¿Se puede ser Santo con dinero?

Psic. Octavio Escobar
Psic. Octavio Escobar

El mundo de hoy nos dice que tenemos que ser exitosos, lo que en términos generales significa sobresalir en la sociedad, lograr un buen nivel económico y tener una vida perfecta. Sin embargo, la definición de éxito particular de cada persona puede variar según la Voluntad de Dios, su personalidad, sus necesidades y en especial de sus carencias. Con esto, si una persona no tiene tiempo libre o trabaja incansablemente los fines de semana, pensará que el éxito es tener un balance entre su trabajo y su tiempo de ocio. La persona que no tiene pareja pensará que el éxito puede ser encontrar el amor y así sucesivamente.

Si bien la definición de éxito del mundo es claramente subjetiva, la definición de éxito de un cristiano debería ser la misma. La santidad. Sin embargo, siendo católicos encontramos que también queremos sobresalir, tener un balance en nuestra vida y tener las comodidades de un buen estilo de vida. Entonces, ¿cuál es la diferencia por la que nos llamamos cristianos? ¿Acaso la santidad no nos permite vivir cómodamente?

La diferencia entre ser un verdadero cristiano y no serlo, es que todo lo que hacemos debe tener como objetivo la santidad. Si bien podemos aspirar temporalmente a tener una linda casa, esta debe ser para cuidar a nuestra familia y educarla en el amor de Jesús y no para convertirla en un lugar de fiesta o para que los demás nos admiren. Si tengo tiempo libre, no es para quedarme sentado viendo Netflix los fines de semana, sino para dar parte de ese tiempo escuchando a quien lo necesita o si soy reconocido en lo que hago, que sea para agradar a Dios, cumplir la Misión de mi vida y no para ofenderlo con mis palabras o acciones.

Con esta filosofía, el cristiano está llamado a vivir la vida, buscando siempre agradar a Dios. En este camino, podemos ser nosotros mismos, pero siempre buscando la purificación de nuestras almas.

 

¿Se puede ser santo si tengo dinero?

Es cierto que Jesús dijo: (Mateo, 19) “Les aseguro: es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de los cielos.» ¿Acaso esto significa que si tengo dinero no puedo entrar al cielo? La respuesta está en si el dinero es tu Dios o si lo usas para amar al prójimo como Dios te ama. Como dice el refrán: “El dinero es un buen esclavo y un mal amo”.

Recuerda que, si los regalos o dones que Dios nos da para que seamos exitosos, los usamos para llenarnos a nosotros mismos de gloria, estamos quitándole a Dios para darle al diablo. Por el contrario, si nuestros talentos, nuestra riqueza y nuestro tiempo se lo damos al prójimo, le estamos dando de vuelta lo que Él nos ha dado.

Así que no te desanimes. Si sientes que estas palabras son incómodas para ti, no te asustes. Esa es la tentación. Dios no quiere en un primer momento que lo dejes todo y te vuelvas monje. (Al final, tendrás que dejar aún tu amado cuerpo). Dios quiere que encuentres tu vocación y vivas tu proyecto de vida plenamente. Pero para conocerlo debes sanar las heridas que te impiden desarrollar tus talentos y así entregárselos de vuelta a Jesús.

Por eso hoy quiero invitarte a que des el primer paso y conozcas cómo enamorarte del plan de Dios con el Diplomado en Sanación Interior, en el que descubrirás la forma en que Él quiere que seas feliz, pero necesita liberarte de las ataduras que te hacen estar apegado a lo material.

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Psicólogo Clínico de Colombia