El pasado 19 de noviembre, el Senado de la República aprobó la despenalización de la Marihuana, es decir una ley federal que legaliza el cultivo, la producción, el consumo, la distribución, la industrialización y la venta de la marihuana. La votación se dio con 82 votos a favor, 18 en contra y 7 abstenciones.
Senadores de MORENA, PRI, MC, PVEM, PES, PRD Y PT respaldaron el dictamen para regular el autoconsumo, uso lúdico y medicinal de la marihuana. Los senadores del PAN Xóchitl Gálvez, Gustavo Madero y Raúl Paz se sumaron a esta mayoría; el resto de los senadores del partido Blanquiazul votaron en contra, entre otra cosas, porque con ello “se abre el mercado de las drogas en el país”.
El dictamen aprobado incluye, entre otras cosas, la creación del Instituto Mexicano para la Regulación y control del Cannabis como un órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud. Las personas mayores de 18 años podrán cargar hasta 28 gramos de marihuana así como cultivar entre seis y ocho plantas en una vivienda.
No podemos aplaudir una ley presentada como progresista y de avanzada porque representa un riesgo grave para la salud de las personas y de la sociedad. Se trata de una salida fácil y un salto al vacío. El consumo de la marihuana por motivos lúdicos es el consumo de una droga que genera daños irreparables, crea adicción y afecta la salud de las personas.
Este tipo de leyes no resuelven los problemas de fondo de nuestro país. La legalización de la Marihuana no garantiza de ningún modo que disminuirá la violencia, al contrario ahora se pone en riesgo la paz social y la tranquilidad de las familias.
Las causas de la violencia son multifactoriales no se debe sólo a la prohibición de la marihuana. Esta legalización atenta además contra la ética pública pues supone la degradación de valores, se permite lo que daña la salud de la población y va contra el bien común y la justicia.
Aprobar una ley para que la gente se drogue y altere su conciencia, se vuelva adicta, pierda la brújula, la paz, la salud y el sentido de su existencia, no contribuye en nada a mejorar la sociedad; con este permisivismo lo único que se promueve es el deterioro físico, mental y espiritual de las personas y de la sociedad.
Promover la marihuana es promover una falsa salida. La gente se droga para evadir su realidad porque vive un gran vacío existencial. La solución a esta situación no está en lanzar a la gente a una evasión que le dejará graves consecuencias, sino en ayudarle a encontrar sentido a su existencia.
La legalización de la marihuana da permiso inmoral para usar una substancia dañina para la salud, provocando enfermedades adicionales en la población, no resolviendo el problema de la violencia ni del narcotráfico, creando más adictos y promoviendo accidentes. La legalización de la marihuana puede ocasionar daños irreparables para los que no se prevén remedios.
Lamentamos la aprobación de esta ley porque envenena a la sociedad, pone en riesgo a las familias y contribuye a la degradación de la persona y de la sociedad.
P. José Manuel Suazo Reyes