“Si existe el Maligno debe de estar especialmente satisfecho con nuestra era. Su obra es, sencillamente, impecable”, afirma con mucho acierto el pensador español Álex Navajas. En nuestra era actual, continua el pensador, “estamos encantados con nuestra comodidad, con nuestro templado letargo, con nuestra ración de anestesia”.
“Si hoy le preguntamos a cualquiera que pase por la calle si vivimos en el mejor de los mundos posibles –olvidando por un momento el Covid-, seguramente obtendremos una respuesta muy positiva. Te contestarán que hace tiempo que no hay guerra en el mundo occidental, que tecnológicamente estamos más avanzados que nunca, que tenemos Netflix, que “somos la generación mejor preparada de la historia”, que podemos conseguir casi cualquier cosa a golpe de un clic, que Amazon nos trae la compra a casa y que hemos conquistado unos derechos sociales como el aborto, el matrimonio homosexual, los métodos anticonceptivos, el amor libre, la planificación familiar y demás. ¿No es éste el mejor de los mundos que podíamos imaginar? Es sólo cuestión de tiempo encontrar el gen de la eterna juventud, porque nuestra fe en el progreso humano es absoluta y ciega”.
“Las nuevas generaciones nos han enseñado que todo se resuelve con el diálogo, que no hay que atorarse en las ideas del pasado … Lo que Sócrates, Platón o San Agustín no consiguieron, ellos sí lo van a alcanzar: una sociedad de paz, comprensión, concordia y entendimiento. Hemos desterrado enfermedades que antiguamente suponían la muerte, como la viruela, la peste o la lepra, y la vacuna del Covid apenas ha tardado unos meses en llegar. La ciencia, a través de las multinacionales farmacéuticas, vela amorosamente por nosotros”.
“La Iglesia ha claudicado en su capacidad para identificar el Mal y se ha plegado con el fin de buscar el aplauso del mundo. El enemigo ya no es Satanás, Lucifer, el pecado y el padre de la mentira; ahora los enemigos son el cambio climático (hace poco, una revista religiosa abría en portada con un llamado a la conversión ecológica de las parroquias), las desigualdades sociales, los movimientos neoconservadores o Donald Trump”. La Iglesia, —continúa el autor— …Ha logrado nublar de tal modo las mentes que muchos ven, en el mal, bien, y en el bien, mal. ¿No es esto acaso una extraordinaria y poderosa muestra del anticristo, el pensar que ya no necesitamos Salvador puesto que nos salvamos solos?”.
El pensador español termina citando a Huxley: “La tiranía perfecta tendrá la apariencia de una democracia, pero esencialmente será una prisión sin muros en la que los prisioneros no desearán escapar. Básicamente será un sistema de esclavitud donde, a través del consumo y el entretenimiento, los esclavos querrán su servidumbre”.