Saberes y sabores: la alegría de la Esperanza

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En la multiplicación y complejidad de los fenómenos que nos toca vivir, quiero
destacar en la presente “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias”,
haciendo una reflexión a partir del análisis de la realidad. Es decir, la situación de miseria, clamorosa e injusta en la que viven tantos seres humanos; esta realidad
debe interpelar a la conciencia de cada uno, ya que estamos llamados a evaluar
todos los asuntos relacionados con la vida, incluyendo la política, y a participar en
los debates públicos a la luz de la razón y de la fe. Así mismo, debemos ser parte
del proceso político y propiciar que los buenos valores transformen nuestra
sociedad, pues estamos llamados a tener conciencia de la realidad.


Por desgracia, el país se dirige con un desarrollo lento y con multitudes humanas
que carecen de bienes y servicios. Los mexicanos nos encontramos ante esta
realidad.


Sin embargo, quienes afrontan dicha realidad con gozo y esperanza asumen que
el gozo invade al que es sensato, porque demuestra buen juicio en sus actos y en
sus decisiones, pero en medio de la “miseria” ¿cómo es posible alcanzar el gozo y
la alegría de vivir con esperanza? Las alegrías de la vida humana son elementos
indispensables, pues nos permiten afrontar con responsabilidad las vicisitudes que
se presentan.


El gozo se halla al compartir con la mujer que se ama, en el fruto del esfuerzo del
trabajo, al alimentarse y divertirse sanamente, sin excesos. En efecto, todo ello y
más aspectos provocan la alegría que se convierte en un gozo, y si a ello se le
agrega tener un hijo, bueno, además de la esperanza de la salvación, la alegría
alcanzará dimensiones plenas. No se trata del entusiasmo pasajero que suscita la
emoción y que destruye la tristeza, sino del gozo de los creyentes que en la
prueba son ejemplo y que, con su generosidad, viven con dignidad y esperanza.

Por consiguiente, la tristeza y las angustias pueden hacer más difícil enfrentar,
lidiar y desafiar las dificultades, así como razonar e influir en la toma de
decisiones, al grado de provocar depresiones y desajustes. Debo reconocer que
existen momentos en los cuales uno enfrenta situaciones de tensión, incluso de
desesperación, cuando no tiene claro cómo obrar o qué decidir. El relativismo
hiere y menoscaba la integridad del hombre, lo hace egocéntrico y egoísta,
también nubla y “tambalea, según él, la verdad”. La fe, en cambio, nos dice que el
hombre ha de obrar en bondad, compresión y verdad, así como en justicia, para
afrontar la vida con gozo y esperanza.


¡Hay que ver con esperanza el presente y el futuro! en tiempos inesperados. Si
miras dentro de ti, no tendrás que angustiarte sobre lo que digan de ti. Es preciso
ante las situaciones que vive la humanidad vivir con la alegría de la esperanza;
afrontar la tribulación y desafiar al relativismo.


¡El gozo, esta alegría intensa y placentera en Cristo, te sostendrá!

RUAN ÁNGEL BADILLO LAGOS.

[email protected]

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