Resbaladizo en materia de derechos humanos y la «orientación sexual», el nuevo documento del titular de la Fe del Vaticano

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Primeras reacciones a la lectura del documento divulgado hoy

El 8 de abril, Tucho Fernández publicó «Dignitas infinita» sobre la dignidad humana, otro texto largo, reiterativo, de poca efectividad, que el Vaticano tardó cinco años en redactar. Condena con palabras el aborto, la eutanasia y el suicidio.j

Tucho afirma que desde el principio la Iglesia, impulsada por el Evangelio (¡!), ha tratado de promover «los derechos» de todas las personas. Se refiere a la «Declaración Universal de los Derechos Humanos», fuertemente rechazada en su momento por Pío XII, y dice que fue «autorizada» por las Naciones Unidas.

Históricamente, los «derechos humanos» fueron inventados por la Revolución Francesa en 1789 para sustituir a los Diez Mandamientos y al Derecho Romano (etc.), que se basan en deberes, no en «derechos». Las leyes basadas en derechos acaban en derechos en conflicto, ambos discutibles y decididos al antojo del régimen («juez»). Nunca se ha definido de quién es el deber de conceder un supuesto derecho, y quién debe pagar o trabajar para hacerlo posible.

Ideología de género

Tucho afirma que las personas tienen una «orientación sexual» mientras que, según la naturaleza/el catolicismo, todo el mundo está orientado sexualmente hacia el otro sexo.

Juega con el victimismo y resbala cuando se lamenta de que «en algunos lugares no pocas personas son encarceladas, torturadas [!] e incluso privadas de las cosas buenas de la vida sólo por su orientación sexual [= homosexuales]», mientras que en la vida real la propaganda homosexual se ha convertido en la nueva religión del Estado y los propagandistas homosexuales son sus vacas sagradas.

Tucho admite que la ideología de género niega la diferencia sexual: «El deseo de autodeterminación personal, como prescribe la teoría de género, aparte de la verdad fundamental de que la vida humana es un don, equivale a una concesión a la vieja tentación de convertirse en un dios». Y: «De ello se desprende que cualquier operación de cambio de sexo corre el riesgo [!?] de amenazar la dignidad única de la persona».

Sobre la gestación subrogada, Tucho afirma que atenta contra la dignidad del niño y también de la mujer.

No es sorprendente que su ideología de los «derechos» le falle y que un «derecho» entre en conflicto con otro cuando escribe: «El deseo legítimo de tener un hijo no puede transformarse en un «derecho a un hijo». Un «deseo legítimo» constituye un «derecho» porque «legítimo» significa que el deseo es conforme a la ley.

CIUDAD DEL VATICANO.

LUNES 8 DE ABRIL DE 2024.

ESNEWS.

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