Reflexión. Los miserables infieles

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“¿Qué clase de hombres más acreedores a nuestra ayuda fraternal que los infieles, quienes, desconocedores de Dios y presa de la ceguera y de las pasiones desordenadas, yacen en la más abyecta servidumbre del demonio?” (1)… Con estas clarísimas palabras el Papa Benedicto XV hablaba de los pobres paganos, es decir, de todas aquellas personas que aun no tuvieron la gracia de escuchar la sagrada predicación de la Fe católica y recibir las aguas del Santo Bautismo.

Como enseña la Iglesia, hay tres tipos de apostolado: la Misión Ad Gentes, la Nueva Evangelización y la Atención Pastoral de los fieles. La Misión Ad Gentes es la Misión que busca la conversión de los paganos. Los paganos son todos aquellos que aun no recibieron el anuncio de la Fe. Aclaremos que el que ya recibió la Fe pero la rechazó, no es pagano sino apóstata –a ellos se dirige la llamada “Nueva Evangelización”, pero no la Misión Ad Gentes-. ¿Y cómo se llama la atención espiritual dirigida a los fieles? Esa es la “Atención Pastoral de los fieles”. Ahora bien, es muy bueno que nosotros cooperemos a fin de lograr la conversión de los paganos o infieles. Podemos cooperar, por ejemplo, rezando, dando limosna u ofreciendo penitencias y sacrificios por la conversión de los pobres paganos.

Infieles, gentiles, o paganos no son palabras despectivas, sino descriptivas y están destinadas a despertar la auténtica compasión cristiana. Son descriptivas porque evocan la peculiar condición de aquel que aun no recibió el anuncio de Jesucristo. Son palabras que mueven a la verdadera compasión porque evocan una situación penosa y miserable (2). El pagano, por más que tenga buena intención y sea culto y naturalmente virtuoso, es una persona que vive en una situación lamentable ya que aun ignora al único Salvador de toda la Humanidad, nuestro Señor Jesucristo, el único que tiene palabras de Vida Eterna. Por esto, S.S. Pío XI enseña que no hay nadie más pobre que los paganos, como se lee en su Encíclica Rerum Ecclesiae: “nadie debe ser tenido por tan pobre y desnudo, nadie por tan débil, hambriento y sediento, como el que carece del conocimiento y de la gracia de Dios” (3). Ahora que tanto se habla de ayudar a los pobres, es bueno que recordemos que los más pobres son precisamente los paganos.

Ahora bien, es Cristo quien llama a algunos a dejarlo todo por Él y hacerse misioneros para convertir a los paganos. Es Jesús, en efecto, el que nos da el mandato misionero: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo » (Mt XXVIII, 19). Pero, los demás que no son misioneros, en sentido estricto de la palabra, están llamados a ayudar a los Misioneros, para que los Misioneros puedan convertir a los pobres paganos.

Terminemos, recordando el llamamiento papal a llevar la Palabra de Dios «a las “periferias”, especialmente a aquellas que aún no han tenido la oportunidad de conocer a Cristo» (4).

Pidamos a la Virgen Sacrosanta, Madre de Dios y Madre nuestra, que la Iglesia mande misioneros  a convertir todos los pueblos paganos a la Santa Fe Católica, la única verdadera, sin la cual no hay salvación. Amén.

Con información de InfoCatólica/Padre Federico

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