Lo que debería haber sido el juicio del siglo se reanudará dentro de unos días. Los ingredientes estaban todos ahí: los supuestos complots del ex diputado a la Secretaría de Estado, monseñor Angelo Becciu, la venta de un edificio en Londres, medio millón de euros entre Roma, Cerdeña y África.
Al final…nada quedó en manos del promotor de justicia vaticano, Alessandro Diddi.
Las pruebas que deberían haber incriminado a Becciu se han derrumbado, pero eso no es suficiente. Durante el juicio presidido por Giuseppe Pignatone, ex fiscal jefe de la República de Roma, se descubrió que el supuesto memorando que debería haber sustentado la acusación no habría sido escrito por don Alberto Perlasca, jefe de la oficina administrativa del Vaticano dirigida por el cardenal Becciu, sino que fue ingeniosamente inspirado por personas totalmente ajenas a la oficina de la Secretaría de Estado. Perlasca intentó en vano ocultar la identidad, pero se descubrió que se trataba de una vieja conocida, sanciona penallmente por revelar documentos en el caso Vatileaks: Francesca Chaouqui.
Para todos estaba claro, desde el principio, que para la compra de los antiguos almacenes Harrod’s en Londres era decisiva la fuerte recomendación del propio Perlasca, encargado de evaluar la solidez técnica de las decisiones financieras, y con el consentimiento expreso de los dos Secretarios de Estado, Tarcisio Bertone y Pietro Parolin, que se se turnaron a lo largo de los años.
En casos como estos, las oficinas elaboran un mens, o nota conceptual, que contiene los pros y los contras de cada decisión. El cardenal nunca se ha desligado de estas indicaciones. Becciu sólo ha seguido las sugerencias que le llegaban del despacho. Por tanto, tanto la decisión de invertir como la de desinvertir (a toda prisa, y éste fue el verdadero daño a las arcas vaticanas) no fue de Becciu sino que fue indicada por los dirigentes de la Santa Sede. Cada operación fue también informada periódicamente al Papa Francisco. También ha habido algunos golpes bajos, como la divulgación ilegal de una conversación privada entre el cardenal y el Papa Francisco y una pequeña parte de algunas conversaciones vía whatsapp, buenas para distraer a la opinión pública ante la ausencia de pruebas.
En cuanto al supueto desvío de 500.000 euros, durante el juicio se supo que no fue así, sino que el dinero contenía indicaciones precisas del Santo Padre al cardenal sardo: fueron utilizados para salvar la vida de la misionera colombiana Gloria Cecilia Narváez Argoti, secuestrada por yihadistas y liberada. No es culpa de Becciu si quien recibió esas sumas, un ex analista de los servicios secretos italianos, gastó parte de ellas para fines muy diferentes.
En cuanto a la diócesis de Ozieri en Cerdeña, se supo que el propio Becciu, con 25.000 euros de sus ahorros personales, apoyó iniciativas de la Cáritas local. En la cuenta de la diócesis , incluso, todavía están los 100.000 euros necesarios para apoyar a la cooperativa Spes y construir la «Cittadella della Carità».
Por Felice MantiCiudad del Vaticano.
Lunes 4 de septiembre de 2023.
Il Giornale.
