Una niña increíble

Pbro. Hugo Valdemar Romero
Pbro. Hugo Valdemar Romero

Se llamaba Teresita Castillo, de apenas diez años de edad, cuando el pasado 11 de febrero la visitó el sacerdote Ángel Camino, en un hospital de Madrid, donde la pequeña convalecía de cáncer desde hacía 3 años, al verlo, la niña le preguntó: “¿me traes a Jesús, verdad? Sí, le contestó. Te traigo a Jesús y la fuerza del Espíritu Santo con la unción. A continuación le dice: “Sabes una cosa? Yo quiero mucho a Jesús. Al escucharla su madre le dice. “Dile al padre lo que quieres ser”. Miró fijamente a su madre y le dijo al sacerdote: “quiero ser misionera”. El P Ángel emocionado le respondió. “Teresita, yo te constituyo ahora mismo misionera de la Iglesia, y esta tarde te traeré el documento que lo acredita y la cruz de misionera”. La niña le dijo: “P Angel ¿sabes una cosa?: Yo rezo para que muchos niños conozcan a Jesús”.

Teresita era una niña rusa adoptada, hija única de una familia madrileña de católicos devotos, Eduardo y Teresa. La madre de Teresita cuenta de ella que siempre fue una niña de personalidad extraordinaria, tenía mucha empatía con la gente, era muy ocurrente, muy cariñosa, saludaba a todo el mundo. Siempre que veía a un pobre en la puerta de la Iglesia se paraba a platicar con él. Acompañaba siempre a su madre a misa. Hacía sus oraciones al acostarse, sencillas pero profundas y lo hacía con mucha devoción, rezaba también el rosario y se confesaba con frecuencia.

La madre cuenta que Teresita sufrió con mucha entereza los dolores, parecía una crucificada. Ella comulgaba todos los días en el hospital y rezaba con el sacerdote. He visto en la enfermedad de mi hija un martirio, estar con ella en la habitación era como entrar en el calvario. Teresita estaba muy enamorada de Jesús. A su propia abuela le dijo que antes qué quererla a ella, tenía que querer más a Jesús. En medio de los dolores más fuertes decía casi sin voz: Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

Teresita empezó a decir que quería ser misionera tras ver una película de Madre Teresa de Calcúta en dibujos animados y que quería construir un hospital para niños. Ella quería ser misionera para que todo el mundo fuese al cielo. Un día, cuenta la madre, Teresita le preguntó por qué sufría, y le explicó que sufría porque era muy amiga de Jesús y le daba a participar de su cruz y ella lo entendió perfectamente.

La madre cuenta que tuvo varios sueños con el cielo, y que le pidió a Dios ver al jovencito de 15 años recién beatificado, Carlo Acutis, deseo que le fue concedido. Cuando Teresita fue intervenida el pasado 11 de enero y su padre le aseguró que todo saldría bien, la niña le respondió: “No, papá, iré al cielo. He soñado con Carlo Acutis”. La pequeña Teresita, murió en olor de santidad el pasado domingo 7 de marzo. Con el testimonio de esta pequeña qué bien podemos entender las palabras de Jesús cuando dijo: “Si no se vuelven como niños no podrán entrar en el reino de los cielos”. Teresita Castillo nos ha enseñado con su vida, su sufrimiento, pero sobre todo su amor a Jesús, como se llega al cielo.

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