Sacerdote español inventó «el final de ajedrez más conocido del mundo»

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Desde el nacimiento del ajedrez, la Iglesia y el que probablemente es el juego de mesa más relevante de la historia, han sido inseparables. La pasión que este juego despertaba en Papas como Gregorio VI (1045-1046), León XIII (1878-1903), Juan Pablo I (1978) o Juan Pablo II (1978-2005) son muestras de ello.

En 1561, el sacerdote Ruy López –el primer campeón del mundo– escribió el Libro de la invención liberal y arte del juego del ajedrez, donde daría nombre a la apertura de juego usada desde el nivel más básico al más avanzado. En 1972, el padre William J. Lombardy fue el único apoyo técnico y moral que permitió al ajedrecista Bobby Fischer derrotar al titán Boris Spassky en el mundial de Reikiavick. Y fue otro sacerdote español de 1895, Fernando Saavedra, el que entre ambos acontecimientos enmendó a Georges Emile Barbiere, por entonces considerado uno de los grandes referentes de la época.

El final de ajedrez más conocido del mundo

Aquel año, Barbier publicó en su columna de ajedrez del Glasgow Weekly Citizen una jugada que, según el, solo tenía un resultado posible. “El rey negro se encuentra en A1 y el blanco en B6. Sobre el tablero también hay un peón blanco en C6 y una torre negra en D5. Mueven blancas y el único resultado posible es tablas”.

Pocos se atrevían a cuestionar a Barbier en lo relativo al ajedrez. Sin embargo, un humilde capellán español de la cárcel de Glasgow refutó la jugada de Barbier. Fernando Saavedra dio lugar a lo que quizás sea “el final de ajedrez más conocido del mundo”, la maniobra Saavedra. Aquella jugada, explica Alfa y Omega, mostró una sucesión de movimientos para que las piezas blancas terminaran ganando la partida evitando el peligro de ahogado –incapaz de moverse– y los jaques para conseguir imponerse.

Desarrollo e historia de «la maniobra Saavedra». 

Noble, pasionista y de fama mundial

Francisco Saavedra nació en 1847 en Sevilla. A los 9 años, el joven perteneciente a la alta burguesía sevillana quedó conmovido ante la predicación de unos misioneros pasionistas. Tanto que diez años después, Saavedra ingresó en la Congregación de la Pasión con 19 años, en 1866. Seis años más tarde y con un traslado familiar a Dublín entre medias, fue ordenado sacerdote el 20 de noviembre de 1871 en el seminario de San Patricio en Maynooth.

Aquel cambió de residencia fue el motivo por el que, sin saberlo, el nombre de este sacerdote sería conocido siglos después de su muerte no solo por su labor espiritual, sino también entre todos los aficionados al ajedrez.

Fernando Saavedra.

Fernando Saavedra, el sacerdote pasionista «amable y comprensivo» que inventó una de las jugadas más famosas de ajedrez.

Un sacerdote amable y comprensivo

Su primer contacto con el ajedrez fue en el Clontarf Chess Club. Allí conocería a los jugadores más relevantes del momento, y asistía frecuentemente como espectador a los torneos y a encuentros de debate y pensamiento en torno a problemáticas propias del juego. Pronto destacó por sus habilidades y llegó a quedar en tercera posición en uno de los torneos, organizado por el Dublin Evening Heral.

Entre 1892 y 1898, ejerció como capellán en la prisión Barlinnie de Glasgow. El 6 de enero de 1900 llegó a Australia con el P. Gregory Callaghan para trabajar en la provincia recién fundada. “Si bien era conocido como un español ardiente”, afirman los archivos pasionistas, “también se señaló que, a pesar de su apariencia y modales feroces, `era bastante amable y comprensivo en el confesionario´”.

En 1911 una grave enfermedad le obligó a regresar a España de donde, pese a sus esperanzas de recuperarse, nunca regresó. Murió en Dublín en 1922.

 

ReL.

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