¿La sangre es más espesa que el agua? ¿La familia siempre debe ser lo primero?
Estos clichés sobre la importancia de la familia abundan, a pesar del reconocimiento de que las relaciones familiares a menudo son difíciles, cuando no directamente disfuncionales.
Pero en los últimos años ha surgido un debate sobre una medida un tanto tabú: cortar por completo los lazos con miembros de la familia considerados “ tóxicos ”.
Esta forma de distanciamiento , llamada “sin contacto”, suele implicar que los hijos adultos corten los lazos con sus padres.
- Puede ocurrir después de años de abuso
- O cuando un padre desaprueba a un hijo que se ha declarado LGBTQ+ .
- O puede estar impulsada por diferencias políticas o religiosas.
- Incluso la vicepresidenta Kamala Harris ha estado distanciada de su padre desde que sus padres se divorciaron.
El movimiento “sin contacto” tiene sus defensores y detractores .
Los que están a favor dicen que las personas deberían distanciarse de las relaciones no saludables sin vergüenza y que la familia debería ser juzgada con los mismos estándares que los amigos y las parejas románticas.
Quienes se oponen afirman que el nivel de lo que constituye un trauma familiar se ha vuelto demasiado bajo y que algunos hijos que cortan todo contacto son egoístas.
En el centro del debate sobre la ética del distanciamiento se encuentra un apego cultural a la idea de familia.
El campo del distanciamiento familiar todavía está en sus primeras etapas , pero se pueden encontrar discusiones sobre el colapso de la relación padre-hijo (sus orígenes, su ética, sus consecuencias) en la literatura a lo largo de la historia. A medida que me he encontrado con más artículos, foros y publicaciones en las redes sociales dedicados al distanciamiento familiar, no puedo evitar ver conexiones con “ El rey Lear ” de Shakespeare, que enseño a mis estudiantes como una tragedia sobre familias disfuncionales.
La tragedia shakesperiana presenta personajes que son excluidos por sus familias y, si bien la obra tiene más de 400 años, ofrece una visión asombrosa de la lógica del distanciamiento familiar moderno.
Familia moderna temprana
En la época de Shakespeare (la era moderna inglesa, que abarcó desde principios del siglo XVI hasta principios del siglo XVIII), el protestantismo reforzó la idea de que las personas tenían obligaciones especiales hacia sus parientes.
Como escribió el predicador puritano inglés John Foxe en “ El libro de los mártires ”:
“Entre todos los afectos de la naturaleza, no hay ninguno que esté tan profundamente grabado en la mente de un padre como el amor y el tierno afecto hacia sus hijos”.
En la enseñanza de Foxe, los niños eran bendiciones de Dios que requerían de cuidados, guía espiritual y apoyo material por parte de sus padres. Los niños, a su vez, estaban obligados a honrar y obedecer a sus padres que cuidaban de ellos.
Aunque esto suena bastante simple, la familia moderna temprana no era menos propensa a las disfunciones que la familia moderna.
Al igual que hoy, las relaciones entre padres e hijos eran dinámicas y evolucionaban a lo largo de la vida de los padres. Como sostiene la historiadora Ilana Krausman Ben-Amos , el vínculo familiar no se sustentaba mediante la adhesión a los mandatos de Dios, sino mediante la entrega y la reciprocidad asimétricas.
Los padres podían invertir mucho en sus hijos y recibir muy poco a cambio, y viceversa. Debido a la menor esperanza de vida, muchos padres no llegaban a ver a sus hijos llegar a la mayoría de edad y, si lo hacían, los hijos rara vez ganaban lo suficiente para pagarles a sus padres el costo de su crianza. Por lo tanto, los hijos podían corresponder con formas menos materiales, como por ejemplo ofreciendo afecto.
Cuando un padre moría, los hijos podían recibir algún tipo de herencia, pero esto estaba determinado en gran medida por el estatus social, el género y el orden de nacimiento.
Los personajes de Shakespeare no tienen contacto
“El rey Lear” presenta dos historias, cada una relacionada con la desintegración de la familia.
- La primera trama involucra a Gloucester y sus dos hijos, Edgar y Edmund.
Edmund es un bastardo, lo que significa que cuando Gloucester muera, su hermano legítimo, Edgar, heredará todo. Para vengarse, Edmund falsifica una carta en la que Edgar revela planes para asesinar a Gloucester para agilizar su herencia.
Una vez que Gloucester ve la carta, descarta a Edgar como un villano. Sintiéndose traicionado, Edgar asume una nueva identidad como mendigo y no tiene contacto con su familia.
- En la segunda trama, el rey Lear intenta dividir su reino entre sus hijas.
Como es imposible repartir ciudades, pueblos y aldeas de manera equitativa, inventa un concurso: cada hija pronunciará un discurso expresando su amor por su padre. El rey Lear otorgará las mejores partes del reino a la hija que mejor haga para halagar su ego.
Lear espera que Cordelia, su favorita, eclipse a sus hermanas, pero ella se niega a seguirle el juego y, en cambio, lo critica por su vanidad. Sintiéndose irrespetado, Lear deshereda a Cordelia. Sin dinero, se ve obligada a casarse con el primer hombre que la acepte y se muda a Francia.
En estos dramas familiares, los padres son injustos, incluso vengativos, con sus hijos. Pero el conflicto sigue siendo apasionante y cercano para los lectores de hoy, porque muchas familias se caracterizan por la desigualdad.
El hijo favorito , el padre preferido y la disputa por la herencia son temas tan eternos para las familias como las fiestas de cumpleaños y los funerales.
El bien y el mal se confunden
El engaño inspira la negación y desheredación de Edgar por parte de Gloucester. Y, sí, el plan de Edmund para destruir la relación entre Edgar y Gloucester es diabólico. Pero al mismo tiempo, la decisión de Gloucester de echar a perder su relación de décadas con su hijo por una carta –falsa o no– parece precipitada.
¿Edgar tenía razón al huir de su padre?
¿O se podría haber hecho algo para salvar la relación?
Cordelia tiene razón al afirmar que Lear es vanidoso al esperar que sus hijas compitan por su herencia. Al mismo tiempo, felicitar a su padre parece un precio pequeño a pagar por un reino entero.
¿Cordelia se comporta como una niña malcriada al negarse a honrar y obedecer a su padre?
¿O le está haciendo un favor al denunciar su comportamiento inapropiado?
Shakespeare no nos ofrece respuestas claras a estas preguntas; simplemente pide a los lectores que se sumerjan en su complejidad y experimenten el dolor único que surge al ver a una familia desmoronarse por algo que tal vez podría haberse evitado.
Sin envidia por los distanciados
Nadie obtiene un final feliz en “El rey Lear”: ni los hijos que rechazan a sus padres, y mucho menos los padres que necesitan que sus hijos los protejan y cuiden en la vejez.
- El dolor de Edmund por su condición de bastardo genera el dolor que le provoca a Gloucester y Edgar. Por no ver la verdad de la inocencia de Edgar, Gloucester es cegado físicamente por uno de los conspiradores Cuando Edgar se reúne con Gloucester, sus ojos se llenan de lágrimas al presenciar el sufrimiento físico de su padre. Antes de que Gloucester muera, Edgar le pide a su padre una bendición.
- Aunque Lear cortó el contacto con Cordelia, ella volvió a Inglaterra cuando se enteró de que sus hermanas habían echado a Lear a la calle sin nada más que la ropa que llevaba puesta. Las hermanas parecen villanas, pero uno también podría ver su abandono de Lear como una retribución kármica. Cuando Lear se reúne con Cordelia, le ruega que lo perdone, sugiriendo que reconoce sus fracasos, y ella le ruega que la perdone, reconociendo su amor perdurable por él a pesar de sus defectos.
Entonces, y ahora, el distanciamiento familiar a menudo conduce a la soledad, junto con el estigma social.
A los padres les puede dar vergüenza decir que sus hijos ya no les hablan. Las personas que están distanciadas de sus padres hablan del impulso de compartir los acontecimientos importantes con la familia, pero temen erosionar los límites que tanto se han esforzado por mantener.
Al igual que en “El rey Lear”, no tener familia también significa ser económicamente vulnerable: sigue siendo difícil obtener un préstamo o un contrato de arrendamiento cuando se es adulto joven sin un cosignatario .
Las ventajas de pertenecer a una familia son tan obvias que perder esa afiliación, intencionalmente o no, es trágico.
“El rey Lear” termina con la muerte de casi todos los personajes, pero como se trata de una obra de teatro –una ficción, una fantasía–, pueden pedir y recibir perdón antes de que baje el telón.
La vida real no suele funcionar así, ni se debería esperar que así fuera. Si algo dejan claro “El rey Lear” y el distanciamiento de Kamala Harris de su padre es que ninguna cantidad de dinero, poder o amenaza de mala publicidad puede proteger por completo a una familia de la disfunción y la desintegración.
Por JEANETTE TRAN.
Investigación dirigida por Jeanette Tran, Universidad de Drake.
Nací y crecí en San José, California. Obtuve mi licenciatura en inglés en la UCLA y mi doctorado en inglés en la Universidad de Wisconsin, Madison. Antes de llegar a Drake, asesoré a estudiantes y enseñé cursos interdisciplinarios en la Escuela Gallatin de Estudios Individualizados de la Universidad de Nueva York.
Mi área de especialización es la literatura inglesa de la primera época moderna. Además de impartir cursos sobre Shakespeare y sus contemporáneos, suelo impartir clases de introducción al análisis literario, seminarios de primer año y cursos de estudios de género y de la mujer. He publicado sobre los principales dramaturgos de la primera época moderna (Shakespeare, Marlowe y Fletcher) y, más recientemente, sobre las formas en que se entrecruzan Shakespeare, la raza y la cultura popular.
También escribo ensayos personales y reseñas de libros, que puedes encontrar en The Smart Set, Entropy Magazine y MAKE Literary Magazine.
Jeanette Tran es profesora asociada de inglés en la Universidad de Drake .
The Conversation/ Creative Commons.
