En la «Cueva del Terror» los arqueólogos hallaron pergaminos bíblicos que datan de hace 2.000 años. Pertenecen al Libro de los Profetas Menores y están escritos en griego, pero el nombre de Dios está en hebreo antiguo. Director del Museo Franciscano de Tierra Santa: «Es un testimonio de la difusión de la traducción griega en los círculos judíos». Hallaron monedas antiguas y un esqueleto momificado de 6.000 años de antigüedad.
Según la Autoridad de Antigüedades de Israel (AIA), un fragmento perteneciente a los libros de dos profetas, Zacarías y Nahum, llevaba la siguiente inscripción: «Estas son las cosas que deben hacer: decirse la verdad, practicar la justicia verdadera y perfecta en vuestras puertas. Y no inventar maldades para atacarse entre sí, no amar el perjurio, porque son todas esas cosas las que yo odio – dice el Señor». Cabe remarcar que si bien la escritura está en griego, el nombre de Dios está en hebreo antiguo.
No muy lejos de allí, los arqueólogos también recuperaron cartas del caudillo judío Shimon Bar Kokhba, que dirigió la rebelión contra el emperador Adriano en el año 132 d.C. Además, encontraron algunas monedas de la época, un peine de madera (con restos milenarios de un piojo) y la suela de una sandalia. Según las primeras reconstrucciones, el objeto lo llevaba un niño judío, hijo de los rebeldes. En el exterior de la cueva se encontró el esqueleto momificado de una niña que vivió hace al menos 6.000 años. El esqueleto está bien conservado, gracias al clima seco y a la forma del suelo. Junto al cuerpo, hallaron un cesto de aproximadamente 10.000 años de antigüedad.
“Las cuevas del desierto», dice el P. Alliata, «han sido objeto de muchas investigaciones desde los descubrimientos de Qumrán». “A menudo, se trata de hallazgos que realizan los beduinos, con la intención de obtener dinero a través de la venta de este material. También nosotros, por ejemplo, tenemos en nuestro museo fragmentos de una carta en hebreo/arameo en la que se declara la recepción de un préstamo de dinero». Profundizando en el reciente descubrimiento, el clérigo explica que «los arqueólogos israelíes han intentado investigar sistemáticamente todas las cuevas del wadi», especialmente «las que pertenecen a la zona que fue ocupada luego de la ‘Guerra de los Seis Días’».
La novedad, ahora, es el descubrimiento de algunos fragmentos de manuscritos bíblicos, en este caso de profetas ‘menores’. “Los textos», dice, «dan testimonio de la difusión de la traducción griega en los círculos judíos, en la época de la segunda revuelta (también conocida como la revuelta de Bar Kokhba), es decir, en las primeras décadas del siglo II de nuestra era. Por supuesto, los resultados finales sólo se conocerán tras la publicación que seguirá a su estudio científico, lo que está garantizado por el carácter oficial del descubrimiento. Y esto es, sin duda, un aspecto positivo».
En el año 2017 se puso en marcha un proyecto para estudiar y explorar más de 400 cuevas presentes en la zona. Se trata de un área extensa, de unos 80 km, en la que los ladrones de objetos y piezas antiguas saquearon parte del patrimonio conservado en su interior. Es una operación compleja, porque la mayoría de los recovecos terminan en muros rocosos a los que solo es posible acceder mediante cuerdas y acrobacias, combinadas con el uso de drones.
La «Cueva del Horror» debe su nombre a un descubrimiento en la década de 1960: allí se encontraron los esqueletos de unos treinta combatientes de Bar Kokhba, que murieron de penurias bajo el asedio de los soldados romanos acampados en una colina cercana para impedirles escapar. Fuera de la cantera, detrás de una losa, encontraron el esqueleto momificado de una niña de entre seis y doce años, en posición fetal, que había estado oculto durante unos 6.000 años. La niña había sido enterrada en un nicho, y cubierta con un tejido que se conservó pese al paso del tiempo. Para los expertos se trata de uno de los descubrimientos más importantes para la arqueología de las últimas décadas, desde el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto entre 1947 y 1956. Sin embargo, queda mucho por explorar en la zona y es posible que surjan otras maravillas en un futuro próximo.
Jerusalén.
AsiaNews.