«Un cristianismo que se autolimita supone siempre una traición»: fray Nelson Medina. «Los cristianos no sostenemos una idea, sino que somos sostenidos por Él»

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* El conocido predicador dominico desarrolló en las jornadas de la ACdP en el País Vasco cómo debe articularse una respuesta de los católicos al movimiento globalista.

 ¿Los cristianos pueden responder con esperanza al «globalismo secularista» que se extiende en la sociedad? La expresión es del padre dominico y doctor en Teología Fundamental Fray Nelson Medina, que abordó precisamente esta cuestión el pasado fin de semana durante la XVII edición de las Jornadas Católicos y Vida Pública del País Vasco, organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).

El evento tuvo lugar en el palacio Euskalduna de la capital bilbaína, con el lema «David vs Goliath: la verdad se abrirá paso», y contó con la presencia de -entre otros- el cardenal Gerhard Müller, el director de Ayuda a la Iglesia Necesitada en España, Javier Menéndez Ros, o el experto en márketing religioso Carlos Luna. Medina abrió el segundo día con su ponencia Respuesta cristiana al globalismo. Razones para la esperanza, en la que trató cuestiones como la clonación de legislaciones, el riesgo del buenismo o el error de caer en un exceso de diagnóstico.

«Una consigna cósmica»

«Jesús nos llama a llevar el Evangelio a toda la Creación», arrancó el popular predicador, llamando a un discernimiento en torno al globalismo. En esta línea, recordó que «Hay una consigna global, incluso cósmica, propia de nuestra fe cristiana: un cristianismo que se achica y autolimita supone siempre una traición al querer de Cristo».

Para entender las dinámicas del globalismo actual, al que Medina llama «globalismo secularista, el dominico recordó varios ejemplos históricos y bíblicos, desde la pax romana o las persecuciones emprendidas a partir de Nerón hasta la torre de Babel o la marca de la Bestia presente en el Apocalipsis. El ponente profundizó en uno de ellos, la crisis arriana: «la doctrina de Arrio, que niega la divinidad de Jesús, siempre será más atractiva que la expresión clara y ortodoxa de la fe católica», dijo, y señaló que, a pesar de ser condenada en el Concilio de Nicea, la doctrina arriana se extendió por el mundo.

Centrándose en la época actual, Medina identificó cuatro características de este globalismo secularista.

La primera sería la clonación de agendas legislativas -«los países se apresuran a copiarse las mismas leyes unos a otros», lamentó- y la segunda la imposición de supuestos derechos, que conllevan imposiciones legislativas y educativas para todos. «Y quien quiera oponerse, automáticamente queda como el malo, descalificado de entrada», advirtió.

La tercera característica de este globalismo, según enumeró el religioso, sería el condicionamiento del lenguaje: «Las imposiciones de lenguaje son siempre imposiciones de pensamiento -planteó-, quien te quiere obligar a hablar, te quiere obligar a pensar».

Por último, la cultura de la cancelación, que se ha extendido -señaló- incluso en los espacios que nacieron para que hubiera diálogo y disenso, como las universidades.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Además, Medina identificó cinco condiciones de posibilidad, que permiten responder a la pregunta ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

La primera, dijo, es la suspicacia hacia todo patriotismo o sentimiento nacional: «Quieren que te avergüences de ser lo que eres -español, por ejemplo- para que acojas la promesa de llegar a existir en el nivel superior -como podría ser la UE-», señaló el dominico colombiano.

La segunda condición sería la expansión de una religión universal, que identificó con el «buenismo».

«Este consiste en reducir la religión a ser simplemente un poco buena persona, tolerante y a llevarte bien con todo el mundo… pero cuando te autodestierras de tu religión pierdes la capacidad de convicción y de debate fecundo», señaló.

La tercera condición es la erosión de las instituciones intermedias, que la Iglesia precisamente defiende a través del principio de subsidiariedad.

Las dos últimas condiciones identificadas por Medina son la búsqueda constante de mantener a la gente divertida -«bajo la superficialidad siempre hay ansiedad, que luego revienta frente al psiquiatra», lamentó- y el elogio de la libertad «al estilo de Sartre», que se ejemplifica en la «antropología LEGO» del fenómeno trans. «Es la idea de que tú te haces a ti mismo y no le debes a la sociedad nada más allá del consenso», explicó.

Reconocer las «semillas del Verbo»

Medina defendió también que «no se puede avanzar en un diálogo provechoso con este globalismo si no hay capacidad de discernimiento, de identificar qué hay de positivo y con qué no se puede negociar». El ponente citó al papa Francisco, que habla de la «tentación permanente de un cristianismo de élite», y llamó a mantener la mente abierta para, además de señalar aquello con lo que uno no puede estar de acuerdo, reconocer las «semillas del Verbo», en palabras de san Justino.

Por último, el fraile señaló dos caminos frente a este globalismo «que no son suficientes ni conducentes». Uno es el de caer en el exceso de diagnóstico, porque «estudiar sin que haya acciones que lo sigan lleva a la amargura, el pesimismo y la nostalgia», y porque «los cristianos no estamos llamados a vivir en refugios culturales». El segundo sería pensar que el tiempo resolverá los problemas por sí mismo, porque «hemos visto en los últimos años que siempre traspasan los límites que imaginábamos».

En este sentido, Medina propuso una serie de vías para que los cristianos puedan mantener la esperanza. Defendió que «el primer deber es informarse» y que es necesario «volver a una sana espiritualidad de la militancia, de comprender profundamente la vida cristiana como un noble combate». También pidió «valorar la semilla recibida», y llamó a enorgullecerse del camino recorrido por la Iglesia: «En 2,000 años ha habido errores, pero no me vas a decir que la Iglesia son solo sus errores, llagas y pecados», insistió. El dominico instó a «renovar la catequesis familiar, comunitaria y parroquial en clave de realismo», y a fortalecer las comunidades cristianas con la vista puesta en la vida sacramental. «Los cristianos no sostenemos una idea, sino que somos sostenidos por Él», concluyó.

Por Guillermo Altarriba.

Domingo 19 de marzo de 2013.

ACdP/InfoCatólica.

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