Alì Ağca, el hombre que disparó al Papa Wojtyla, ofrece la nueva versión de la desaparición de Emanuela Orlandi, enviando un extenso documento, que el Corriere della Sera pudo ver, directamente a Pietro Orlandi, el hermano de la niña desaparecida.
El caso de Emanuela, ciudadana del Vaticano a partir del 22 de junio de 1983, se sitúa en este período entre el éxito internacional de la serie The Vatican Girl producida por Netflix.
Ağca, ahora de 64 años, ahora libre y sin cargos penales pendientes —vive en Estambul con su esposa, la italiana Elena Rossi, nacida en 1967, dos grados, originaria de Rávena, casada en 2015— contactó con el hermano de Emanuela a través de un amplio periódico, cuya autenticidad fue confirmada al Corriere por el propio Orlandi, quien dice que lo considera al menos parcialmente «fiable» en términos de contenido y «merecedor de una mayor verificación». Entre otras cosas, hay que decidir que Pietro Orlandi estuvo en Estambul en 2010 para encontrarse con Ağca (un reencuentro secreto, que solo si se conoció después de un tiempo).
El intento de asesinar al Papa
A través de esta extensa introducción, Agca se adentra en el desnudo del secuestro de Orlandi, emparentado -según él- con Mirella Gregori.
¿Qué reclama Ağca?
En la primera parte de la ponencia, el Turco comienza con la historia del atacante de 1981, en la que fue protagonista.
Con una reconstrucción que pretende volver a los «orígenes», naturalmente inquieta:
«(El atentado) no tuvo instigador -escribe-, nadie me pidió que matara al Papa y nadie me pagó para hacerlo. En la plaza de San Pedro estaba solo y disparé dos tiros. Cuáles eran mis motivaciones en ese momento -dice- están claramente indicadas en el escrito que escribí en 1979 con motivo de la visita del Papa Wojtyla a Turquía».
La referencia es un escrito que envió el propio Ağca el 27 de noviembre de 1979 (dos años antes del atentado de 1981), al periódico turco Milliyet en la que él mismo amenazó con matar a Juan Pablo II si el pontífice, descrito como «el líder de los cruzados», visitaba Turquía.
Ağca, por tanto, reitera que «la «raza búlgara» es un completo invento, (…) completamente construida sobre una mesa por los servicios secretos del Vaticano y por el SISDE, el servicio secreto civil italiano, con la bendición de la CIA de Ronald Reagan, el mayor aliado del Papa Wojtyla».
El Tercer Secreto de Fátima
«El Papa Wojtyla creyó profundamente en el Tercer Secreto de Fátima y también creyó en la misión que Dios le dio, de saber, la conversión de Rusia -afirma-. (Después del ataque) El propio Wojtyla pediría que acusara a los servicios secretos búlgaros y, por tanto, a la KGB soviética. El premio a mi colaboración, que me ofrecieron y que exigí, se fijó en dos años. Sin embargo, sólo podía ser liberado a condición de que el presidente Sandro Pertini me concediera el indulto y precisamente por eso secuestraron a Emanuela y Mirella». Pertini, sin embargo, subraya Agca, «no era maniobrable».
«Tomar el relevo»
«Emanuela Orlandi fue un hecho totalmente vaticano -concluye Ağca- y fue asumida por unas monjas desde el principio, entendió la importancia de su papel y lo aceptó con serenidad. La conozco gracias a un padre español que me visitó en Italia y también aquí en Estambul.
Un hombre, un religioso, animado por una auténtica hazaña , que conoce los misterios del mundo y que yo no soy”.
«En 2010 lo conocí en Estambul y parte de ese encuentro, 27 minutos, agarró a mi mamá para preguntarle –cuenta el hermano de Emanuela–.
Hay aspectos de su reconstrucción que pueden tener un sentimiento y una lógica propios, por ejemplo, el hecho del cual la continuación de Emanuela debe situarse en el contexto de un momento muy completo de la Guerra de Fría. Sin embargo, de otro modo, estoy de acuerdo en que es una suposición estrictamente vaticana.
Podría ser cierto que Ağca fue utilizado y manipulado por fuerzas superiores para llevar a cabo un ataque contra el Papa, quien era responsable de cometer actos, directa o indirectamente, sobre la Unión Soviética».
Sin embargo, Orlandi no tiene potestad para excluir otras pistas:
“Sostengo que hay pruebas concretas que pueden surgir, sin excluir ninguna línea de investigación -repite-. La pista de los juegos eróticos también debe ser excluida.Ağca me habló de tal padre Lucien, un colombiano del Opus Dei, a quien también conocí hace 3 años en Turquía. Agca me dijo: en Villa Tevere alguien te puede ayudar, pero en ese momento no sabía que era la sede central del Opus. Quizá haya un vínculo entre las Distintas pistas».
En tanto, presentó a la Cámara de Diputados un proyecto de ley para “la creación de una ‘Comisión Parlamentaria Investigadora de la desaparición de Emanuela Orlandi’. La disposición es una iniciativa de Francesco Silvestri (M5s), quien presentó una propuesta en esta audiencia en la última legislatura.
«Esta iniciativa se enmarca en la investigación de que, según el registro del hermano de Emanuela, el caso presenta nuevos elementos de investigación que abordan también la relación entre el SISMI (Servizio per le Informazioni e la Sicurezza Militare – Servicio de Seguridad e Inteligencia Militar ) y la fiscalidad de Roma -escribió Silvestri en un post motivador de la iniciativa – .
Para mí es importante señalar que esta necesidad de justicia no atañe sólo a la familia Orlandi y a la Asociación Penélope, sino a todos los ciudadanos, que deben exigir respuestas al Estado de la Ciudad del Vaticano”.
ROMA, ITALIA.
Corriere della Sera