A lo largo de mi carrera como psicólogo he compartido muchas historias con pacientes que han logrado cambiar su vida dejando malos hábitos, vicios y adicciones, gracias a la identificación de sus heridas emocionales de la infancia, a través de la ciencia y la fe.
Estos pacientes han tenido la gracia de contar, no solo con la gran ayuda que nos da la psicología para trabajar metódicamente en el conocimiento de nuestras heridas, sino que también han obtenido grandes frutos gracias a un método en el que he vinculado lo mejor de la estructura que nos da la ciencia unida con la fe católica.
Sin embargo, a pesar de haber tenido grandes testimonios de miles de personas que han cambiado su vida radicalmente, también guardo tristemente en mi memoria los casos de aquellas personas, que siendo muy brillantes en lo intelectual, decidieron confiar en su inteligencia y no en el poder sanador de Jesús.
Este grupo de personas, a quienes también he querido acompañar en su proceso de sanación, han preferido confiar en el mundo, en la nueva era, en libros de autoayuda y en ellos mismos para lograr cambios, perdiéndose del gran regalo de la gracia de Dios.
Sin embargo, cuando muchas veces he tenido la tentación de perder la esperanza en que estas personas conozcan a Jesús, Él me ha mostrado cómo su poder los trae de vuelta una y otra vez hacia su camino y esa es la lección más importante que Dios me ha dado. Es Él quien se encarga de sus hijos.
Así como yo he querido influir en la vida de muchos intentando convencerlos de la importancia de iniciar un proceso psicológico que los ayude a vivir plenamente su proyecto de vida, Dios me ha mostrado en su poder infinito cómo estas personas vuelven en el momento justo, cuando están listos para decirle sí a su llamado.
Probablemente tú estás leyendo estas palabras en este momento y consideras que tu vida no está tan mal como para entregarte de lleno a Dios, sin embargo he visto muchos casos en los que tristemente la razón por las cuales vuelven su mirada a Él, es porque su vida pende de un hilo.
No soy quien para juzgar en qué momento una persona debe acercarse a Jesús, sin embargo he visto los cambios de aquellos que dan el salto de fe y a veces me duele ver cómo nos perdemos de sus regalos por no acercarnos a tiempo.
Por eso te digo a ti, que estás en una búsqueda que trasciende lo visible, que es momento de acercarte a Dios y dar un paso más en ese camino. No esperes a tener que probar el trago amargo de vivir una catástrofe en tu vida para empezar a conocer tus heridas e iniciar un proceso de sanación.
Por el contrario, piensa en todas las bendiciones que Dios quiere darte y que podrías recibir, ya sea en tu vida profesional, en tus relaciones o en la búsqueda de tu paz mental. Todo eso lo puedes tener en Cristo si te animas a conocerlo un poco más.
Por eso hoy te invito a que me envíes un mensaje a mi WhatsApp personal y empieces tu proceso de autoconocimiento, sanación y conversión para que vivas una vida libre de las tensiones que te llevan al pecado.
Si quieres conocer más sobre la metodología que diseñé en el Diplomado en Sanación Interior, escríbeme al +571 580 6849 y da hoy el salto de fe al que Jesús te invita.