Represión gubernamental contra el Movimiento Provida argentino.

José Arturo Quarracino
José Arturo Quarracino

Hoy, 10 de diciembre, comenzó a debatirse en la Cámara de Diputados de la Nación, en Argentina, el bochornoso proyecto de ley impulsado por el “presidente” Alberto Fernández sobre la legalización de la pena de muerte prenatal, eufemísticamente denominado “Regulación del Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo”.

En la madrugada, hubo grupos pro-vida que se hicieron presentes en el Congreso, para iniciar una vigilia mientras dure el debate legislativo, que se iniciaba a las 11 horas de la mañana, y con una duración calculada de unas 30 horas de debate. La intención de estos grupos era permanecer en el lugar hasta que se votara el proyecto, para lo cual habían armado un escenario y reunido instrumentos musicales y de sonido para amenizar la larga jornada.

Pero a las pocas horas se hizo presente un grupo de 300 policías de la Ciudad de Buenos Aires, para desalojar a un grupo de no más de 50 personas que había en ese momento, acto que llevaron a cabo con una represión salvaje y violenta, incluso contra mujeres y niños presentes en ese momento.

Quien gobierna la Ciudad de Buenos Aires es el señor Horació Rodríguez Larreta, miembro de la coalición política liberal-radical Juntos por el Cambio, de muy buena relación política con el cardenal primado Mario Alberto Poli, quien en todo este tiempo que se reactivó la discusión por la ley genocida guardó un llamativo y sugestivo silencio, a la manera de Poncio Pilatos, lavándose las manos.

Este jefe de gobierno porteño es el mismo que hace unos meses convalidó que en la ciudad de Buenos Aires se legalizara el asesinato prenatal sobre la base de un Protocolo administrativo redactado por el Ministerio de Salud de la Nación, autorizando ciertos abortos, violando claramente la Constitución Argentina, que reconoce la existencia de la persona humana desde el momento de la concepción, e instaurando de hecho en los hospitales y centros de salud de la ciudad capital de la Argentina la pena de muerte prenatal y dando estatus legal a la desaparición forzada de personas antes de nacer.

Este paradigma de Poncio Pilatos rioplatense, bajo cuya jurisdicción se encuentra la Policía de la Ciudad, es la que se ocupó de reprimir brutalmente al grupo que se manifestaba pacíficamente, por órdenes dictadas por el jefe de la fuerza policial de la cual es responsable. Mientras tanto, el señor Larreta se lava las manos y permite que grupos feministas y partidarios del aborto pueden asaltar templos, desnudarse públicamente y fumar marihuana en la vía pública, sin que ningún poder judicial ni policial intervenga.

Se recuerda su hipócrita actuación en la Catedral de Buenos Aires, el 9 de julio de 2018, cuando “consagró” su vida, su gestión municipal y la ciudad capital de la Argentina al Inmaculado Corazón de María, acompañado del cardenal primado y arzobispo de Buenos Aires, Mario Alberto Poli, a esta altura una figura decorativa que no habla, no ve y no siente nada del genocidio prenatal que se pretende legalizar.

Al igual que acontece a nivel mundial, el gran enemigo para las fuerzas del Nuevo Orden Mundial Liberal genocida y depredador es la fe cristiana, que si bien ha desaparecido de muchos prelados y de las más altas jerarquías de la Iglesia Católica sigue siendo firme y fuerte en el alma y el corazón de la gran mayoría del pueblo argentino.

Sin ser demasiado místicos, ni piadosos, ni visionarios, es cada vez más evidente que muchos jerarcas eclesiásticos van a arder en los fuegos del infierno, sin lugar a dudas.

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