Secretario general de la CEM enciende focos rojos: “Estamos perdiendo la democracia… ¿Por qué no nos dimos cuenta?”

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

En su opinión semanal a través de una importante cadena de noticias, el obispo de Cuernavaca y secretario general de los obispos de México, Ramón Castro Castro, lanzó argumentos y razones preocupantes sobre el actual momento político que vive el país y en el que, afirma, se encamina a perder la democracia.

Castro asegura que hay un “retroceso nacional” ya que hechos que eran del pasado del partido único de Estado, vuelven a estar en la escena política y de manera preocupante. “La semana pasada se concretaron cosas muy graves para el país en cuanto a su democracia, primero se consumó la mayoría calificada en la Cámara de Diputados en favor del partido en el gobierno, con ello pueden modificar la constitución mexicana a su antojo aún si los cambios son perversos y mañosos”.

Igualmente advirtió del fin de la pluralidad, especialmente cuando en ambas Cámaras del Congreso de la Unión, el partido en el poder ya no tienen oposición real alguna ni contrapeso. “Falta solamente una un senador, la mayoría calificada en la Cámara de Senadores a favor del partido en el gobierno, con ello la Federación está en manos de un solo pensamiento y no solo proyecto político, y eso no pone en evidencia el México plural que somos”.

“Las dos cosas significan que no hay contrapesos reales al poder del partido en el gobierno y eso no fue lo que votó el pueblo en su conjunto pues un poco más del 40% de la población no votó porque un partido dominará el poder legislativo, además de tener una vez más el poder ejecutivo con la futura presidenta de la república”, dijo el obispo.

El obispo de Cuernavaca lanza la pregunta “¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo fue que se consumó esa situación tan grave? ¿Qué pasó que no nos dimos cuenta?”

Argumentando a través de tres razones, Castro Castro resumió que las actuales condiciones fueron propiciadas por la gente a quien, la mayoría, no tiene idea ni da razones de los cambios legales; en segundo lugar, aseguró que las instituciones ya están secuestradas por el sistema:  “Las autoridades del Instituto Nacional Electoral, del INE , y del Tribunal Federal que resuelve las cuestiones electorales, ha sido coptadas por personas afines al partido en el poder de manera que trabajan sin autonomías, sin libertad, sin seriedad, sino como empleados del partido en el poder y esto obviamente no debería ser así”.

Finalmente, esas mismas autoridades interpretaron la ley a modo y en favor de la mayoría, esa opción aplastante y apabullante que no parece saciarse de poder.  De esas tres, asegura, la primera es la más grave porque se pone a la gente en una postura en la que convenientemente no se entera “y deja pasar esto como si no tuviera consecuencias y las consecuencias de todo esto las viviremos todos, tarde o temprano”.

Aludiendo a la preocupación de gobiernos extranjeros, entre los que está el de Estados Unidos  y a otras organizaciones como calificadoras económicas académicos, empresarios y la misma Iglesia católica en el Episcopado,  el obispo aseguró que los actuales actores políticos se pasaron por el arxo del triunfo el sistema legal sin considerar el espíritu de las leyes, especialmente las de naturaleza electoral: “Ningún partido debe borrar del mapa a los demás, ningún partido debe apoderarse de los tres poderes del gobierno, ningún partido es dueño del país, ningún líder puede abrogarse para si el privilegio de amar al pueblo, ningún político debe tener tanto poder al grado de que los contrapesos no cuentan”, adviritió.

Todo esto lleva a la corrupción absoluta del poder. Parafraseando a Lord Acton, “el poder corrompre y el poder absoluto corrompe absolutamente”, el obispo la emprendió, especialmente a los tenedores del poder, asegurando que ellos se han vuelto locos “hasta perder el sentido de la realidad y esa locura lleva a tomar decisiones fuera de la realidad que impacta al pueblo directamente”.

Castro Castro aseguró haberlo vivido esto mientras era diplomático de la Santa Sede en la nunciatura apostólica en Venezuela: “Yo lo viví con el señor Hugo chávez en Venezuela y hemos visto que también eso ha sucedido con el señor Maduro. Cuando no hay democracias se pisotea la dignidad humana por todos lados, se violan los derechos humanos sin escrúpulos, se causa más dolor a niveles masivos y todos, todos perdemos”.

Mientras la mayoría oficialisma en la Cámara de Diputados, en una sesión atropellada, controvertida, y apabullante, dio el primer paso para la desaparición del Poder Judicial y lograr, entre otras cosas, la elección por voto de ministros, magistrados y jueces, el obispo sentenció que México se está enfilando hacia la pérdida de su sistema democrático, de control y de contrapesos. Estamos perdiendo la democracia… “dando paso a un sistema de gobierno de tintes autoritarios, totalitarios, alejado de la realidad y de espaldas a la democracia”. ¿Los ganadores? Los mismos partidos políticos. ¿Perdedores? El mismo pueblo al que dicen representar y defender: “Pierde la gente, perdemos los mexicanos en este caso, por eso hago un llamado nuevamente a que todos estemos atentos y podemos abrir bien los ojos”, concluyó en su opinión.

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