal y quién es el mal?

Es una polémica que alcanzó su cénit con el éxito de Harry Potter (los libros de J.K. Rowling y las películas correspondientes) y se ha reeditado en otras ocasiones. También esta vez. One Million Moms [Un millón de mamás], una asociación de madres cristianas, lanzó una petición contra la serie, alertando de que con ella «Disney introduce a los niños en un mundo de demonios, brujas y hechicería e invade sus mentes jóvenes con opiniones mundanas que reflejan la cultura ambiente«.

En ese mismo sentido, la valoración de Chistian Broadcasting Network resumía así la serie: «Nueva animación de Disney enseña a los niños a ser brujos con la ayuda de un demonio». Y formulaba una crítica más profunda a este tipo de guiones: «Presenta la brujería como un arma positiva para combatir el mal«.

Es lo que muchos consideran un primer paso. Harry Potter, o ahora The Owl House, diferencian, sí, el bien del mal, y combaten el mal. Pero presentan como héroes y heroínas en esa lucha a quienes, en la vida real, lo fomentan: brujos y demonios. Las formas reales de combatirlo, la oración y los sacramentos, por supuesto no aparecen.

En algunas producciones para adultos, normalmente películas y series de terror, se da un paso más: los personajes y símbolos explícitamente cristianos se ven impotentes ante las fuerzas del mal, que al final son derrotadas por seres de naturaleza indefinida, sortilegios o criaturas con poderes especiales.

Finalmente, en series como Maldita, de Netflix, son directamente monjes los seres infernales, y la Cruz el símbolo de la opresión y maldad que ejercen.

A confesión de parte, sobran las pruebas

Sin embargo, por lo que ha sido noticia Casa Búho en las últimas fechas es porque su creadora, Dana Terrace, ha desvelado que Luz, su protagonista, una niña de 14 años, es bisexual, que introdujo ese carácter porque la propia Dana lo es, y que Disney lo sabía y lo aprobó, por lo que está profundamente agradecida a la dirección de la compañía.

Nada de eso figuraba en la promoción de la serie, y ha aparecido en capítulos avanzados, con los niños ya «enganchados» a ella.


Dana Terrace. Foto: Fandom.

«Durante el planteamiento del proyecto fui muy abierta sobre mi intención de introducir niños queer en papeles principales«, reveló en su cuenta de Twitter el pasado 9 de agosto: «¡Miento fatal, así que meterlo disimuladamente habría sido difícil, ja, ja! Cuando nos dieron luz verde, cierto directivo de Disney me dijo que no podía incluir ninguna forma de relación bisexual o gay en el canal».

Así que ella acudió más arriba para asegurarse de que no habría problemas: «¡Yo soy ‘bi’! ¡Quiero crear un personaje bisexual, maldita sea! Afortunadamente, mi testarudez valió la pena y ahora me siento MUY apoyada por la dirección actual de Disney».

Dana añade un agradecimiento nominal a Douglas Bensimon, director de Disney Television Animation, la filial del grupo para producciones televisivas. No se trata, pues, de un propósito individual, sino de un propósito corporativo.

La escena de la serie que ha dado pie a esta revelación es el baile de Luz (quien en capítulos anteriores ha mostrado su interés por chicos) con Amity.

No necesariamente el momento tendría que sexualizarse o interpretarse como una escena de atracción homosexual, pero ahora se ha sabido que el capítulo tuvo desde el principio esa intención explícita.

Lo confiesa, también en Twitter, Spencer Wan, el co-dibujante de la escena: «Fue mi primera vez haciendo algo ni remotamente queer, y es el dibujo del que más orgulloso estoy».

Una estrategia bien definida, admitida y alabada… por Joe Biden

Aunque no es la primera vez que Disney introduce personajes homosexuales en sus series o películas infantiles, esta presentación de Luz como bisexual se considera la primera en un papel protagonista.

Y evidencia la forma engañosa en la que Disney ha introducido elementos de la agenda LGBT en un producto para niños sin advertir de ello. Es una táctica habitual en la industria del entretenimiento para transformar la opinión pública, confesada por sus principales representantes.

Lo cual alabó y agradeció en su día el proabortista Joe Biden, entonces vicepresidente. El ya ya oficialmente candidato demócrata a la Casa Blanca consideró la influencia de Hollywood responsable de cambios sociales «para bien», como el matrimonio gay al que se refería entonces. O, ahora, la promoción de la homosexualidad infantil.

Con información de Religión en Libertad/Carmelo López-Arias

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