Secuestra nuevamente gobierno chino a obispo: otra muestra más del fracaso del Pacto Secreto del Vaticano

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Oficialmente, se llevaron al obispo para hacer «turismo». Muchas veces lo han recluido para lavarle el cerebro y obligarlo a unirse a la iglesia «oficial» que controla el Partido Comunista Chino. Operativo en vísperas del mes de los difuntos. Perseguido al igual que Mons. Lin Xili, primer obispo de Wenzhou.

Las autoridades chinas secuestraron ayer a Mons. Shao Zhumin, obispo de Wenzhou (Zhejiang). AsiaNews lo supo por fuentes locales, según las cuales el obispo fue trasladado oficialmente «para hacer turismo».

Los católicos chinos piden en un mensaje que recen por el obispo secuestrado: “Recen para que el Señor le dé confianza y coraje, para que no se desmoralice por lo ocurrido; recen también para que se mantenga sano y lúcido, bajo la guía de Cristo, para que pueda volver cuanto antes con nosotros a pastorear su rebaño; recemos todos juntos».

No es la primera vez que la policía arresta a Mons. Shao y lo hace desaparecer durante meses. Las autoridades lo someten a un «lavado de cerebro» para que acepte las directivas de los organismos religiosos «patrióticos» que dependen del Partido Comunista Chino (PCCh). El obispo de Wenzhou es reconocido por el Papa pero no por el Partido, que pretende ejercer control sobre todas las actividades religiosas.

Los secuestros del obispo Shao son casi científicos. Siempre tienen lugar en vísperas de épocas importantes para las comunidades católicas: Navidad, Pascua, el día de la Asunción y ahora noviembre, el mes de oración por los difuntos (en la tradición china el Qingming, la memoria de los antepasados, se celebra en cambio en primavera).

En noviembre se celebran muchas misas por los difuntos, acompañadas de encuentros, rosarios y oraciones. En Zhejiang el porcentaje de cristianos supera el 10%. Los fieles de Wenzhou son muy piadosos, y todos los años en estas fechas visitan el cementerio donde descansan los restos de Mons. James Lin Xili (林锡黎 主教), el primer obispo local. Ordenado en 1992 por el Papa Juan Pablo II, Mons. Lin era un obispo «clandestino», no reconocido por el régimen chino. En 1999 las autoridades lo arrestaron y lo mantuvieron bajo control hasta su muerte en 2009.

En los últimos años, las autoridades han impedido la entrada al cementerio de Wenzhou con vallas de hierro para evitar que los creyentes católicos se reúnan; este año directamente se llevaron a Mons. Shao. La «Nueva reglamentación de las actividades religiosas» impuesta por el Partido, que entró en vigor en febrero de 2018, solo permite (incluyendo las clases de teología) aquellas que se realicen en lugares registrados y controlados por el gobierno. El personal religioso solo puede desempeñar sus funciones si está adherido a la Iglesia «oficial» y se subordina al PCCEl Acuerdo Sino-Vaticano sobre el nombramiento de obispos que se firmó en 2018, y su renovación en octubre de 2020, no ha frenado la persecución de los católicos chinos, especialmente los que no son oficiales. Mons. Jia Zhiguo también se encuentra bajo arresto domiciliario, a otros obispos les han cortado el suministro de agua, electricidad y gas en sus hogares, como a Mons. Guo Xijin, y otros han sido sometidos a sesiones políticas, como Mons. Zhang Weizhu.

 

Roma, Italia.

AsiaNews.

 

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