Trump insiste: ser Papa

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Las cuentas oficiales en las redes sociales de la Casa Blanca estadounidense han publicado un meme deliberadamente provocador del presidente Donald Trump vestido como el próximo Papa.

La imagen muestra a Trump con una sotana blanca con una cruz dorada y haciendo un gesto sermoneador con la mano.

El meme ha sido ampliamente criticado por ser de mal gusto, y los comentaristas han inundado los hilos exigiendo una disculpa:

Prefiero que la Casa Blanca publique chistes a que Macron intente realmente influir en el cónclave».

Otros usuarios argumentan que el Papa Francisco ha hecho más por caricaturizar el papado.

La Casa Blanca no ha emitido una respuesta formal, reporta ESNEWS.

Ya es la segunda ocasión que se refiere Trump a «ser Papa», tal y como lo publicó el pasado 29 de abril aquí la AGENCIA CATÓLICA DE NOTICIAS, como se podrá corroborar mas adelante.

Sobre el particular, Jaime Gurpegui ha dicho:

Las redes hierven. Una imagen de Donald Trump vestido de Papa, publicada por la cuenta oficial de la Casa Blanca, ha incendiado a los católicos más sensibles. “¡Una falta de respeto!”, claman. “¡Un ultraje a los símbolos sagrados!”. Algunos hasta piden disculpas oficiales.

Respiremos.

¿De verdad esto es lo que deshonra al Papado? ¿Una imagen? ¿Un meme? ¿Un montaje, más o menos ingenioso, más o menos irreverente?

Porque resulta difícil tomarse en serio tanta indignación cuando llevamos años —décadas— viendo al Papado utilizado como herramienta política, como plataforma ideológica, como altavoz de agendas que poco o nada tienen que ver con el depósito de la fe.

¿Dónde estaban estas almas ofendidas cuando desde Roma se invitaba a abortistas y proeutanasia a dar conferencias en el Vaticano?

¿Dónde estaban cuando se blanqueaba a dictadores y tiranos bajo el pretexto del “diálogo”?

¿Cuántas cejas se alzaron cuando el Vicario de Cristo promovía el “pacto educativo global” de la ONU o aplaudía a ideólogos del “Great Reset”?

¿En serio vamos a hacernos los escandalizados porque un político norteamericano —sea Trump o quien sea— aparezca caricaturizado de Papa, cuando hemos asistido impasibles a la banalización sistemática del propio ministerio petrino?

Y lo más irónico: que precisamente Donald Trump fue uno de los que más sufrió la utilización política del Papado.

¿Acaso olvidamos cuando, desde la misma sede de Pedro, se llegó a cuestionar su cristianismo porque defendía el derecho a la legítima defensa de las fronteras, como enseña el Catecismo?

¿Acaso olvidamos cuando se puso a Trump y a Kamala Harris en el mismo nivel, instando a los católicos a “buscar el menor mal” en las elecciones, equiparando a quien defendía la vida con quien promovía su destrucción?

¿Acaso olvidamos cuando, desde los pasillos vaticanos, se hizo campaña abierta contra Trump, tomando el nombre de Dios en vano para promover agendas mundanas?

No es este meme el que deshonra al Papado. Lo han deshonrado quienes han instrumentalizado al Papa para dinamitar a Occidente, para debilitar su identidad cristiana, para abrazar el globalismo, para blanquear el pecado bajo nombres amables como “inclusión” o “acogida”.

El respeto a los signos sagrados se defiende empezando por casa.

Difícil exigir reverencia cuando desde dentro del Vaticano se ha ridiculizado el misal, las rúbricas, la liturgia bimilenaria.
Difícil pedir solemnidad cuando hemos tolerado Pachamamas en iglesias, ceremonias sincretistas, “bendiciones” de pecados y “puertas santas” abiertas para lo políticamente correcto.

¿Que la imagen es de mal gusto? Sí. Pero es, al fin y al cabo, un chiste.

Lo que hemos presenciado en estos años, sin embargo, no es una broma, sino una demolición metódica de la autoridad moral del Papado. Y muchos que hoy se rasgan las vestiduras estuvieron callados —o aplaudieron— cuando desde Roma se mandaban mensajes confusos sobre las uniones homosexuales, la comunión a los adúlteros, el aborto como “pecado menor” en contextos de pobreza.

Que no nos guste ver a Trump vestido de Papa, de acuerdo. Pero que no pretendan que esta imagen es la cima de la irreverencia. Porque lo que realmente ha desacralizado el Papado no es un meme, sino el uso y abuso del Papado para promover una ideología ajena a la fe, complaciente con el mundo, rendida al César de turno.

No, no nos gusta este meme. No nos hace gracia. Pero hace mucho que el respeto al Papado dejó de estar garantizado. Y no fue por culpa de Trump.

Por JAIME GURPEGUI.

SÁBADO 3 DE MAYO DE 2025.

INFO VATICANA.

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