¿Vivimos despiertos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas…o solo nos dejamos llevar por imágenes, ruidos y noticias superficiales?: obispo Enrique Díaz Díaz

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Santos Juan de Brébeuf  e Isaac Jogues

San Pablo de la Cruz

Romanos 5,12.15.17-19. 20-21: “Si por el pecado de un solo hombre reinó la muerte, con mucha más razón los que reciben la gracia reinarán en la vida por Jesucristo

Salmo 39: “Concédenos, Señor, hacer tu voluntad

San Lucas 12,35-38: “Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela

En días pasados un grupo de jovencitos pasó toda la noche de viernes en bailes y diversione; el sábado, como era lógico, no podían mantenerse con atención a las actividades que debían realizar. Sin embargo, ya estaban planeando otra vez divertirse toda la noche. Al preguntarles por qué, si se sentían tan cansados, nuevamente se desvelarían toda la noche, uno de ellos me contestó:

“La vida es muy corta y hay que aprovechar hasta el último minuto. No sabemos qué pasará mañana, así que hay que vivir la vida”.

Claro que se refería solamente a la diversión y haciendo mal uso del proverbio que invita a aprovechar el día presente. Explicado así por estos jóvenes, más bien parece que se pretende vivir en una inconsciencia y superficialidad, disfrutando al máximo, sin pensar ni siquiera en la propia salud.

La sentencia del evangelio de este día podríamos sintetizarla en una frase: “vivan despiertos”.

En cambio, el ambiente, y sobre todo los medios de comunicación, parecen invitarnos a vivir una vida de superficialidad y de comodinería.

Nos dejamos llevar por la marea de los acontecimientos, de las imágenes, de los ruidos y las noticias superficiales.

No descubrimos lo esencial en la vida.

El evangelio de ningún modo pretende que vivamos angustiados con el día final, pero sí nos invita a reflexionar lo pasajero de la vida.

Estén listos con la túnica puesta y las lámparas encendidases el consejo que hoy nos da Jesús a través de San Lucas.

Y estar listos significa lucha por la verdadera vida.

Tener la luz encendida es participar de la misma vida de Jesús y ofrecerla a todos los hermanos.

Me llama mucho la atención esta pequeña comparación porque termina diciendo que el Señor mismo “los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá”.

El banquete, la participación en una mesa común donde Cristo es quien se da por alimento, son imágenes muy sugestivas que nos ayudarán a mirar cómo estamos preparando esa última venida del Señor.

Si pensamos en una mesa común, ¿qué estamos haciendo para ir preparando esa mesa?

Que este día escuchemos con atención la palabra de Cristo y nos sirva de aliento para continuar en nuestros trabajos y como llamada atención frente a nuestros descuidos.

Mons. Enrique Díaz Díaz
Obispo de Irapuato
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