Desgraciadamente se hacen muchas cosas en Alemania que no son católicas. Pero eso no significa que los alemanes tengan que ser imitados
El Señor es una persona y nadie acogería a la persona que ama en una bolsa o de cualquier otra forma indigna. La respuesta a la privación de la Eucaristía no puede ser su profanación
No se puede poner a Dios en un bolsillo.
Horrorizado ante la mera posibilidad de que pueda distribuirse en sobres la comunión a los ancianos, que, durante la pandemia, no pueden desplazarse a los templos, el cardenal Robert Sarah arremete contra “algún obispo alemán” que, a su juicio, propuso esta iniciativa: repartir la comunión en sobres o en bolsas.
No, no, no, eso no es posible en absoluto. Dios merece respeto, no se le puede meter en una bolsa,
dijo Sarah en una entrevista publicada el sábado en el portal de internet italiano “The Daily Compass” y recogida por el portal de la Iglesia alemana Katholisch.
Para el purpurado conservador africano, para recibir al Señor hay que hacerlo “de una manera digna, digna del Dios que viene a nosotros”. Porque, “la eucaristía debe ser tratada con dignidad y no debe degenerar en un objeto trivial. “No estamos en un supermercado. Esto es una locura total”,sentenció.
“Desgraciadamente, en Alemania se hacen muchas cosas que no son católicas”
Al decirle el periodista que tales medidas procedían de la Iglesia alemana, Sarah explicó: “Desgraciadamente se hacen muchas cosas en Alemania que no son católicas. Pero eso no significa que los alemanes tengan que ser imitados”.
Y añadió:
Recientemente, escuché a un obispo decir que en el futuro no habría más reuniones eucarísticas, sino sólo celebraciones de la Palabra de Dios. Pero esto es protestantismo,
dijo el cardenal africano, sin citar el nombre del supuesto prelado.
Sarah subrayó, asimismo, que recibir la Eucaristía “no es ni un derecho ni una obligación; es un regalo que recibimos gratis de Dios y que debemos acoger con veneración y amor”. Y el cardenal prefecto de Culto Divino concluyó así:
El Señor es una persona y nadie acogería a la persona que ama en una bolsa o de cualquier otra forma indigna. La respuesta a la privación de la Eucaristía no puede ser su profanación. Es una cuestión de fe. Si realmente creemos, no debemos tratarla indignamente.