El Papa Francisco aceptó la renuncia de monseñor John Lee Juo-wang, de 54 años, que había asumido el cargo el primero de enero pasado. Los motivos de su renuncia se explican en una carta dirigida a la diócesis en la que habla de «graves problemas psicológicos y físicos» y se encomienda a las oraciones de la comunidad.
A pocos meses de haber tomado posesión como obispo de Tainan, monseñor John Lee Juo-wang, de 54 años, dejó su cargo al frente de la diócesis. La renuncia fue aceptada el 19 de junio por el Papa Francisco, quien nombró como administrador apostólico al predecesor, mons. Bosco Lin Chi-nan. La noticia tomó por sorpresa a esta diócesis de Taiwán, ya que el primero de enero había asistido a la consagración y toma de posesión de mons. Lee, un sacerdote que nació y creció en la comunidad de Tainan y que había sido nombrado el 14 de noviembre del 2020. La diócesis local abarca un territorio de casi 2 millones de habitantes y reúne a una comunidad de 7.500 creyentes.
En una carta dirigida a la diócesis, monseñor Lee explica los motivos de su gesto, y aduce “problemas psicológicos y físicos”. “Tras haber orado largamente y con la guía del Espíritu Santo, humildemente acepto que tengo un grave problema de salud”, escribió. El obispo explicó que decidió presentar su renuncia “por el bien de la diócesis”. Agradeciendo a todos por el amor, el afecto y el acompañamiento, el prelado pidió comprensión y oraciones por él. Explicó que al no tener que hacerse cargo del ministerio episcopal, podrá organizar las consultas médicas y tratamientos que necesita realizar.
En cuanto al camino de la diócesis, señaló que “toca afrontar con valentía, y con el compromiso de todos” algunos problemas: la evangelización, la educación en la fe -de la familia y los jóvenes. “A través de la oración y la lectura”, continúa la carta, “comprendo mejor lo que San Pablo dice en la Carta a los Romanos (12, 2): ‘No se conformen a la mentalidad de este mundo, sino más bien transfórmense renovando su mente, para poder discernir la voluntad de Dios, lo bueno, lo que es agradable a Él, lo perfecto’. Que el Señor los bendiga. Que Él haga pasar la pandemia, dé la salvación a los muertos, la salud a los enfermos, y trabajo para todos. Rezo también por los sacerdotes que son víctimas de la presión».
En el momento de su nombramiento, la insólita historia de Mons. Lee fue noticia: hijo de refugiados que llegaron a Taiwán en 1950 -una familia con muchos hijos y dificultades económicas- fue confiado a una familia Lee del mismo pueblo. Sin embargo, más tarde la familia Lee también tuvo muchas dificultades y fue adoptado por la familia Huang. Se hizo sacerdote y, gracias a su experiencia, se dedicó especialmente a los niños y jóvenes marginados.
Tainan, Taiwán.
AsiaNews.