Todo cambio social viene del encuentro con el otro

Guillermo Gazanini Espinoza

¡Gloria a Dios! Estamos iniciando un nuevo año. El 2025 será un tiempo marcado por la alegría de la humilde manifestación salvífica de Dios a todo aquel que desee recibir la salvación en lo más profundo de sus vivencias personales y comunitarias.

Dios ofrece su humilde y contundente proyecto salvífico a todo ser humano que desee alcanzar la plenitud de la vida; pero también permanece oculto a aquel que no tiene el deseo profundo de buscarlo en su vida cotidiana. Blas Pascal, un humilde y sabio cristiano, nos enseña sabiamente que Dios se manifiesta al que lo busca, pero se oculta a quien no se interesa por Él: “No era, pues, justo que Dios apareciese de una manera manifiestamente divina y absolutamente capaz de convencer a todos los hombres; pero no era tampoco justo que viniese de una manera tan oculta que no pudiese ser reconocido por los que le buscasen sinceramente. Él ha querido hacerse perfectamente cognoscible por éstos; y así, queriendo aparecer descubierto a los que le buscan de todo corazón y oculto a los que le huyen de todo corazón, templa su conocimiento, de manera que ha dado señales visibles a los que le buscan y oscuras a los que no le buscan” (Pensamientos y otros escritos).

Dios siempre se manifiesta a todo el que desea encontrarlo. La fiesta de la Epifanía o manifestación de Dios a todos los pueblos es una gran ocasión para renovar nuestro deseo de conocer a Dios para darlo a conocer a los demás hasta acabar con las injusticias y males sociales.

El Papa Francisco, en su carta apostólica El bello signo del nacimiento, nos recuerda y señala, con motivo de la Epifanía, la gran responsabilidad de dar a conocer a los demás el amor de Dios cuando ya lo hemos encontrado: “En la fiesta de la Epifanía, se colocan en el Nacimiento las tres figuras de los Reyes Magos. Observando la estrella, aquellos sabios y ricos señores de Oriente se habían puesto en camino hacia Belén para conocer a Jesús…Contemplando esta escena en el belén, estamos llamados a reflexionar sobre la responsabilidad que cada cristiano tiene de ser evangelizador. Cada uno de nosotros se hace portador de la Buena Noticia con los que encuentra, testimoniando con acciones concretas de misericordia la alegría de haber encontrado a Jesús y su amor” Debemos dejarnos encontrar por Dios y darlo a conocer a quienes lo están buscando.

Cada uno de nosotros estamos invitados a seguir buscando a Dios a través de nuestro caminar en la vida. Los sabios de Oriente, llamados Reyes Magos, son un signo humilde y claro del modo de buscar a Dios en nuestras vidas. Por eso, otra vez el Papa francisco, en su carta apostólica El bello signo del nacimiento, recuerda que: “Los Magos enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo. Son hombres ricos, sabios extranjeros, sedientos de lo infinito, que parten para un largo y peligroso viaje que los lleva hasta Belén (cf. Mt 2,1-12). Una gran alegría los invade ante el Niño Rey. No se dejan escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y adorarlo.

Ante Él comprenden que Dios, igual que regula con soberana sabiduría el curso de las estrellas, guía el curso de la historia, abajando a los poderosos y exaltando a los humildes. Y ciertamente, llegados a su país, habrán contado este encuentro sorprendente con el Mesías, inaugurando el viaje del Evangelio entre las gentes”. Iniciemos o reiniciemos nuestro caminar en la fe para llegar hasta Cristo, adorarlo en oración y vivir en la justicia social.

Pbro. Juan Beristain de los Santos

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