* ¿Católico, sin oración?… Es como un soldado sin armas (Surco, 453).
Yo te aconsejo que, en tu oración, intervengas en los pasajes del Evangelio, como un personaje más.
- Primero te imaginas la escena o el misterio, que te servirá para recogerte y meditar.
- Después aplicas el entendimiento, para considerar aquel rasgo de la vida del Maestro: su Corazón enternecido, su humildad, su pureza, su cumplimiento de la Voluntad del Padre.
- Luego cuéntale lo que a ti en estas cosas te suele suceder, lo que te pasa, lo que te está ocurriendo.
Permanece atento, porque quizá Él querrá indicarte algo: y surgirán esas mociones interiores, ese caer en la cuenta, esas reconvenciones.
(…) Hay mil maneras de orar, os digo de nuevo. Los hijos de Dios no necesitan un método, cuadriculado y artificial, para dirigirse a su Padre.
El amor es inventivo, industrioso; si amamos, sabremos descubrir caminos personales, íntimos, que nos lleven a este diálogo continuo con el Señor. (…)
Si flaqueamos, acudiremos al amor de Santa María, Maestra de oración; y a San José, Padre y Señor Nuestro, a quien veneramos tanto, que es quien más íntimamente ha tratado en este mundo a la Madre de Dios y -después de Santa María- a su Hijo Divino.
Y ellos presentarán nuestra debilidad a Jesús, para que Él la convierta en fortaleza. (Amigos de Dios, nn. 253. 255)<<>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
Por SAN JOSEMARÍA.