Senado Argentino: Al servicio de la colonización financiera y de la esterilización demográfica

José Arturo Quarracino
José Arturo Quarracino

En nuestro anterior artículo, “Sodomización de la política argentina”, informamos el triste rol cumplido por la Cámara de Diputados de la Nación Argentina en el pasado 7 de octubre, cuando aprobó un proyecto de ley, otorgándole facultades al presidente argentino para comprar vacunas que supuestamente son para combatir la pandemia del Covid-19, que entre otras cosas, a) se refiere a vacunas que no sólo no han sido fabricadas todavía, sino que además no han sido testeadas ni probadas; b) no son verdaderamente vacunas, sino compuestos transgénicos que nunca han sido probadas en seres humanos; c) eximen a los laboratorios fabricantes de toda responsabilidad jurídica, en caso de ser perjudiciales a la salud, estableciendo cláusulas de indemindad patrimonial y de confidencialidad, y d) la Argentina renuncia a la inmunidad soberana en caso de litigios judiciales, mediante la prórroga de jurisdicción a favor de tribunales arbitrales y judiciales con sede en el extranjero.

Como informamos en el mencionado artículo, el principal impulsor de este proyecto bochornoso fue el diputado tucumano Pablo Yedlin, quien justificó esta claudicación nacional a favor de las multinacionales proveedoras de vacunas, con el argumento que “son los requisitos que la industria farmacéutica impone”, mostrando a las claras que como legislador es un servil lacayo de un negocio privado, no un representante del pueblo que lo votó como diputado. Es decir, legisló con cobardía, no con dignidad, ya que como él mismo lo reconoce, “se dejó imponer condicionamientos”.

Tres semanas después, el jueves 29 de octubre, el Senado de la Nación Argentina se asoció a esta actitud de sometimiento colonial cobarde, al aprobar  con 56 votos a favor y 12 en contra el mamarracho jurídico aprobado por los diputados “argentinos”.

Pero si la mayoría de los legisladores de la Cámara baja aprobaron por ignorantes y desinformados el proyecto en cuestión, durante las dos semanas anteriores los senadores “argentinos” recibieron mucha información de varios especialistas, investigadores y profesionales, quienes les detallaron los peligros para la salud que cargan las vacunas que se están fabricando, empezando por el hecho que todavía no ha sido aislado el famoso Covid-19, razón por la cual no ha podido ser estudiado ni analizado en profundidad. Es decir, se está fabricando una “vacuna” para combatir un virus que no se conoce. Y se informaron también que la supuesta “vacuna” es en realidad es un compuesto o dispositivo “mensajero” que inocula en realidad acido ribonucleico en el ADN del receptor.

Y no sólo ello: como ya es universalmente conocido, las multinacionales farmacéuticas comprometidas pretenden fabricar y aplicar la “vacuna” en cuestión de meses a la mayoría de la población mundial, cuando la historia muestra que todas las vacunas aplicadas hasta la actualidad han consumido años de investigación, estudios, preparación, pruebas y experimentaciones, como lo muestra la imagen que acompaña esta nota:

Y la sospecha que rodea a todo este proceso “creativo” crece y se acrecienta, porque -volvemos a reitarar- “en realidad NO SE ESTÁ FABRICANDO UNA VACUNA, sino un DISPOSITIVO QUE PRODUCE MUTACIONES GENÉTICAS Y AFECTA EL APARATO REPRODUCTOR MASCULINO, tal como ha sido estudiado y formulado por un conjunto de científicos y especialistas argentinos (ver https://elarconte.com/wp-content/uploads/2020/08/INF.01.01.CTV-CRONOLOGIA-TARGETVACUNA-version-final-2.pdf.

Para decirlo en pocas palabras: esta ley aprobada blinda jurídicamente a los laboratorios que ofrezcan una vacuna para combatir el Covid 19, ya que el principal beneficio que otorgará al o a los laboratorios elegidos es la prórroga de jurisdicción, que sólo permite hacer juicios en su país de  origen, una facultad que suele ser incluida en los contratos de deuda externa.

Y otro beneficio no menos importante para los laboratorios es que nadie podrá demostrar los perjuicios, lesiones o enfermedades que pueden producir estas vacunas, ya que ha otorgado también una cláusula de confidencialidad en las fórmulas de las vacunas, para evitar copias. En vez de proteger a la población, los legisladores argentinos han blindado jurídicamente a las empresas fabricantes de vacunas.

¿Por qué? Porque los grandes fondos de inversión especulativos internacionales, como BlackRock, Wellington Management, Norges Bank, Capital Research and Management, Fidelity Investment, Vanguard Group, etc., son los dueños de las multinacionales que están fabricando las vacunas (ver https://acnweb.com.mx/2020/08/17/poder-financiero-internacional-dueno-deldinero-y-de-las-vacunas-que-van-a-salvar-a-la-humanidad/).

En realidad, los legisladores argentinos, haciendo gala de las peores prácticas de la historia nacional, en la que el país tenía menos dignidad que una colonia, al nivel de una granja, han cedido la soberanía por el chantaje realizado por la gran finanza internacional, parasitaria y depredadora. Pero más grave todavía es que no entregan recursos, ni se deshacen de empresas públicas para que ganen empresas privadas extranjeras, sino que sacrifican la salud del pueblo argentino y de quienes habitan en su tierra, poniendo en riesgo su vida y la de sus hijos.

En definitiva, en Argentina el Congreso Nacional ya no existe, se ha convertido en la Escribanía del Imperialismo Internacionl Financiero, cuyos miembros se caracterizan no por ser compatriotas sino tránsfugas políticas: aparentan estar al servicio del pueblo (con dietas millonarias), pero en realidad gobiernan para los que desde 1976 han colonizado la Argentina.

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