¿Quién crees que es mejor psicólogo, Jesús o yo?

Psic. Octavio Escobar
Psic. Octavio Escobar

La psicología nos ha enseñado que somos el resultado de las situaciones que nos han marcado en el pasado, en especial en la infancia y los primeros años, donde el cerebro es una esponja que lo absorbe todo. En respuesta a eso, los psicólogos han diseñado varios métodos para conocer los elementos de la conciencia que causan algunas dolencias emocionales, tales como la ansiedad o la depresión. Sin embargo, reconocer los eventos traumáticos de un individuo está limitado por su memoria y lo que su conciencia le permite procesar. Es por esto que en muchos casos, como mecanismo de autoprotección, olvidamos ciertos acontecimientos que marcaron negativamente nuestras vidas para evitar sufrir.

Esta conducta protectora del cerebro, si bien ha sido diseñada evolutivamente como un elemento de autopreservación, puede provocarnos múltiples problemas si no tratamos la causa correctamente. Por ejemplo, si un niño se cae de un caballo, probablemente no quiera volver a subirse a cabalgar. Esto está bien de algún modo, ya que el cerebro está protegiendo la integridad de este niño. Sin embargo, cuando esta persona es adulta y le tiene miedo a manejar un vehículo, deja de ser útil esta protección del cerebro y se convierte en un problema.

Lo mismo ocurre con el resto de las emociones. Por ejemplo, cuando un niño es golpeado repetidamente por alguno de sus padres, éste aprende a ser invisible para evitar ser castigado. Esta conducta protectora que ayudó al niño a escapar de una golpiza en la niñez, no es útil en la edad adulta si esta persona quiere desarrollarse plenamente.

 

Los límites de la conciencia

Mirar al pasado en terapia psicológica no es una tarea fácil. Primero, porque requiere de mucha concentración y energía y segundo porque muchas veces lo que se encuentra en la memoria no es placentero y puede abrir heridas que han sido tapadas para no ser recordadas jamás. Es por eso que en este camino de búsqueda de memorias ocultas, he diseñado un proceso psicológico en el que Jesús es la luz con la que el paciente transita este sendero oscuro, con el fin de identificar las causas de sus padecimientos actuales en compañía del amor que nunca falla.

Lo que se encuentra en la memoria puede ser doloroso y oscuro, es por eso que a mi modo de ver, la psicología tradicional se queda corta ya que en un proceso psicológico tradicional el paciente transita esta búsqueda prácticamente solo en cada sesión, acompañado únicamente por un terapeuta. Es ahí donde estoy convencido de que Dios es la luz en la que cualquier persona puede confiar ya que está ahí, no solo en la hora que dura la consulta, sino en toda la vida del paciente.

Este concepto es muy importante ya que si una persona sufre de insomnio o tiene pensamientos suicidas, el terapeuta no puede contener el 100% del tiempo a sus pacientes. Es ahí donde Jesús y María tienen un rol preponderante en la terapia psicológica católica.

 

Ir un paso más allá

Ir al psicólogo una vez a la semana es bueno, pero lo mejor sería ir todos los días. Sin embargo, por más bueno que sea el psicólogo no puede estar todo el tiempo como sólo Dios lo puede hacer. Tal vez no somos conscientes, pero todo el cielo, la corte celestial, los santos, el ángel de la guarda, las almas del purgatorio, los fieles que oran intercediendo, trabajan incansablemente para nuestro bienestar y es ahí donde tenemos que hacer foco. Es por esta razón que he creado el Diplomado Católico en Sanación Interior, en el que los alumnos oran a diario con un modelo evangélico y eclesial, para que encuentren en Cristo la luz que necesitan y así sanar las heridas emocionales de su infancia.

En este proceso de terapia psicológica y espiritual en el que Cristo es la clave, tenemos alumnos de todas las edades y nacionalidades, incluidos más de 980 sacerdotes y 250 religiosas consagradas, que han encontrado grandes frutos al conocer las heridas que los limitan para vivir libremente.

Por eso, quiero invitarte hoy a que conozcas este programa y a que inicies esta aventura en donde Jesús se convertirá en tu compañía incondicional, para que camines cualquier sendero con su luz que nunca se apaga.

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Psicólogo Clínico de Colombia