* Invoca a la Santísima Virgen; no dejes de pedirle que se muestre siempre Madre tuya: «monstra te esse Matrem!», y que te alcance, con la gracia de su Hijo, claridad de buena doctrina en la inteligencia, y amor y pureza en el corazón, con el fin de que sepas ir a Dios y llevarle muchas almas. (Forja, 986)
Ten una devoción intensa a Nuestra Madre. Ella sabe corresponder finamente a los obsequios que le hagamos.
Además, si rezas todos los días, con espíritu de fe y de amor, el Santo Rosario, la Señora se encargará de llevarte muy lejos por el camino de su Hijo. (Surco, 691)
Sin el auxilio de Nuestra Madre, ¿cómo vamos a sostenernos en la lucha diaria?
–¿Lo buscas constantemente? (Surco, 692)
El amor a nuestra Madre será soplo que encienda en lumbre viva las brasas de virtudes que están ocultas en el rescoldo de tu tibieza. (Camino, 492)
Ama a la Señora. Y Ella te obtendrá gracia abundante para vencer en esta lucha cotidiana.
-Y no servirán de nada al maldito, esas cosas perversas que suben y suben, hirviendo dentro de ti, hasta querer anegar con su podredumbre bienoliente los grandes ideales, los mandatos sublimes que Cristo mismo ha puesto en tu corazón.
-«¡Serviam!». (Camino, 493)
A Jesús siempre se va y se «vuelve» por María. (Camino, 495)
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Por SAN JOSEMARÍA.