Esta mañana de sábado, la Santa Sede hizo un anuncio sin aspavientos: «la renuncia al cuidado pastoral de la diócesis de Osnabrück (Alemania) presentada por monseñor Franz-Josef Bode». Así. Sin más.
Sin embargo, el anuncio tiene trascendencia, porque monseñor Bode no solamente se manifestó en favor de todas las propuestas por LGBTIQ que ha adoptado el sinodalismo alemán, sino que puso en práctica las medidas.
Tan es así que semanas atrás anunció oficialmente que «Nuevas celebraciones de bendiciones para matrimonios, bautizos también por parte de laicos y mujeres y hombres que predican en Misa: estas son tres de las consecuencias concretas que las resoluciones del camino sinodal de la Iglesia católica en Alemania tendrán para la diócesis de Osnabrück».
Pero además, en diciembre pasado, el mismo obispo también adquirió notoriedad, al ser denunciado por mal manejo de casos de abuso sexual en la diócesis a su cargo.
«La Stampa» de hoy, sábado 25 de marzo, resume la más reciente actividad revolucionaria del ahora ex obispo Hode:
«En mayo de 2019, Bode dijo que podía imaginar sacerdotes con familias y trabajos civiles junto a sacerdotes célibes. En noviembre de 2019, Bode dijo que podía imaginar mujeres presidiendo la Eucaristía en su diócesis en los próximos años, pero no consideró que fuera una perspectiva realista, ya que la doctrina de la Iglesia y el derecho canónico lo contradecían. Sin embargo, estaba decidido, por ejemplo, con respecto al diaconado de mujeres, a «explotar todo lo que es posible para las mujeres ahora y en el futuro cercano». En la diócesis de Osnabrück, una mujer fue contratada por primera vez en 2019 como «empleada parroquial» con funciones directivas y ejecutivas en una parroquia. En diciembre de 2021, Bode expresó su apoyo a las necesidades de reforma del camino sinodal.»
Hoy, sin embargo, se va. Ha dejado de ser obispo.
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Monseñor Bode fue empoderado por los herético-cismáticos sinodalistas al ser designado vice presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania.
Y apenas el 16 de este mismo mes de marzo, se había ufanado en anunciar que «a todas las parejas de nuestra diócesis que no pueden o no quieren casarse en una iglesia, pero que aún quieren que su relación sea bendecida por la iglesia, a contactarnos».
«Las parejas homosexuales o las parejas que se han vuelto a casar y se han divorciado pueden comunicarse con los trabajadores pastorales locales, pero también pueden comunicarse directamente con la diócesis. Con el fin de dar una expresión estructural al reconocimiento de la diversidad de género por parte de la iglesia, recientemente se estableció en la diócesis una nueva oficina para el trabajo pastoral queer»
Hoy, sin embargo, desaparece. «Renunció».
AGENCIA CATÓLICA DE NOTICIAS.