Eva García tiene 92 años y en su larga vida ha sobrevivido a dos pandemias. Curiosamente en ambas se encomendó a la Virgen de Guadalupe, a la que esta anciana mexicana se siente profundamente unida. Las dos veces tuvo el mismo sueño sobre el Cielo y despertó el día de la Guadalupana.
En 1938, cuando apenas contaba con 10 años, esta mujer enfermó gravemente durante varias semanas debido al tifus en una epidemia que mató a miles de personas durante la Revolución Mexicana. Estuvo muy cerca de morir, pero aquella niña amante de la Virgen sobrevivió aunque la enfermedad la ha acompañado durante décadas ya bien entrado el siglo XX.
Tal y como relata el semanario Desde la Fe, hace algunos meses Eva contrajo el coronavirus. La fiebre, el dolor de cabeza y la debilidad que sentía por el virus le recordaron a su infancia. Pero esta no es la única semejanza, pues asegura que en ambas enfermedades la ayuda de la Virgen de Guadalupe fue fundamental.
‘Mamá Eva’, como la llaman cariñosamente sus nietos y bisnietos, es guadalupana de toda la vida. “Todos los días, después de encomendarme a Dios le rezo, primero, a la Virgen de Guadalupe”, asegura ella.
No resulta casual que volviera en sí de aquella enfermedad de tifus tras varias semanas inconsciente precisamente un 12 de diciembre, cuando el doctor prácticamente la había desahuciado y, como medida desesperada, recetó a sus padres un tratamiento experimental, advirtiendo que difícilmente funcionaría.
“Mi papá ya había apartado el dinero para la funeraria y le dio una parte a mi mamá para que me mandaran hacer un vestido blanco para usarlo en el velorio, y fueron preparando el entierro”, cuenta Eva.
Sin embargo, explica que “era el día de la Virgen de Guadalupe. Me contaron que desperté cantándole las mañanitas, pero yo no sabía qué día era”.
Durante aquellas terribles fiebres en las semanas en las que estuvo inconsciente recuerda un sueño en particular: se veía andando por un camino que la llevaba a un lugar donde estaba expuesto el Santísimo Sacramento, y que resultaba ser la puerta al Cielo. Ella intentaba entrar, pero su padre con un silbido la llamaba de vuelta. “Él tenía un silbido diferente para cada uno de sus hijos, era su forma de llamarnos”, recuerda.
Eva García, con sus hijos y nietos
Sin embargo, 82 años después, Eva y quienes viven con ella -dos hijas y dos nietos- enfermaron por Covid-19. Su avanzada edad le hacía muy vulnerable. Una vez más, volvieron el dolor de cabeza, la fiebre… y también el oxígeno.
Uno de esos días de convalecencia cayó profundamente dormida. Por segunda vez en su vida, ‘Mamá Eva’ soñó con el mismo camino y la misma puerta al Cielo. Una vez más, estaba decidida a cruzar, y nuevamente escuchó el llamado de su padre. Cuando despertó, estaba mucho más repuesta y se sentía mejor. Era 12 de diciembre de 2020. En esta ocasión no despertó cantando, sí tuvo las fuerzas para escuchar la Misa Solemne de la Virgen de Guadalupe.
Doña Eva está convencida de que además del gran papel de los médicos y del cuidado de su familia, la Virgen de Guadalupe tuvo mucho que ver en su recuperación.