Venta de droga, robos, atentados, y más incidentes… ¡En Catedral!

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Narcomenudistas, tratantes de blancas, charlatanes, carteristas y homicidas, conforman el otro sector de visitantes que casi nadie ve, pero solían internarse en la Catedral Metropolitana, cuando no había un aparato de seguridad, como el que hay ahora, por lo que representaban un peligro para fieles, laicos, turistas y religiosos.

Así lo expresó El P. José de Jesús Aguilar, arcipreste del cabildo de la Catedral Metropolitana, en un video (aquí):, con duración de 20 minutos, en el cual detalla el modo de operar de los infractores, algunos de ellos, todavía prófugos de la justicia.

Narró que, en el año 2000, cuando fungía como sacristán mayor de la Catedral Metropolitana, encargado de muchas áreas del inmueble, descubrió que, en una de sus 14 capillas, “ya era costumbre que entraran varias personas, quienes fingían que estaban en oración; sin embargo, se dedicaban a vender droga sin que nadie se enterara, con excepción de los que vendían y los que compraban”.

En otro caso, indicó que llego a presenciar el modo de operar de una red de traficantes de personas.

“Constantemente se acercaban a las mujeres que se veían provincianas, -como se dice popularmente-, quizás con poca experiencia de la ciudad; se acercaban a ellas y se las llevaban. Después me di cuenta que no se trataba de su novio o de su pareja, sino que eran grupos, -presuntamente- tratantes de blancas que las engañaban quizás ofreciéndoles trabajo o ayuda”.

 Ante clima de inseguridad, contrata personal de custodia

Reveló que con las partidas, -que eran austeras-, de lo que se recaudaba en la Catedral, se contrató un servicio de seguridad para el recinto católico; sin embargo, después tuvo que ser gestionado con el Gobierno de la ciudad, de aquél entonces, así como empresarios e Iglesia, para que no quedara vulnerado el templo.

Agregó que solían ingresar también “personas que robaban a quienes estaban en la oración”.

“Imagínate una persona está en una banca, de repente se levanta en la celebración; está su bolsa en la banca y alguien desde atrás la hurta, le quitaba la cartera, o bien otro objeto de valor”,

añadió.

“Otro aspecto muy común, -comentó-, era cuando llegaban algunos turistas extranjeros o nacionales e individuos los abordaban en la puerta: ‘me presento, -decían-, soy guía de Catedral, ¿Quiere que le haga una visita a este lugar?’, Les cobraban de 10 a 20 dólares, acto seguido les decían que iban por el boleto, pero ya no regresaban, los individuos salían por otra de las puertas de la Catedra; posteriormente, las víctimas molestas protestaban con personal del templo, quienes les informaban que nos contaban con ese tipo de servicio”.

“En otra ocasión dejaron en la catedral una osamenta completa dentro de un costal; por supuesto se dio aviso a las autoridades”,

sostuvo.

Sumó otra experiencia, cuando “ingresó una persona con un hacha y daño dos imágenes de patrimonio de la Catedral, consideradas de acervo histórico, artístico y que no son patrimonio de la iglesia, sino patrimonio de la nación”.

¿Por qué lo pudo hacer? Lanzó la interrogante. Contestó que se debía a que en ese año por semana acudían hasta 3 mil visitantes a lo largo del día y no se contaba con personal de seguridad.

Asesinato de sacerdote; incidente más fuerte perpetrado en el templo católico

Recordó otro hecho lamentable, cuando “el año pasado un sacerdote estaba celebrando la misa, se subió una persona, -ya está en el Reclusorio-, lo acuchilló y el clérigo perdió la vida”.

Por último, sugirió no hacer caso a mensajes por redes sociales que se viralizan y que no informan la realidad de los hechos; ejemplificó que en las últimas semanas se informa que la Catedral ha sido sitiada por elementos de la Guardia Nacional, “cuando se trata, en realidad, de una fake news”.

Con foto: Cortesia EFE

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