“Hasta ahora no ha sido fácil. Si nos miran, verán que nuestros rostros están muy tristes y probados”, dice el p. Cornelius Jingwa en un vídeo difundido ayer, 19 de octubre, en las redes sociales por los secuestradores de los 9 rehenes capturados en el ataque a la iglesia de Santa María, en el pueblo de Nchang.
El padre Jingwa es una de las personas secuestradas. En el video informa que “la situación en la que nos encontramos es bastante difícil y le estamos rogando a nuestro Señor que haga todo lo posible para sacarnos de aquí”.
“Es una cuestión de vida o muerte”, dice el sacerdote, quien denuncia que las condiciones médicas de los rehenes no son buenas.
“Me enfermé gravemente, incluso mis hermanos no están nada bien”.
El 16 de septiembre, un comando de hombres armados atacó la parroquia de Santa Maria di Nchang en la diócesis de Mamfe, en Camerún. En el asalto, nueve personas fueron secuestradas y los edificios parroquiales, incluida la iglesia, fueron arrasados.
Las personas secuestradas son el p. Elías Okorie; el hermano Bernabé Ashu; pags. Cornelio Jingwa; pags. Job Francis Nwobegu: pág. Emmanuel Asaba: Hermana Jacinta C. Udeagha; el catequista Nkem Patrick Osang; Blanche Bright y la Sra. Kelechukwu.
Monseñor Andrew Nkea Fuanya, arzobispo de Bamenda, dijo que los secuestradores pidieron un rescate. El obispo Nkea agregó que hay grupos que ven a la Iglesia como un «objetivo fácil para ganar dinero».
Desde 2016, las regiones del noroeste y suroeste de Camerún se han visto afectadas por un sangriento conflicto entre los separatistas de habla inglesa y las fuerzas armadas estatales de habla francesa. La violencia se ha cobrado más de 6.000 vidas y ha desplazado a alrededor de un millón de personas.
Por LM.
Yaoundé, Camerún, África.
Jueves 20 de octubre de 2022.
FIDES.