«El golpe que nos ha dado esta pandemia por Covid-19, en la que llevamos seis meses, es muy fuerte, ha sido tremendo, pero aún no ha terminado, también nos da la oportunidad de cambiar, de mejorar nuestras vidas desde el Proyecto de Dios».
Así lo afirmó el arzobispo José Antonio Fernández Hurtado, quien invitó a los fieles y párrocos que se reunieron en el Santuario de Los Remedios a afrontar retos o desafíos para cuidarnos y cuidar a los demás ante el SARS-COv-2.
En la fiesta patronal de la arquidiócesis y la clausura del jubileo de los 500 años de la llegada de la imagen de virgen de Los Remedios, a este territorio del Valle de México, “que sin duda ha acompañado en las alegrías y tristezas y bendecido la vida de nuestro pueblo durante 5 siglos”, apuntó el arzobispo.
Esto en la celebración de la imagen del siglo XV, de importancia histórica y religiosa, hecha de madera estofada, la primera imagen mariana que llegó a tierras mexicanas, concretamente a Cozumel el 14 de febrero de 1519, traída de España por Juan Rodríguez Villafuerte, uno de los soldados de Hernán Cortés, quien en su huida de Tenochtitlán llegó a lo que hoy conocemos como Naucalpan.
La pequeña imagen de la virgen, llegó en procesión al templo al aire libre de San Miguel Arcángel y de ahí fue subida al techo de la Basílica de Los Remedios, para bendecir los cuatro puntos cardinales del Valle de México.
El arzobispo en su homilía, reiteró que “el golpe que nos ha dado la pandemia es muy fuerte, ha sido tremendo, pero también nos da la oportunidad de cambiar, de mejorar nuestras vidas desde el proyecto de Dios”.
E invitó a los feligreses a afrontar cuatro retos o desafíos con mucha responsabilidad. “Cuidarnos y cuidar a los demás, la pandemia no ha terminado… sigamos implementando todas las medidas para cuidar la salud: el lavado de manos frecuente, la sana distancia, el cubrebocas, sanitizar los espacios, no tener concentraciones, del mismo modo cuidar la salud personal».
“Intensificar nuestra vida espiritual, teniendo espacios de oración, de encuentro con la Palabra de Dios, buscando participación en la eucaristía y en las celebraciones marianas. Sabemos que en este tiempo para muchos será a través de los medios electrónicos”, por ello adentrarnos en las parroquias al mundo de la tecnología, para en la esfera de lo digital fortalecer la fe y seguir formando discípulos misioneros.
Además en esta pandemia
“continuar siendo solidarios con los que más lo necesitan, que la solidaridad se vaya convirtiendo en lo cotidiano”.
Con información de El Universal/Rebeca Jiménez