¿Qué hacemos con el tiempo que Dios nos regala?

Psic. Octavio Escobar
Psic. Octavio Escobar

Gracias a nuestro intelecto y nuestra lógica, todos sabemos que tenemos una vida y que nuestro tiempo es limitado. De eso no cabe duda. Sin embargo, nuestro cerebro no es consciente del transcurrir del tiempo, simplemente porque desde el momento en que nacimos hemos despertado cada mañana con un nuevo día por delante sin ninguna certeza de que será el último.

Si bien hemos visto cómo nuestros familiares y antepasados han muerto, no hemos comprendido más que desde la lógica de nuestra razón que la vida tiene un fin y que algún día no estaremos más. Pero realmente nunca hemos experimentado la muerte en carne propia y esta falta de experiencia nos hace sentir la ilusión que nunca moriremos, ya que hemos vivido desde el principio de nuestras vidas y es imposible experimentar el dejar de existir.

Si bien, muchas personas han visto la muerte más que otras y tienen más noción de lo finita de nuestra existencia, para la gran mayoría la muerte es algo impalpable o incluso inaceptable. Sin ir más lejos, cada vez que muere un ser querido podemos sentir que no era su tiempo o que tenía mucho más por vivir, como si nosotros fuésemos dueños de la verdad en cuanto al tiempo que los demás o nosotros mismos debemos estar en este mundo.

Sin entrar en la discusión de si nuestro tiempo es el correcto o no, tenemos que comprender que nuestra existencia es limitada y tenemos que usar sabiamente el talento universal que Dios nos dio. El tiempo.

Sabemos que Dios nos va a pedir cuentas de los regalos o dones que nos ha dado y tenemos que ser conscientes que nuestras heridas emocionales son las causantes de que no usemos estos dones correctamente. Por ejemplo, una persona que vive llena de dolor a causa de que sufrió algún tipo de agresión en el vientre materno, puede hacerle perder noción de su proyecto de vida y vivir con una pereza constante.

Si bien esta persona no es culpable de haber recibido esta agresión, sí repercute negativamente en su proyecto de vida si su depresión no le permite utilizar su tiempo eficientemente. Por eso es importante que comprendamos que no vamos a cumplir nuestro proyecto de vida ni a usar nuestros talentos, si no sanamos las heridas emocionales de nuestra infancia.

 

¿Qué es y con qué se come?

Si eres de aquellos que nunca escuchó hablar de las heridas emocionales de la infancia, tienes que comprender que todo lo que nos ocurre en nuestra vida nos deja una marca. Entre más jóvenes somos, más profunda es la herida y por ende mayor es la necesidad de la sanación. Sin embargo, la psicología moderna solo puede darnos ciertas pautas para conocer nuestro pasado, pero la psicología católica tiene un sin límite de posibilidades para acercarnos a la santidad. Es así como desarrollé el Diplomado Católico Digital en Sanación Interior, en el que de la mano de la estructura que nos da la ciencia, apoyado por pruebas y técnicas psicológicas, podemos conocer nuestras heridas para que en la fe podamos sanarlas.

Acá no es que yo me sano o el psicólogo me sana y así puedo aprovechar mi tiempo. Acá es, que con las herramientas que Dios nos ha dado y nuestro intelecto, sanamos las heridas de nuestra niñez en Cristo.

Por eso te invito a que hoy tomes acción y NO PIERDAS MÁS EL TIEMPO. Tu vida es única y tienes que vivirla ya. No dejes que aplazar esta decisión te haga perder un año más de vida en el que no desarrollas tus talentos. Envíame tu mensaje al WhatsApp +571 580 6849 y recibe inmediatamente el Inventario de Heridas Emocionales para conocer lo más fuerte que está bloqueando la Misión de tu vida.

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Psicólogo Clínico de Colombia