¿Ser hijos de Dios con «excusas»?

Alejandra Villegas
Alejandra Villegas

En nuestra vida cotidiana, el cumplimiento de metas a veces nos lleva a poner «excusas» que, aunque no esté bien, nos «ayudan» de cierta manera a justificarnos por cada descuido, tarea no realizada, fracaso, tropiezo o palabra incumplida.

Es sorprendente ver la facilidad con la que las implementamos en cualquier situación.

La acción de «excusarnos» se ha convertido para muchos en un hábito, es decir, algo que hemos normalizado hasta cierto punto. Es probable que algunos las hayamos adoptado desde pequeños, mientras que otros quizás lo hicieron con el paso de los años.

Tomando un ejemplo, en el trabajo, solemos recurrir a muchas «excusas» —yo debo admitir que también lo he hecho—, como decir que llegamos tarde debido a la lluvia, a que el camión iba lento, al tráfico, a que se pinchó la llanta, entre otras. Pero, ¿por qué no asumir responsabilidad y decir lo que realmente ocurrió? Tal vez me levanté tarde, prioricé otras cosas, etc.

En la vida cristiana, ¿qué crees? Esto no es la excepción. Como hijos de Dios, también solemos poner muchas «excusas», por ejemplo, para confesarnos, asistir a Misa, rezar el Santo Rosario, hacer novenas, visitar al Señor Sacramentado, etc.

¡Nos excusamos por todo y para todo! Pero, cuando comprendemos que las «excusas» son falsos motivos que nos impiden darle el lugar central a lo más importante en nuestra vida, dejaremos de «excusarnos» y daremos paso a priorizar y poner cada cosa en su lugar.

Como cristianos, ¿qué es lo central? Dios. Entonces, cuando lo descubrimos, haremos hasta lo imposible por evitar que las «excusas» nos impidan darle el lugar que le corresponde solo al Señor.

Es muy probable que tratemos de no desaprovechar cualquier momento en el que recibamos la invitación del Señor, como en la Santa Misa al participar en su banquete, en el Santo Rosario para unirnos a Él a través de su Madre, nuestra Madre, la Virgen María. Evitemos las «excusas» y aprovechemos esos momentos de comunión con nuestro Dios Omnipotente.

Incluso en la vida cristiana, aunque sigamos a Cristo, es probable que haya «excusas» que nos lleven a «preocuparnos», como la economía, la disponibilidad de materiales para evangelizar, etc. Pero te recuerdo y me recuerdo que el mismo Señor nos ha invitado a buscar primero su Reino, ya que todo lo demás se nos dará por añadidura.

Dejemos, y me incluyo, de «excusarnos» primero para Dios, porque Él debe ser nuestro TODO, ya que sin Él no somos nada y con Él lo somos TODO. Así, sin «excusas» para el Señor, no nos excusaremos en lo cotidiano, ya sea con el esposo(a), la familia, el trabajo, la escuela o dondequiera que estemos.

¿Qué te parece?

Ir detrás de Cristo implica dejar a un lado las «excusas».

¡Que Dios nos dé su gracia!

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Esposa. Licenciada en Geografía y Licencia en Derecho por la Universidad Veracruzana. Jefa de redacción en el medio de comunicación católico independiente CATOLIN. Enlace Técnico de la coordinación Estatal para la Construcción de Paz y Seguridad en el Estado de Veracruz (COESCONPAZ). Trayectoria de 5 años en el INEGI en el área de geografía. Ha trabajado en el Tribunal de Conciliación y Arbitraje del Estado de Veracruz. Laboró en el OPLE.