Estamos en el I domingo de Adviento; usamos en la Misa el ornamento morado que es el color litúrgico de este tiempo; estamos dando inicio a un nuevo ciclo litúrgico, el ciclo B; el Evangelio de san Marcos nos servirá de guía en todos los domingos del tiempo ordinario. Se enciende la primera vela de la corona de Adviento, un signo externo que nos irá marcando el ritmo en todo el Adviento. La virtud que se promueve en este tiempo es la Esperanza y vaya que la necesitamos, pues la virtud de la Esperanza es la que más necesita ser fortalecida, ya que cuesta esperar algo, por la realidad que vivimos. Las lecturas de este tiempo nos recordarán y nos motivarán para vivir la espera que es doble:
- En la primera etapa: Se remarca la espera en la segunda venida de Jesús, lo que llamamos la Parusía; los personajes que resaltan en esta etapa son la Virgen María, Juan el Bautista y el profeta Isaías.
- Y en la segunda etapa, que da inicio el 16 de diciembre y como signo tenemos la novena de posadas: Nos preparamos para celebrar la venida de Jesús en la historia, recordando el gran acontecimiento de su nacimiento en Belén, donde aquella promesa se hizo realidad.
Para todos, es un tiempo distinto, ya que tenemos signos, dentro y fuera de la celebración, que nos llevan a vivir de manera diferente: está la corona de adviento, muchos en casa preparan el árbol de navidad, adornan sus casas con luces, es tiempo de reuniones familiares, convivencias. Es un tiempo que se vive de manera diferente desde la fe.
El Evangelio que escuchamos, nos recuerda la invitación de Jesús: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento”. La invitación a la conversión era porque “el Señor estaba por llegar en su segunda venida” y se había dado un fervor, pero como el tiempo pasaba y el Señor no llegaba, el problema era que se podía apagar aquel primer ardor y las comunidades llegarían a la indiferencia y al olvido. La preocupación de los primeros evangelizadores era que Jesús llegara y los encontrara dormidos; de allí que la “vigilancia” se convirtió en la palabra clave y la encontramos en el Evangelio de manera repetitiva: “Vigilen” “estén alertas” “vivan despiertos”. La invitación que escuchamos de: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento”, no sólo era para los primeros oyentes, es también para todos los seguidores de Jesús, de todos los tiempos.
Es una invitación que nos ayuda a reflexionar a nosotros como cristianos; ya pasaron veinte siglos de aquel anuncio y ¿qué ha sido de ese imperativo que dio
Jesús? ¿cómo vivimos los cristianos de hoy? ¿estaremos despiertos? ¿estaremos vigilantes? ¿No será que el primer ardor se ha ido apagando en la indiferencia y en la frialdad?
Hermanos, vivimos tiempos difíciles marcados por la tecnología a nivel mundial; marcados por las inseguridades e incertidumbres a las que nos ha inducido el crimen organizado; pareciera que nuestra fe ha caído en realizar actos religiosos por costumbre o carentes de significado, ¿no será que le estamos dando la espalda a Dios?. Ante este mundo consumista en el cual vivimos, un mundo que nos ofrece una felicidad marcada por oropeles, como cristianos debemos abrir los ojos, estar vigilantes, para no dejarnos engañar o adormecer, para que el Señor no nos vaya encontrar embelesados con las cosas mundanas.
Hermanos, sé que hablar de la segunda venida de Jesús, no es sencillo, ya que hay muchas personas que son cristianas sólo de nombre y hablar de vida eterna o de juicio ante Dios, suena como a frases de otra época. La cultura nos ha conducido a vivir el presente de manera intensa, pareciera que lo importante es ‘el aquí y el ahora’, y más aún, muchos de nuestros jóvenes no tienen horizontes de futuro.
Papás, los invito para que estén vigilantes desde el punto de vista humano, vigilantes con sus hijos, ustedes que los conocen y desean el bien para ellos, dense cuenta: ¿qué esperan ellos de la vida? ¿qué están haciendo para que lo que esperan se realice? Vigilen, observen, no se adormilen, cuiden a sus hijos; recuerden lo que dijo san Pedro: “El diablo como león rugiente ronda buscando a quien devorar…” (1Pedro 5,8). En la actualidad, el diablo usa muchos otros ropajes seductores.
Jóvenes, no se duerman, no se dejen atrapar por ningún vicio, no se dejen encandilar por el oropel de la maldad, no caigan en las garras del crimen organizado. Recuerden que el diablo promete cosas que no puede cumplir.
Hermanos todos, guiados por la fe, debemos aprender a ‘esperar juntos’. En el mes de octubre el Papa se reunió con cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de todo el mundo, para tratar el tema de la “Iglesia en el mundo actual”, este tema tratado desde la sinodalidad. El Papa desea escuchar a todos los sectores de la sociedad para plantear el papel de la Iglesia en el mundo actual; para reflexionar de manera conjunta ‘el ser y quehacer’ de la Iglesia en nuestros tiempos. Esta reunión nos invita a todos los cristianos a estar atentos y a preguntarnos: ¿qué estoy dispuesto hacer por la Iglesia y por mi fe? ¿qué espero de la Iglesia en estos tiempos turbulentos?
Hermanos, si Dios va a venir a nosotros, nuestra actitud debe ser, además de confiar en Dios, disponer nuestra vida en la línea de colaboración en su proyecto, estar siempre abiertos a su perene novedad, no dormir sino velar con amor para estar dispuestos a recibirlo porque Aquel que dio su vida por nosotros en la Cruz, vendrá de nuevo para traernos la paz y la felicidad verdadera.
Les bendigo a todos, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. ¡Feliz Adviento para todos!