¿Sabes qué santos se celebran hoy, 18 de enero? Prisca o Priscila, Deicolo, Jaime Hilario, Margarita de Hungría, Volusiano

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Después de celebrar a San Antonio, toca el turno de homenajear a Santa Priscila o Prisca, canonizada por la Iglesia y cuyo santo se festeja hoy, 18 de enero.

Prisca nació en Roma, razón por la cual la capital italiana acogió una basílica en su nombre en la colina del Aventino. Fue a los 13 años cuando le propusieron que renunciara a su fe religiosa para convertirse a través de un ritual de sacrificio en el que solo debía poner sobre el fuego unos granos de incienso. Pero la joven, firme en sus convicciones, rechazó tal propuesta: «Yo solo soy de Jesucristo«.

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Exterior del templo de Santa Prisca, en México. Foto: CC

Exterior del templo de Santa Prisca, en México. Foto: CC

Debido a su contestación y espíritu de lo que en tiempos de Claudio se consideró como rebeldía, los altos mandos ordenaron su ingreso en prisión hasta que decidiese convertirse. Cuando el pueblo se entera del encarcelamiento de una niña tan joven que solo es culpable de defender férreamente su fe, el juez se ve metido en un apuro, ya que, de sentenciarla a muerte se pondría a los ciudadanos en su contra.

Al final, pese a la insistencia de muchos vecinos por que la joven cediera y lograra salvar su vida abandonando la fe católica, Santa Priscila se resistió hasta el final, por lo que fue decapitada a las afueras de la ciudad.

Además de estos, el calendario recuerda a toda una serie de santos y beatos. Esta es la lista completa del santoral de hoy:

  • San Deicolo
  • San Jaime Hilario Barbal
  • Santa Margarita de Hungría
  • San Volusiano
  • Beato Andrés de Peschiera Grego
  • Beata Beatriz II de Este
  • Beata Cristina Ciccarelli
  • Beato Facio
  • Beata María Teresa Fasce
  • Beata Regina Protmann.

La hermosa parroquia de Santa Prisca de Taxco, Guerrero.

La hermosa parroquia de Santa Prisca de Taxco, Guerrero fifu
Admira la hermosa arquitectura de esta importante construcción mandada levantar por el prominente empresario minero José de la Borda en el siglo XVIII. ¡Te sorprnderá!
La notable rapidez con que fue construida la parroquia de Santa Prisca (de febrero de 1748 a diciembre de 1758) explica en gran parte su unidad de estilo y su equilibrio de formas; una razón más es que se contrató a los mejores artistas y canteros de la época. Fue don José de la Borda, prominente empresario minero del siglo XVIII, quien ordenó la construcción de este magnífico templo.

En ese entonces Taxco era uno de los reales de minas más importantes de la Nueva España; desde hacía muchos años sus ricos yacimientos de hierro, plata, oro, estaño y otros minerales habían llamado la atención de varios inversionistas. Don José de la Borda, oriundo de Olorón, Francia, llegó al real en 1716 y al cabo de pocos años acumuló una gran fortuna. Cuando por fin decidió edificar la iglesia su influencia era enorme, al grado de que exigió al gobierno completa libertad en el diseño de la obra.

Para suerte de todos, tal decisión se cumplió al pie de la letra, y el proyecto arquitectónico se confió a don Cayetano de Sigüenza. El resultado fue, en palabras de Francisco de la Maza: “El ejemplo más completo del barroco mexicano… La única obra, entre las grandes creaciones del siglo XVIII, que permanece intacta y que fue terminada en la época en todos sus detalles”.

Santa Prisca es, desde cualquier ángulo, un prodigio donde la arquitectura, la escultura y la pintura se funden en el simbolismo. Las dos esbeltas torres y la fachada que miran al poniente están profusamente decoradas, si bien el primer cuerpo de cada torre, austero, es un descanso para la vista y equilibra los espacios.

La pendiente sobre la cual fue levantada la ciudad de Taxco permite apreciar el templo desde un ángulo superior a pocos centenares de metros. Entonces la fachada y sus torres se combinan con la cúpula ochavada, cubierta de azulejos y rematada con una linternilla.

El interior de la parroquia también presenta una combinación de espacios ricamente decorados -sus nueve retablos están cubiertos con hoja de oro- y pilastras de cantera rosa, también ornamentadas, lo que produce un contraste de color y forma que realza aún más a los retablos. Éstos se encuentran colocados gradualmente por tamaños, riqueza ornamental y jerarquía eclesiástica: dos en el sotocoro, cuatro en la nave y tres más en el crucero. Los primeros seis pertenecen a la modalidad anástila (sin pilastras), mientras los del crucero lucen una profusa ornamentación en sus estípites. Entre las múltiples imágenes sacras vale la pena mencionar la de Santa Prisca, en el altar mayor, joven que fue decapitada por los romanos después de que los hambrientos leones ni siquiera la habían tocado.

Otros elementos sobresalientes en el interior de Santa Prisca son el órgano -que domina la nave desde el coro-, y el púlpito con su tornavoz fabricados con maderas preciosas, los cuales se conservan intactos después de casi un cuarto de milenio.

El afán de don José de la Borda por construir un templo sin par lo llevó a contratar al mejor pintor de la época: Miguel Cabrera. Las telas de este artista pueden apreciarse tanto en el tímpano de la entrada a la capilla del Padre Jesús, o de Los Indios, situada junto a la nave, como en la sacristía, detrás del presbiterio. En los últimos años estas pinturas han sido restauradas y hoy se pueden ver en muy buen estado.

Prisca de Roma, Santa

Mártir, 18 de enero

Por: Ramón Rabre Jordá.

Mártir

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Prisca (o Priscila), nombre bajo el cual fue dedicada la basílica edificada en la colina del Aventino (antes de 499).

Etimológicamente: Prisca = “antigua”. Viene de la lengua latina.

Breve Biografía

La passio -que data a lo más del siglo X- carece de verdadero valor histórico, pero es interesante leer, nos dice que Prisca era una niña de 13 años –para la ley romana, una adulta ya que fue detenida entre un numeroso grupo de cristianos durante la persecución del emperador Claudio II (año 269).

El emperador, al verla de tan corta edad, creyó fácil vencerla y la llevó al templo de Apolo para que le quemara incienso en ofrenda. Pero aunque fue abofeteada hasta que le sangró la boca, no tomó el incienso que debía ofrendar.

Fue luego encarcelada en una celda rodeada de criminales que la molestaron todo el tiempo, pero eso tampoco logró abatirla. Posteriormente la torturaron quemándola con antorchas y aceite hirviendo, pero ante las protestas de la gente, el emperador mandó encerrarla de nuevo. Durante la noche recibió visitas de sus padres y parientes, que en vano le suplicaron que se salvara.

Fue torturada de nuevo, quemada con grasa derretida, desgarrada con uñas de acero, azotada con cuerdas emplomadas y descoyuntada en el potro. La echaron a los leones y éstos no la tocaron, la colgaron por encima de una hoguera y no se quemó. Finalmente la llevaron a las afueras de Roma, en la Vía Ostia, y allí fue decapitada. Fue enterrada en las catacumbas de esa zona, que pasaron a llamarse catacumbas de Santa Priscila.

 

Las evidencias históricas

Dejando aparte el relato del martirio, que diferencia claramente a una niña mártir romana de nombre Prisca, los documentos más antiguos crean confusiones con una tal Priscila, hasta el punto de hacer creer que hay tres personas distintas llamadas Prisca: una, titular de una iglesia en el Aventino, como dice un epígrafe funerario del siglo V: “Adeodatus presb. Tit. Priscae” (Adeodato, presbítero del título de Prisca). A esta se la llama “fundadora” según los sínodos romanos de 499 y 595. ¿Sería una matrona romana?

En el siglo VIII, esta Prisca pasa a ser confundida con la mujer de Aquila, a quien San Pablo menciona en varias de sus epístolas. Este matrimonio también tenía una iglesia dedicada en Roma.

Y una tercera Prisca es recordada en los Itinerarios del siglo VIII, situada en las catacumbas de Santa Priscila –es muy probable que el lío Prisca-Priscila venga de aquí, cuando en origen son nombres totalmente distintos que simplemente se parecen-. Lo mismo hace el Sacramentario Gregoriano, recordándola el 18 de enero. ¿Sería ésta la mártir?

En cuanto a ella, ya hemos dicho que tiene una iglesia en el Aventino –en cuya “confesión” del altar mayor está ubicada la urna de madera con sus restos- y que debajo apareció una casa romana. La leyenda dice que en ella se hospedó San Pedro y se conserva una antigua pila bautismal donde bautizaba –de hecho allá hay una pintura donde aparece bautizando a Santa Prisca, la matrona romana, tenida por la mártir- pero sin ningún fundamento histórico.

A Priscila, esposa de Aquila, la inscribió Baronio en el Martirologio Romano a 16 de enero, basándose en el Martirologio Jeronimiano. Pero esta Priscila es confundida constantemente entre la mujer de Aquila y la matrona romana y “fundadora” de las catacumbas que llevan su nombre en Roma. A día de hoy, eso es un problema sin resolver.

Lo que si es evidente es que a pesar de lo infundado de su passio, Prisca la mártir, tiene su iglesia y tiene sus reliquias, así como un culto muy temprano.

¡Felicidades a las que lleven este nombre!

“No hay soledad más triste y afligida que la de un hombre sin amigos, sin los cuales el mundo es desierto; el que es incapaz de amistad, más tiene de bestia que de hombre” ( Francis Bacon).

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