Sábado 30 de noviembre. Fiesta de San Andrés, el apóstol
• Is 49, 1-6 • Sal 19 • Rom 10, 9-18 • Mt 4, 18-22
Al pasar Jesús por el mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, que se llamaba Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y él les dijo: “Seguidme y os haré pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron sus redes y lo siguieron. Y al pasar de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, y su padre Zebedeo, remendando sus redes en una barca. Él también los llamó. E inmediatamente dejaron la barca y a su padre y le siguieron.
En el día del santo Andrés, recordamos su vocación y la de otros discípulos. Jesús visita regiones paganas y judías. Observa y penetra el corazón de las personas.
Los primeros discípulos probablemente ya conocían a Jesús o al menos habían oído hablar de él. Ciertamente no seguirían a un extraño. Quizás ya habían buscado a un rabino, pero no lo habían encontrado.
Lo reconocieron en Jesús de Nazaret. Andrés, Pedro y los demás apóstoles eran personas sencillas, sin mucha educación, pero Jesús vio algo en ellos. Y quería que lo siguieran.
Él mismo los eligió, llegó a ellos primero.
Para Él no serán meros oyentes, sino colaboradores activos.
Aprenderán mucho de Él y adoptarán Su manera de pensar y actuar. No inmediatamente, sino más tarde: después de Su pasión, muerte y resurrección.
Hermano y hermana, quizás Jesús también os esté llamando a vosotros.
Quizás Él quiera que lo sigas en la vida consagrada como monje o sacerdote.
Quizás Él quiera que le dediques tu vida tal como es ahora y en el lugar en el que te encuentras ahora: como madre, padre, hijo, hija, empleado, jefe…
El caso es que eres su discípulo, Pregunta: ¿quieres imitarlo o quieres seguirlo?
«Vive el Evangelio»
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