Rebanacuellos «moderados»

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Repugna, entristece y desalienta el alborozo con que los medios de cretinización de masas celebran la caída de Siria en manos de rebanacuellos sufragados por Occidente, aprovechando que los principales aliados de Al Assad están debilitados militarmente.

Los panolis incapacitados para el pensamiento complejo siempre aducen que Al Assad era un déspota cruel que encarcelaba y torturaba a sus opositores, como si tales opositores les importasen un comino. Pero, de ser tal cosa cierta, Al Assad no se distinguiría ni un ápice de las decenas de tiranos sostenidos por Occidente (empezando, por supuesto, por nuestro vecino Mujamé); en cambio, Al Assad se distinguía de todos ellos por proteger activamente a los cristianos.

La Siria de Al Assad –al igual que antes el Irak de Sadam Hussein o la Libia de Gadafi– era un bastión de resistencia frente al extremismo islamista y uno de los pocos países islámicos donde la fe cristiana era benévolamente acogida.

Curiosamente son siempre estos países donde los cristianos son tolerados o incluso protegidos los que acaban albergando ‘revoluciones’ –en realidad operaciones diseñadas y sufragadas por el anglosionismo– que se saldan siempre del mismo modo, con los cristianos salvajemente martirizados o condenados a la diáspora.

Las bandas de mercenarios yihadistas que han depuesto a Al Assad no anhelan la democracia ni parecidas zarandajas, sino la restauración de la ‘umma’ o comunidad de los mahometanos, que por supuesto se logrará mediante la persecución a sangre y fuego de los ‘infieles’; o sea, de los cristianos que hoy se han quedado a merced de los rebanacuellos que pronto llenarán los remolques de sus camiones con las cabezas de sus víctimas, como si fueran una cosecha de melones.

Repugna, entristece y desalienta que los medios de cretinización de masas occidentales presenten a estas hienas como ‘rebeldes’ moderados que luchan por la libertad de su pueblo. Lo mismo hicieron antaño con otras bandas de yihadistas patrocinadas por la CIA, incluida la jarca del mismísimo Bin Laden, a quien se presentaba como un «guerrillero antisoviético» y «apóstol de la paz».

Hoy Siria se convierte en una nueva Libia, un estado fallido cuyos recursos serán rapiñados por los patrocinadores del golpe; y donde las masacres de cristianos se convertirán en fatigosa rutina.

Pero mañana estas hienas volverán a atentar contra Occidente, utilizando las armas y los explosivos con que Occidente los ha provisto; y entonces los medios de cretinización de masas se dedicarán a llorar sobre la leche derramada, clamando grotescamente contra el «terrorismo islamista» que antes jalearon y exaltaron.

Esta alianza execrable entre el islamismo y sus patrocinadores occidentales nos recuerda cada vez más aquel pasaje del Apocalipsis donde se nos narra la visión de la Bestia de la Tierra y la Bestia del Mar.

Pero la gente, entretenida por los medios de cretinización de masas, ya no lee el Apocalipsis.

Por JUAN MANUEL DE PRADA.

ABC/KI

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