San Judas en Veracruz… El milagro de lo imposible

Editorial ACN Nº129

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A casi un mes de la llegada de la reliquia del apóstol san Judas Tadeo a México, su aceptación en diversas comunidades del país causa cálidas bienvenidas, especialmente en los lugares donde recibe especial veneración.

El relicario en forma de brazo que guarda el fragmento óseo del apóstol ahora viaja a Veracruz. Desde el 1 de septiembre y hasta fin de ese mes, llegará a la mayoría de las diócesis que componen la provincia eclesiástica de Xalapa permaneciendo, al menos dos días, en cada iglesia particular para veneración de los veracruzanos y proseguir su camino hacia Tabasco y Campeche.

La recepción de la reliquia del santo apóstol no es tomada a la ligera por las autoridades eclesiásticas. En la semana que termina, el arzosbispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong, envío un mensaje a los fieles para encomendar especialmente a los jóvenes al apóstol Judas. Además, en conferencia de medios, la Iglesia de Veracruz apuntalaba sus esperanzas para que el fruto de esta visita se reflejara en la unidad y reconciliación que necesita México y Veracruz.

No falta razón al respecto. La efervescencia política, la fragilidad de la paz y el naufragio del estado de derecho han provocado que Veracruz sea una incubadora de corrupción, impunidad y abandono. Cada veracruzano vive la zozobra de la inseguridad y la violencia parece el mejor plan de gobierno ante la incapacidad de un gobernador que, en las postrimerías de su administración, ha sido tildado de ineficiente. Mientras las cifras alegres cantan una victoria sólo de ensueño, la realidad pinta distinta cuando la ingobernabilidad placea en cada rincón del Estado. En Veracruz lo único que se ha fincado es una pila de escombros y eso queda para la próxima administración.

Sin embargo, los veracruzanos tienen claro que el discurso difiera de la realidad, Nadie sabe cómo o dónde se dan los linderos entre el estado de derecho y el del imperio del crimen, entre la clase política y la delincuencia organizada. Nadie dará cuentas de la ruina, sabedores además que el gobernador ya la tiene garantizada con un güeso hecho a la medida en el gabinete del gobierno federal. Por eso, en el último Informe del gobernador, todo estará decantado en entregar una entidad perfecta, de ensueño, libre y estable, cuando, en realidad, Veracruz está enfermo, vive una pesadilla, sometido y apaleado por el crimen organizado.

Por eso, no cabe duda que, ante la decepción de la política y la traición de los gobernantes, la reliquia de san Judas pretende ser un bálsamo que calme un poco el dolor de los veracruzanos. Hay otra clase de fe, esa que dice Cristo que mueve montañas y no la que está puesta en politicastros en turno. Esa fe es la que mantiene viva una llama de amor y esperanza en medio de la oscuridad para realizar un milagro para los veracruzanos. Como bien afirmaron los eclesiásticos organizadores de la visita de la reliquia a Veracruz: “Todos estamos sin duda necesitados de un momento de esperanza y sobre todo de respuestas a las grandes necesidades y desafíos sociales que vive nuestro país”. Y Veracruz no es la excepción.

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