“Renuevo mi compromiso de amor y fidelidad…como si fuera el primer día de mi ordenación sacerdotal”: obispo Francisco Moreno Barrón.

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“Nunca olvidaré aquella mañana en que Dios a través de mi mamá me llamó al sacerdocio, bastó una discreta pregunta: Hijo, ¿te gustaría ser sacerdote?”

Elevando nuestra gratitud por el don del sacerdocio de nuestro Sr. Arz. Dn. Francisco Moreno Barrón hacemos memoria de su testimonio de llamada vocacional en este XLII  Aniversario Sacerdotal.

“Un 25 de febrero de 1979 ante el S.E. Arzobispo de Morelia Don Estanislao Alcaraz Figueroa hice mis promesas sacerdotales y él me hizo sacerdote en el orden de los presbíteros. Todavía resuena en mi interior el repique jubiloso de las campanas de la Catedral de Morelia con sonido festivo de aquella ordenación presbiteral…”

“Nunca olvidaré aquella mañana en que Dios a través de mi mamá me llamó al sacerdocio, bastó una discreta pregunta: Hijo, ¿te gustaría ser sacerdote? Sorprendido y con emoción le respondí inmediatamente que “sí” era apenas un niño de 12 años de edad, pero lo tomé muy enserio”.

“…Esta la misericordia y la llamada siempre nueva del Señor,…este aniversario de mi ordenación sacerdotal, sigue escribiendo la historia de la llamada del Señor y escribe en la vida la historia de nuestra salvación”.

“Fui comprendiendo como el apóstol que en el sacerdocio todo es obra y gracia de Dios en nosotros, Él nos forjó del barro, barro somos y estamos revestidos de fragilidad, a pesar de nuestras infidelidades Él no se arrepiente de su elección”.

“Por ello, para vivir auténticamente el ministerio que se me ha confiado, el sacerdote necesita haber experimentado en carne propia el amor misericordioso de Dios, solo así podrá predicar y llevar a sus hermanos al encuentro con Jesucristo”.

“Como sacerdote llevo en mis manos un tesoro muy hermoso, pero consciente de que está en vasija de barro, “somos pecadores y específicamente como sacerdotes el Señor nos ha perdonado”. Por eso nuestro proceso de conversión ha de ser continuo y por eso nos atrevemos a celebrar los Sagrados Misterios”.

“El Señor nos hace dignos con su gracia de ser sacerdotes y hemos de corresponderle diariamente”.

“Qué maravillosa es la vida sacerdotal, un camino sacerdotal para la plena realización en el amor”.

“Contemplo estos años de historia de la salvación de los que Dios me ha colmado de su amor y de su predilección y mi corazón se llena de gratitud hacia él y hacia la Iglesia, desde mi pobreza le suplico a Jesús que me muestre su rostro misericordioso y perdone todos mis pecados para renovar en el don de la Eucaristía, mi compromiso de amor y fidelidad ante ustedes que son la Iglesia y comenzar de nuevo mi camino con ilusión y entusiasmo como si fuera el primer día de mi ordenación sacerdotal”.

 

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