Pablo Díez Fernández, nombre que evoca la historia de la cerveza más famosa de México, fue mucho más que un simple empresario. Su vida, marcada por giros inesperados y una incansable búsqueda de progreso, es una verdadera inspiración. Desde sus humildes orígenes en España hasta convertirse en uno de los magnates más influyentes de México, su legado sigue vigente.
La infancia y juventud de Pablo Díez en España
Nacido en Vegaquemada, León, en 1884, Díez mostró desde joven un espíritu inquieto. Tras una infancia marcada por la pérdida de su madre y una adolescencia dedicada a los estudios clásicos y la filosofía, decidió abrazar la vida religiosa. Sin embargo, el sacerdocio no era su camino. Con tan solo 20 años, abandonó el convento y se embarcó hacia México, en busca de nuevas oportunidades.
Se crió con sus abuelos en España, intentó ser sacerdote y emigró a México en barco para convertirse en un poderoso empresario: así era Pablo Díez
Su llegada a México y su escalada al éxito
En tierras mexicanas, Díez comenzó desde abajo, trabajando en una panadería. Su visión y determinación lo llevaron a convertirse en dueño de su propio negocio y, posteriormente, a ser uno de los fundadores de la primera fábrica de levadura comprimida del país. Pero su mayor logro estaba por venir. En 1918, Díez se unió a un grupo de empresarios para fundar Cervecería Modelo.
Cervecería Modelo, su gran negocio
Su visión de una empresa que no solo generara ganancias, sino que también contribuyera al bienestar de sus trabajadores y de la sociedad, lo convirtió en un líder respetado. Bajo su dirección, Modelo se expandió y se consolidó como una de las cerveceras más importantes de México.
Se crió con sus abuelos en España, intentó ser sacerdote y emigró a México en barco para convertirse en un poderoso empresario: así era Pablo Díez
Además de su éxito empresarial, Díez fue un ferviente filántropo. Fundó numerosos proyectos sociales en México y España, como hospitales, asilos y escuelas. Su compromiso con la comunidad le valió el reconocimiento del gobierno mexicano, quien le otorgó la Orden del Águila Azteca.
La figura de Pablo Díez trascendió las fronteras de México. Su historia es un ejemplo de cómo la perseverancia, la visión y la generosidad pueden llevar al éxito. Su legado vive hoy en día en cada botella de Corona que se disfruta en el mundo, pero también en las innumerables obras sociales que impulsó