* Quiere mucho a San José, quiérele con toda tu alma, porque es la persona que, con Jesús, más ha amado a Santa María y el que más ha tratado a Dios: el que más le ha amado, después de nuestra Madre.
* –Se merece tu cariño, y te conviene tratarle, porque es Maestro de vida interior, y puede mucho ante el Señor y ante la Madre de Dios. (Forja, 554)
José ha sido, en lo humano, maestro de Jesús; le ha tratado diariamente, con cariño delicado, y ha cuidado de Él con abnegación alegre.
¿No será ésta una buena razón para que consideremos a este varón justo, a este Santo Patriarca en quien culmina la fe de la Antigua Alianza, como Maestro de vida interior?
La vida interior no es otra cosa que el trato asiduo e íntimo con Cristo, para identificarnos con Él. Y José sabrá decirnos muchas cosas sobre Jesús.
Por eso, no dejéis nunca su devoción, ite ad Ioseph, como ha dicho la tradición cristiana con una frase tomada del Antiguo Testamento.
- Maestro de vida interior,
- Trabajador empeñado en su tarea,
- Servidor fiel de Dios en relación continua con Jesús: éste es José. Ite ad Ioseph.
Con San José, el cristiano aprende lo que es ser de Dios y estar plenamente entre los hombres, santificando el mundo.
Tratad a José y encontraréis a Jesús.
Tratad a José y encontraréis a María, que llenó siempre de paz el amable taller de Nazaret.
La Iglesia entera reconoce en San José a su protector y patrono.
A lo largo de los siglos se ha hablado de él, subrayando diversos aspectos de su vida, continuamente fiel a la misión que Dios le había confiado. Por eso, desde hace muchos años, me gusta invocarle con un título entrañable: Nuestro Padre y Señor.
San José es realmente Padre y Señor, que protege y acompaña en su camino terreno a quienes le veneran, como protegió y acompañó a Jesús mientras crecía y se hacía hombre. (Es Cristo que pasa, nn. 56)

Por SAN JOSEMARÍA.