Resultados mediocres en elecciones se deben a pésimos líderes republicanos y no a Trump

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Por: Steven W. Mosher

El establishment del partido republicano de EE.UU. quiere culpar al ex presidente Donald Trump por los mediocres resultados en las recientes elecciones del Senado y la Cámara de Representantes. Pero en realidad es consecuencia del llamado Mc Liderazgo, un trío inamovible que maneja las campañas electorales formado por Mitch Mc Connell, Kevin Mc Carthy y Ronna Romney Mc Daniel.

A pesar de esa pésima gestión, los republicanos tomarán el control de la Cámara de Representantes y todavía tienen chance de controlar el Senado. Sin embargo, los medios anti-MAGA, asistidos por RINOs (Republicanos solo de nombre) como Karl Rove y Paul Ryan, vienen haciendo todo lo posible para convencer a todos de que con Trump los republicanos no volverán a ganar ninguna elección.

Esto no debería sorprendernos, ya que muchos de estos mismos personajes han estado jugando a “hundir a Trump” desde que se anunció su candidatura a presidente en 2015. La base provida y MAGA del Partido Republicano ya ha aprendido a apreciar estos ataques por lo que son: un esfuerzo para encubrir los fracasos del establishment demócrata y republicano culpando sistemáticamente a quien representa auténticamente al pueblo.

Y mientras esperamos el resultado final de docenas de elecciones – curiosamente en casi todos en estados controlados por los demócratas, – los Never-Trumpers están siguiendo el mismo libro de jugadas. En cada victoria republicana guardan silencio y en cada pérdida culpan inmediatamente a Donald Trump.

La verdad es exactamente lo contrario. Como el ex presidente mismo señaló, con una amplia sonrisa en el rostro, “merezco todo el crédito por cada victoria, y ninguna culpa por cualquier derrota”.

Los principales medios de comunicación se burlaron de Trump, pero lo que dijo es cierto. Considere todo lo que hizo el ex presidente Trump en los últimos 18 meses:

  • Apoyó a más de 330 candidatos en estas elecciones.
  • Organizó 30 mítines en 17 estados.
  • Organizó 50 eventos de recaudación de fondos en persona en apoyo de los candidatos a la reelección.
  • Recaudó casi $350 millones en estas elecciones para candidatos republicanos y los comités del partido.
  • Gastó $16.4 millones de su Make America Great Again PAC durante el mes pasado en apoyo de Blake Masters en Arizona, Herschel Walker en Georgia, Dr. Oz en Pennsylvania, J.D. Vance en Ohio y Adam Laxalt en Nevada.

Si bien los medios de comunicación pueden o quieren deliberadamente ignorar la contribución del presidente Trump en las elecciones más reñidas en todo el país, miembros del Partido Republicano como Rove y Ryan son muy conscientes de su impresionante historial. Pero también saben que la mayoría de las campañas republicanas del Senado y la Cámara de Representantes fueron dirigidas por operativos cuya lealtad principal era hacia el Mc Liderazgo de Mc Conell, Mc Carthy y Mc Daniel.

¿Cómo funciona? Es muy sencillo. Si un candidato quiere dinero para hacer campaña para el Senado y la Cámara de Representantes, entonces tiene que seguir el consejo de McCarthy y McConnell. Ellos controlan todo y le dirán cómo manejar su campaña. En algunos casos, incluso les piden que cedan el control diario de su campaña a los operativos de Washington, D.C. Se entiende que, si es elegido, votará por sus benefactores para que continúen como líderes del partido.

Todas esas maquinaciones ocurren detrás de escena, por supuesto. ¿Alguna vez vieron a Mc Connell en la campaña electoral en las últimas elecciones? Por supuesto que no. Él es profundamente impopular en las bases republicanas, porque saben que representa al ala de Wall Street en el Partido Republicano, menosprecia a gran parte de la base del Partido, ha demostrado ser incapaz y no estar dispuesto a controlar los excesos de la administración Biden en los últimos dos años.

Los presupuestos de campaña de los candidatos a senadores republicanos en los estados de campo de batalla a menudo fueron superados 5 a 1 ó 10 a 1 por sus oponentes demócratas en estas elecciones. Las disparidades son asombrosas:

  • New Hampshire: el Republicano Don Bolduc gastó $2m versus el Demócrata Hassan que gastó $36m
  • Arizona: el Republicano Blake Masters $9m versus el Demócrata Kelly $73m
  • Georgia: el Republicano Herschel Walker $32m versus el Demócrata Warnock $76m
  • Nevada: el Republicano Paul Laxalt 12m versus el Demócrata $47m

Pero Mc Connell no solo no ha apoyado a los candidatos republicanos en las principales elecciones al Senado, sino que ha trabajado activamente contra ellos. La evidencia más clara de traición proviene de Alaska, donde el Partido Republicano local censuró en 2021 a la senadora Lisa Murkowski y en su lugar apoyó a Kelly Tsibaka como su candidata.

En lugar de respetar la voluntad de los votantes en Alaska, McConnell apoyó a su vieja aliada. Dio 9 millones de dólares a la campaña de Murkowski, una enorme cantidad de dinero para un estado con una población de solo 733.000 habitantes. Si solo una porción de ese dinero hubiera sido dada a otros candidatos republicanos en elecciones reñidas, el Senado ahora podría estar seguro en manos republicanas.

Pero fue aún peor. En los meses finales de la campaña, McConnell tomó dinero previamente comprometido a las campañas de Masters y Bolduc y lo envió a Joe O’Dea, su candidato elegido a dedo del Senado en Colorado. Es decir, sacrificó a dos candidatos del MAGA en elecciones muy reñidas para darle fondos a un candidato autoproclamado del establishment Republicano Anti-Trump que no tenía ninguna posibilidad de ganar.

El propósito de vida principal de McConnell es continuar como líder republicano en el Senado, y parece que no le importa mucho si su partido tiene mayoría o minoría. Lo único que le importa es quedarse en el cargo. Así que, si se busca la causa del resultado electoral, especialmente en el Senado, todo apunta a Mitch Mc Connell, no al ex presidente Trump, quien hizo todo lo posible para conseguir buenos candidatos. De hecho, son los aliados de Mc Connell quienes parecen estar detrás de la campaña para culpar a Trump.

Un caso que confirma lo que sostengo es la elección del gobernador Ron De Santis en Florida, por quien hice campaña y voté. Ganó y por mucho porque es un buen hombre y ha hecho un buen trabajo como gobernador. No cayó en la histeria de Covid, aprobó legislación pro-vida y pro-familia, y lidió bien con los desastres naturales que periódicamente golpean al estado. Además, los activistas del Partido Republicano depuraron las listas de votantes y vigilaron de cerca las máquinas de votación durante toda la elección.

Pero además ganó porque Ron fue, de lejos, el mejor financiado de los candidatos republicanos. Recaudó unos 200 millones de dólares, casi todos en forma de grandes donaciones del establishment republicano y Wall Street, mucho más de lo que necesitaba para la candidatura a gobernador. Le ayudó aún más el hecho de que los demócratas sacaron un “McConnell” en los meses previos a las elecciones, retirando su financiación y arruinando efectivamente las campañas de sus propios candidatos a gobernador y senador.

Con la celebración virtual de la victoria de De Santis, la izquierda ha dejado claro que preferiría enfrentar a De Santis en 2024 que a Donald Trump. La organización de propaganda de izquierda también conocida como The New York Times, por ejemplo, ha señalado que el gobernador de Florida es ahora el favorito en 2024.

Vale la pena preguntarnos por qué la izquierda está tan ansiosa de que DeSantis sea candidato, porque prácticamente lo respalda.

La respuesta es que teme al movimiento MAGA liderado por Donald Trump, que ha llevado a millones de obreros de todas las razas al partido y a las urnas de votación en las últimas tres elecciones.

Esta, y no otra, es la razón por la que hay tanto odio orquestado dirigido contra Trump y compartido tanto por demócratas como por estos republicanos del establishment.

Lo ven, con toda razón, como la principal amenaza para su continuo gobierno unipartidista. Y a nosotros como marionetas que pueden ser manejadas a su antojo nuevamente una vez que Trump esté fuera del panorama.

¿No estamos ya hartos de que nos manipulen de esa manera?

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