En los últimos años la resonancia de los medios de comunicación que ofrecen una visión católica sobre hechos noticiosos es prácticamente nula. Gabriel Zaid ha dicho que en México existen pocos periodistas católicos; voces singulares y definidas por la fe.
La prensa católica le cuesta trabajo influir en la cultura del país, no genera debate público, se mantiene excluida de los Trending Topics. La Iglesia le ha apostado a los periódicos diocesanos, algunos con miles de ejemplares semanales, y sin embargo, no es suficiente. Los medios católicos independientes están intentando revertir la situación y mejorar el panorama con la ayuda de las redes sociales. Esfuerzo loable, pues será la perseverancia la que nos permita en el mediano plazo ver los buenos frutos.
En México a partir del triunfo liberal en 1867 los católicos empezaron a plantear la necesidad de un activismo social para defender sus posturas, formar parte de las trasformaciones de un país cada vez más secularizado, dar las batallas en el campo de las ideas, y aportar soluciones a los problemas que enfrenta la sociedad. La guía para formar una narrativa propia fue la encíclica Rerum Novarum, promulgada por León XIII en 1891. La prensa y la educación fueron las herramientas para trasmitir los discursos de las causas católicas, se fortaleció la participación de los católicos en el debate politico y económico.
El periodista católico más importante en la historia de México es Don Trinidad Sánchez Santos. Nació en Huamantla, Tlaxcala, en 1859. Estudió en el Seminario Palafoxiano de Puebla. Como menciona Sergio Rosas Salas “Sánchez Santos contribuyó a ofrecer nuevos espacios de acción a los laicos católicos a través de la prensa escrita, quienes aprovecharon formas novedosas de expresión y debate para defender la posición de la Iglesia y realizar una crítica social con base en el catolicismo”.
Un catolicismo preocupado por el bien común, la defensa de la sociedad tradicional, promotor de las cooperativas agrícolas, siempre al lado de los campesinos, trabajadores y obreros. Sánchez Santos fue apoyado por personajes políticos conservadores destacados como Alejandro Arango y Escandón e Ignacio Aguilar y Morocho, fueron sus maestros y mentores. Se formó una escuela de periodismo a la luz de la fe católica, en el periódico “La Voz de México”, donde se forjaron los intelectuales católicos de la época. Posteriormente inició la actividad de una nueva generación con Victoriano Agüeros fundador del diario “El Tiempo”. Se buscaba que fuera la fe católica quien condujera los destinos del país.
Trinidad Sánchez Santos creó “el Heraldo” en 1891, después en 1896 abrió “El Día”, y finalmente llegaría a fundar en 1899 el exitoso periódico “El País”. Medio de comunicación que se convirtió en el más leído de México, y el segundo en Hispanoamérica. En un momento histórico donde el 80% de la población era analfabeta, se organizaban círculos de lectura para leer “El País” y de esa manera miles de ciudadanos pudieron acceder a los textos publicados. Fue la principal competencia del periódico oficialista del porfiriato: “El Imparcial”.
Una persona íntegra, congruente, su labor periodística no se queda sólo en la teoria, buscaba incidir en la vida cotidiana de los pueblos, llevar su pensamiento a la acción. Autor prolífico que durante 30 años escribió, artículos, poemas, ensayos. Se rebeló en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, la élite de entonces lo respetó mucho a pesar de representar una voz incomoda, hasta le ofrecieron cargos públicos para controlar su pluma, él siempre se negó, nunca se vendió al régimen. Llegó a ser el secretario de la sociedad mexicana de geografía y estadística, y también fue el primer secretario del congreso de americanistas realizado en octubre de 1895 con la participación de 15 países en ciudad de México. Consiguió que un periódico católico fuera el más importante en los tiempos de la revolución, en un contexto de caos y violencia, instantes de incertidumbre e inestabilidad en el país. Hombre de muchos méritos, su obra periodística fue más predominante que la de los hermanos Flores Magón, éstos “próceres” hoy enaltecidos por la izquierda, algo que los católicos no han sabido hacer, al contrario, se han olvidado de dar a conocer a los católicos de talla prócer que contribuyeron en la historia, en las humanidades y artes de nuestra gran nación. Porfirio Díaz antes de abandonar el país en 1911 afirmó; “los artículos de Sánchez Santos hicieron más daño a mi gobierno que las balas de Pascual Orozco”. De esa magnitud es la importancia de este periodista católico que logró ser la voz más escuchada de aquellos años sin tener el apoyo de ninguna autoridad eclesiástica. Pudo mantener en circulación a su periódico por la enorme cantidad de ventas que tenía, como empresario y director editorial obtuvo aceptación y prestigio.
Al principio apoyó a Francisco I. Madero. Al poco tiempo se percató de los errores maderistas, visualizó la decena trágica, de cómo Madero se rodeaba de gente poco confiable, y que acabarían traicionándolo. Criticó la debilidad del presidente, su falta de actitud para cumplir las promesas de instaurar la paz y el orden, su incapacidad para resolver las urgencias sociales y políticas del país. Cuestionó al vicepresidente Pino Suárez, por su incompetencia y corrupción. Acusó a Emiliano Zapata y a sus seguidores de bandoleros y criminales. Se refirió a Zapata de la siguiente manera; “quien a sus anchas asesina, incendia, roba, y siembra pánico en la región”. Sánchez Santos fue un contrarrevolucionario, opositor férreo del liberalismo, pensaba que en México debía regir la moral católica y no el mercado.
Trinidad Sánchez Santos se caracterizaba como señala Sergio Rosas Salas por “la defensa de su periódico como confesional e independiente; la defensa de los católicos en la vida pública, la denuncia de los caciques y gobernantes locales y estatales, y finalmente la crítica de Madero (…) Su labor periodística tenía como base el catolicismo, el cual lo impulsaba a defender la justicia, la libertad, y la democracia, entendidas según lo hacía el catolicismo social. Darle voz a los creyentes desde las páginas de la prensa.”
El maderismos encarceló a Sánchez Santos, víctima de persecución y censura. Poco después de salir de la cárcel falleció en 1912. Nunca dejó de escribir, de alzar la voz, su dignidad la mantuvo inquebrantable hasta el final. Un municipio de Tlaxcala lleva su nombre, Ziltlaltépec de Trinidad Sánchez Santos, considerado el periodista con más trascendencia nacional de Tlaxcala, un Colegio Salesiano en Puebla también tiene su nombre, al igual que rondallas, calles, y otras instituciones. Un católico que dejó una huella profunda en la sociedad mexicana.
Los catolicos del Siglo XXI debemos aprender del legado de Don Trinidad Sánchez Santos, profesionalizar nuestra incursión en los medios de comunicación mediante los géneros periodísticos informativos y opinativos; practicar la crónica, el reportaje, la entrevista, el artículo de opinión y similares. Hacer uso de lo audiovisual, configurar la opinión pública, participar en los acontecimientos importantes de nuestras comunidades, estar en la política, hacer presencia en las universidades, organizar eventos, coloquios, congresos, tertulias, emprender una editorial para publicar a los grandes escritores católicos, seguir presente en las redes sociales, contribuir en los cambios de la sociedad, restaurar lo que se tenga que restaurar, y hacer que todo el paisaje mexicano huela a Jesucristo. No será sencillo. Si Dios está con nosotros nada es imposible. Así como Don Sánchez Santos consiguió que su voz católica fuera la más escuchada en un México liberal, revolucionario, secular, y en guerra civil, los católicos de ahora debemos posicionarnos en las noticias, en la cultura y en la vida pública del país en este México posmoderno.
Por: Amado Adolfo