El padre Jorge Jiménez OP, miembro de la Orden Dominicana que trabaja en la archidiócesis de Cuenca (Ecuador), anunció al final de una eucaristía la semana pasada que abandonaba la Orden y el sacerdocio como protesta.
Citó el silencio que había recibido por denunciar la inmoralidad en el seno de su comunidad dominicana.
En un vídeo de su última homilía colgado en Internet, Jiménez denunció que todo lo que había vivido en su proceso de formación con sus maestros era preocupante.
Afirmó que había pasado 12 años en la llamada «formación» y que no quería que «ninguno de estos jóvenes pasara por lo que yo pasé».
Más tarde, fue enviado a Cuenca, Ecuador, donde fue superior de la comunidad dominicana, que, según dijo, era más bien «una cantina donde se hacen fiestas».
El sacerdote explicó que no podía permanecer en silencio y hacer lo que la gente quería que hiciera: «No puedo predicar el Evangelio de los hombres».
Por todo ello, dice, ha tenido dificultades y persecuciones, y lamenta que nadie de su comunidad religiosa le haya apoyado y que «haya muchas cosas inmorales».
Señalando directamente a un dominico llamado Juan Pablo Carrillo, el padre Jiménez dijo: «Ya no puedo callarme ante personas inmorales que tienen hijos y permanecen en la comunidad».
Por estas cosas, Jiménez pidió a la Santa Sede que lo laicizara «en protesta contra todas estas injusticias e inmoralidades que existen en nuestra Orden».
Al mismo tiempo, se deshizo en elogios hacia el obispo de la archidiócesis de Cuenca, al que calificó de «buen pastor».
Jiménez admite que es «estricto y malhumorado», pero que no se marcha por ningún acto inmoral, sino «en señal de protesta».
No quiero que dejéis de ir a misa por esto, o se acabará vuestra fe, porque sois cristianos para el Señor», concluyó.
Si un acto de protesta similar hubiera tenido lugar en una comunidad religiosa católica, Francisco habría enviado un comisario al día siguiente.
CUENCA, ECUADOR.
MARTES 17 DE DICIEMBRE DE 2024.
ESNEWS/INFOVATICANA.
