Tú lo sabes todo

Pbro. Hugo Valdemar Romero

En este tercer domingo de Pascua, el Evangelio de Juan nos presenta una escena de la Resurrección. Los discípulos que están pescando reciben una indicación de Jesús de dónde pescar. Así lo hacen y obtienen una pesca abundante.

Después de esto, y que los discípulos lo han reconocido, llama la atención que Jesús mismo se pone a prepararles el almuerzo, come y bebe con ellos. La resurrección del Señor es real. Es Jesús vivo en su propio cuerpo que se hace presente en medio de ellos. No es una alucinación. Un fantasma no puede comer ni beber. A Jesús lo pueden ver y tocar. Comparte con ellos los alimentos como lo hacía cotidianamente antes de morir.

Al término de la comida, Jesús se dirige a Pedro y le hace una pregunta. Pedro, “¿Me amas más que éstos?” Es imposible no pensar en la escena de la pasión donde Pedro, a pesar de prometerle al Señor que lo defendería con su propia vida, lo negó tres veces.

Pedro lleva en su corazón la herida de la traición, pero Jesús no lo llama a cuentas, sino más bien, quiere que pueda sanar su traición ratificando su amor a Jesús. “Sí, Señor”, le responde, “tú sabes que te quiero”.

Tres veces Pedro lo negó. Tres veces Jesús le pregunta si lo ama. Y a la tercera pregunta dice el Evangelio que Pedro se entristeció y le dijo, “Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo”. La frase, “tú lo sabes todo”, da a entender que Jesús sabía de su traición. Sin embargo, Pedro estaba ahí y no sólo continuaba siendo su discípulo, sino que también lo amaba, aunque lo hubiera fallado y lo hubiera abandonado.

Jesús te hace a ti la misma pregunta, ¿me amas? No pregunta “¿crees en mí?” sino ¿me amas? ¿Qué le vas a contestar? Ojalá lo mismo que Pedro: “Señor, tú lo sabes todo. Mis traiciones, mi olvido, mis pecados y miserias, pero a pesar de todo eso tú sabes que te quiero. Y yo sé que a pesar de mi traición me perdonas y aceptas mi amor por pequeño y pobre que sea”.

Como puedes ver, Jesús no te condena ni te reclama. Simplemente como a Pedro te pregunta, “¿me amas?”.  No tengas miedo a responderle con humildad, pero con convicción como Pedro: “Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero”. Feliz domingo de Pascua. Dios te bendiga.

Comparte:
No hay comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *