Que se disculpe Obrador por Ley Calles que violó libertad religiosa: Mons. Alba Díaz

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El presidente Andrés Manuel López Obrador debe pedir perdón por los asesinatos y persecución a la Iglesia en la década de 1920, que cobró la vida de al menos 40 sacerdotes, y dejar de suplicar disculpas al cuadro católico y gobierno de España por la Conquista de México en 1521.

Así lo exigió Mons. Miguel Ángel Alba Díaz, Obispo de la diócesis de La Paz en baja California, al tiempo de que estableció que priva un ambiente de hartazgo por su política de dividir a la sociedad; asimismo, reaccionó a las reiteradas demandas del ejecutivo federal, que involucran el hecho de que su esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, visitara recientemente al Papa Francisco, -el 10 de octubre para repetir la solicitud-.

En ocasión de ese acercamiento, el Gobierno de México solicitó el préstamo de varios documentos preciosos de la Biblioteca Vaticana con el objeto de exhibirlos el próximo año, durante una conmemoración del trágico encuentro de los aztecas y españoles en Tenochtitlan -hoy Ciudad de México-.

Sobre esa reunión entre Gutiérrez Müller y el pontífice, en su homilía resaltó: «También invitaría al gobierno de la nación a pedir perdón por hechos más recientes, por la ley, la Constitución de 1917 y la Ley Calles, que violaron la libertad religiosa del 90% de la población, de sus propios ciudadanos y de los cristianos forzados a la clandestinidad «.

Opresión marxista: guerra cristera

Por información que se recopiló del portal: ChurchMilitant.com, el conflicto entre la Iglesia católica y el gobierno mexicano, data de años antes de la Revolución de 1910-1920 hasta la década de 1860, cuando el presidente Benito Juárez, -desde 8 de diciembre de 1857 al 18 de julio de 1872-, se apoderó de las propiedades de la Iglesia.

Fue durante la Guerra Cristera (1926-1929) cuando los católicos tomaron las armas contra el presidente Plutarco Elías Calles.

El Dato:

Entre 1926 y 1934, al menos 40 sacerdotes fueron asesinados.

Las medidas anticatólicas que hizo cumplir, -Elías Calles-, incluyeron el asesinato de sacerdotes, la destrucción de iglesias y la matanza de católicos antigubernamentales, incluidos niños. 

Los rebeldes contra el gobierno se hicieron conocidos como cristeros por su grito de batalla: «¡Viva Cristo Rey!»

En dicha homilía, Mons. Alba Díaz continuó diciendo que la disculpa del mandatario federal debe versar “para todos los asesinados sumariamente por las autoridades durante la Cristiada (…), porque muchos rebeldes mexicanos contra esa ley injusta tomaron las armas y provocaron una guerra que dejó mucha sangre y mucha pobreza.

“¡No volvamos al 1500; esto sucedió en 1900! ¡Que sí tenemos que pedir perdón!”, exclamó.

En ese contexto, el Obispo recordó las palabras de San Pablo a los Gálatas:

«No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer. Porque todos sois uno en Cristo Jesús».

Ve Obispo un hartazgo por su persistente política discursiva para dividir

Aclaró que “cualquiera que cause divisiones: ricos y pobres, burgueses y chairos, es del Diablo. A quien le guste dividir, quien promueva el principio de ‘divide y vencerás’, ese es el significado de la palabra ‘diablo’, el que divide, causa conflicto, que enfrenta a mujeres contra hombres”, ejemplificó: “la revuelta feminista, pobres contra ricos y la Revolución marxista (…)”. Debemos pensar en la unidad hoy, y para eso debemos buscar la reconciliación; en lugar de mirar al pasado, mira al futuro.

El Contexto:

La Revolución, que comenzó en 1910, condujo al derrocamiento del presidente Porfirio Díaz.  Miles de mexicanos fueron barridos en una guerra brutal junto a varios caciques revolucionarios, como Francisco «Pancho» Villa, Plutarco Elías Calles, Venustiano Carranza y Emiliano Zapata. La facción constitucionalista de Carranza se volvió dominante, lo que resultó en la promulgación de la Constitución de 1917.

En un análisis connotativo, la carta incorporó preceptos marxistas y duplicó las restricciones a la Iglesia Católica que datan de la Constitución del país de 1857, en los artículos 3, 5, 24, 27 y 130, los cuales limitan el papel de la Iglesia en México. 

  • Por ejemplo, el artículo 3 prohibía toda instrucción religiosa en las escuelas públicas y privadas, así como prohibir a los ministros de religión ayudar a los pobres, evangelizar o incluso participar en investigaciones científicas. Además, todas las casas de culto pasaron a ser propiedad del gobierno
  • Fue el artículo 130 el que más consternación causó a los jerarcas católicos. El artículo 130 niega todo estatus legal a la Iglesia mientras limita el número de ministros de religión y prohíbe a todos los ministros de religión nacidos en el extranjero. A los sacerdotes se les negó el derecho de reunión, el derecho al voto y el derecho a la libertad de expresión. Se prohibió a las publicaciones religiosas criticar al gobierno. Sin embargo, el artículo se aplicó de manera irregular en el país

En 1926, el presidente Calles aprobó una ley que aplicaba específicamente las disposiciones del artículo 130; esto incluía sanciones para los sacerdotes y otras personas que violaran el artículo 130. El uso de vestimenta clerical, por ejemplo, se castigaba con una multa de 500 pesos (aproximadamente 250 dólares en dinero estadounidense de la época). Cualquier sacerdote que se atreviera a criticar al gobierno podía ser encarcelado por cinco años, mientras que algunos estados promulgaban leyes más severas. Por ejemplo, el gobierno del estado de Chihuahua permitió que solo un sacerdote sirviera a los católicos allí. Calles se apoderó de las propiedades de la Iglesia, cerró monasterios, escuelas religiosas y conventos y expulsó a los sacerdotes extranjeros.

Misa Coalcomán, 1928

En agosto de 1926, los obispos de México suspendieron todo el culto público y respaldaron un boicot al transporte público y al entretenimiento. Los católicos se negaron a trabajar en las escuelas públicas. Liderados por grupos como la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa y Caballeros de Colón, fervientes campesinos católicos se  reunieron detrás del estandarte de la Virgen de Guadalupe y  se levantaron en armas contra el gobierno, especialmente en la región central y occidental. El enfrentamiento con las tropas gubernamentales duró hasta 1929 con una tregua negociada por Estados Unidos. Los obispos católicos, con el apoyo del Vaticano, finalizaron su apoyo a la Rebeldes cristeros, aun cuando la persecución de los católicos por parte del gobierno continuó hasta bien entrada la década de 1940.

Entre 1926 y 1934, al menos 40 sacerdotes fueron asesinados. Si bien México había contado una vez con 4.500 sacerdotes antes de la Guerra Cristera, en 1934 el gobierno solo permitió a 334 servir a una población de 15 millones de personas. De hecho, en 1935, había 17 estados donde no había sacerdotes. No fue hasta 1938 que se derogó la Ley Calles. Sin embargo, muchas restricciones oficiales y no oficiales de la Iglesia y los clérigos continuaron hasta las reformas de la década de 1990.

La rebelión católica contra el gobierno de México produjo numerosos mártires. Entre ellos se encontraba el Beato José Ramón Miguel Pro, un sacerdote que eludió a las autoridades usando disfraces y casas seguras hasta que fue arrestado por cargos falsos de intento de asesinato. Negado un juicio, el P. Pro se enfrentó a un pelotón de fusilamiento en la Ciudad de México en 1927. Antes de ser fusilado, profesó su inocencia y bendijo a sus verdugos. Alzando los brazos imitando al Cristo crucificado, gritó «¡Viva Cristo Rey!» (¡Viva Cristo Rey!), El grito de batalla de los rebeldes católicos. Cuando la descarga del pelotón de fusilamiento no logró matarlo, un oficial le disparó a quemarropa mientras el fotógrafo oficial del presidente Calles grababa el evento para la posteridad.

El primer mártir del XX en la Cristiada a ser declarado santo es José Sánchez del Río, un niño de 14 años de edad. Testigos en 1929 vieron que las tropas mexicanas lo torturaron brutalmente en el camino a un cementerio mientras lloraba y oraba.  En una tumba ya preparada para él, sus torturadores lo apuñalaron y ahorcaron. Cuando le preguntaron qué quería se les dijera a sus padres, respondió: “¡Viva Cristo Rey! ¡Diles que los veré en el cielo! » Posteriormente recibió un disparo en la cabeza.  Su terrible experiencia fue retratada en la película de Hollywood For Greater Glory.

(Con extractos de: ChurchMilitant.com)

Es imprecisa la solicitud que AMLO hace al Papa por excomunión a sacerdotes insurgentes: P. Valdemar

Es deber del presidente Andrés Manuel López Obrador rectificar sobre la solicitud de que el Papa Francisco haga un reconocimiento, -que entiende como una petición de perdón-, por la excomunión impuesta a los sacerdotes insurgentes, pues fue justa según las leyes eclesiásticas y levantada al momento de su fusilamiento.

Así lo estableció el Padre Hugo Valdemar, exdirector de comunicación del arzobispado de México y fundador de la Agencia Católica de Noticias (ACN), al tiempo que desmenuzó una parte de la Historia de México para llegar a dicha concusión.

“Si bien es cierto que ambos curas fueron excomulgados y fue válido el decreto de excomunión, también lo es que no murieron excomulgados, pues en peligro de muerte, la pena podía ser retirada a fin de recibir la absolución de sus pecados y morir en la gracia de Dios, como sucedió con ambos sacerdotes”,

detalló.

Adicionalmente, aclaró que “tan cierto es que murieron en el seno de la Iglesia que fueron sepultados en terreno sagrado, lo cual era imposible en aquella época para un excomulgado”.

En una editorial publicada en ContraRéplica y replicada en ACN, de su autoría, el P. Valdemar recordó que el pasado 30 de septiembre, López Obrador volvió a insistir en que el papa Francisco se pronuncie en el caso de México; se cita:

«Sería un gesto de mucha sensibilidad el que se hiciera una referencia y un reconocimiento, tanto al cura Hidalgo como al cura Morelos, pero si esto no sucediera no tendríamos nosotros motivo para la confrontación, el cuestionamiento»,

declaró el ejecutivo federal.

Además, AMLO no descartó que el gobierno de España y el Papa Francisco ofrezcan disculpas y “en un cambio de actitud, con humildad”, ‘pidan perdón por los abusos cometidos’ durante la conquista de México.

En Palacio Nacional, el mandatario señaló que no busca el debate con la Iglesia católica acerca de que si se excomulgó al cura Miguel Hidalgo por iniciar la lucha independentista -ya que- “es un hecho de que fue juzgado, y es para nosotros el Padre de nuestra Patria”.

El P. Valdemar, coincidió con AMLO en esa última parte de sus dichos y complementó que “sería un gesto de mucha sensibilidad que se hiciera una referencia y un reconocimiento tanto al cura Hidalgo como al cura Morelos”.

“Efectivamente, los hechos históricos sobre la excomunión de los padres de la Patria, los curas Hidalgo y Morelos, están demostrados. La discusión sobre la validez de la excomunión hecha por el obispo electo de Michoacán Manuel Abad y Queipo quedó ratificada por una comisión de historiadores que en 1953 creó el entonces arzobispo de México, don Luís María Martínez. Así pues, la excomunión, el juicio y ejecución de los sacerdotes héroes de la Independencia de México son una realidad documentada”,

enfatizó.

Sin embargo, -puntualizó-, que los curas Hidalgo y Morelos no fueron excomulgados por ser los iniciadores del movimiento de independencia, nunca en los documentos del juicio se pone como causa de excomunión su insurgencia, sino crímenes que ameritaban la excomunión como el atentado a la vida de religiosos y sacerdotes, ordenados por ellos, lo que los hacía merecedores de esa máxima pena.

En cuanto al reconocimiento que pide de ambos sacerdotes, subrayó que “la Iglesia lo ha hecho al menos en dos ocasiones muy solemnes. La primera fue el 18 de agosto de 1823, cuando se exhumaron sus restos, después el 15 de septiembre, se llevaron a la Colegiata de Guadalupe, partieron el 17 en una gran procesión por toda la ciudad hasta llegar a la Catedral, donde se cantó una solemne vigilia y luego se celebró una misa”.

Posteriormente, sostuvo que “después de la ceremonia religiosa, los huesos de los héroes fueron depositados al pie del altar de los Reyes, y el 12 de septiembre de 1985, con motivo de los 175 años del grito de Dolores, el arzobispo de México Ernesto Corripio Ahumada, con asistencia de 31 obispos y 122 sacerdotes, reconoció y alabó en su homilía al padre de la patria. Con esta explicación histórica concluimos que la petición del Presidente parte de un prejuicio y una confusión histórica y carece de todo sentido”.

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